Xundabé Ediciones 9º y 10º



Al hacer la décima entrega de ésta página, nos encontramos ya en el umbral de un año que ha sido importante para nuestro grupo de escritores, porque durante él, hemos podido aumentar los conocimientos literarios, que de una forma tan decidida y desinteresada han aportado nuestros jóvenes estudiantes que prestan su servicio social estudiantil en nuestro grupo de talleristas. A ellos dedicamos ésta, nuestra última entrega de este año que culmina; ya que a ellos debemos todos los logros obtenidos durante estos últimos doce meses.


Es pues el momento de los balances, que se hacen en la empresa, en el estudio, en la familia o a nivel personal, para determinar que tan bueno y fructífero o que tan malo y negativo fue nuestro desempeño durante los últimos trescientos sesenta y cinco días del año, y es también, el tiempo que dedicamos para hacer los buenos propósitos que realizaremos en el próximo año, del cual esperamos que nos traiga mejores oportunidades, o nos permita realizar nuevos sueños, y fortalecer los que con tanto empeño hemos logrado realizar en éste.


¡GRACIAS JOVENES ALFABETIZADORES POR SU APOYO INCONDICIONAL!

Y es que, hay años tan bellos, que los sentimos pasar por el corazón. Son años cargados de alegrías, de esperanzas. Son años que al recordarlos nos hacen sentir más jóvenes. Son años que no pasan, al contrario, pasan tan rápido que quisiéramos detenerlos, pues en cada vivencia nos encontramos sonrientes, felices. Y este ha sido para nosotros uno de esos años maravillosos que no quisiéramos olvidar nunca.

Pero, hay años que nos hacen sentir sin fuerzas, que nos debilitan y que deseamos que terminen muy pronto. Son años tristes, quizá con marcadas ausencias, quizá con un adiós que quedó grabado a fuego en la memoria, o tal vez con pérdidas tan grandes que hasta,
nos hacen sentir, que estamos perdidos navegando sin rumbo. Son años en los que pesa el dolor, la angustia, y en los que duele el pecho y un nudo nos aprieta la garganta.

Hay años que por ser tan lindos, guardamos como un tesoro el almanaque para recordarlo siempre, porque precisamente, nos han dejado los mejores recuerdos de lo mucho que esperábamos y logramos conseguir con nuestro propio esfuerzo y con entera satisfacción personal o colectiva.

Hay años que preferimos arrancar del almanaque para poder olvidarlo para siempre. La vida no es fácil a veces, cuesta enfrentar el dolor, cuesta mucho decir adiós a quien amamos, cuesta ver en la casa lugares que nunca pensamos que podrían quedar vacíos, cuesta mucho enfrentar la enfermedad y muchas veces nos cuesta aún más volver a comenzar, volver a levantarnos para seguir adelante; nos cuesta mucho despedirnos del lugar que habitamos durante tantos años y que el destino nos llama a dejarlo para continuar en otros lares.

Pero llega un nuevo año, la vida continúa y nunca sabemos qué hay detrás de tantas emociones, de tantos sentimientos, de tantas vivencias. Sólo debemos apostar con fe y esperanza, un futuro mejor y a una vida llena de muchas oportunidades de progreso, de prosperidad, de bienestar personal, familiar, de empresa, de grupos solidarios y de cooperación colectiva.

Por eso levantemos la copa y brindemos, deseando que cada burbuja explote y nos salpique con el verdadero amor de amigos, de padres, hermanos, compañeros de trabajo o de juego; con deseos de paz, felicidad y de todo lo lindo y maravillosos que todos nos merecemos, para seguir viviendo amable y dignamente con nuestros semejantes.

FELICES PASCUAS Y UN PROSPERO Y VENTUROSO AÑO NUEVO, LLENO DE AMOR, DE PAZ Y DE ALEGRÍA!!
SON DESEOS FERVIENTES DE “XUNDABÉ” TALLER DE ESCRITORES, PARA USTED Y TODOS SUS SEGUIDORES Y COLABORADORES.

Experiencia de amor..."dar y recibir"

EXPERIENCIA DE AMOR…
“DAR Y RECIBIR”
(Bernarda de Jesús Serna Cadavid)

En 1977 inicie mi práctica docente con el recuerdo de mis padres, quienes me dieron ejemplos de ayudar a otros y deseos de salir adelante. Encontré niños y familias enteras con vacíos académicos y personales, fue difícil vincular la escuela en sus hogares. Todo me dio pautas para proyectar y transmitir mis diversas habilidades en peluquería, pintura en tela y alfabetización, para que aquellos tuvieran un saber de subsistir y me dieran la oportunidad de conocerlos, compartir y ayudarles, a veces solo escuchando sus dificultades, con la plena seguridad de que al desahogarse aliviaban la carga que les impedía ser felices. Fue en Montebello, Escuela Nueva La Merced, donde inicie mis labores. Después de la jornada, entre 4:30 y 9:00 de la noche, me reunía con los padres que querían aprender. Ellos me ayudaban a ocupar el tiempo, llenar vacíos y sembrar la semilla del saber.

En 1999 fui trasladada al municipio de Girardota, a la vereda San Juan Cojo, institución educativa Olaya Herrera, donde seguí sembrando la semilla del saber y aprendiendo temas de salud mental, maestro líder, prevención de la drogadicción y otros, con el fin de ayudarme y ayudar en diferentes colegios, comunidades y en mi institución. Es de anotar también que las directivas me dieron la oportunidad de capacitarme en educación sexual, y en el programa “aprender jugando” del centro internacional de educación y desarrollo humano (CINDE). Con estos conocimientos planteaba proyectos y los presentaba, y con la ayuda de otras entidades, como Colcerámica o el municipio, que aportaron dineros o espacios, de los rectores y algunos compañeros, y en compañía de los padres de familia comprometidos o necesitados, lograba llevar estos proyectos adelante.

Todo lo anterior no ha sido fácil, a causa del cansancio, el reducido espacio, la acumulación de actividades, el poco cambio en algunos, la critica de mis compañeros que me decían “no se mate tanto, regalada, a usted no le pagan…”etc. pero seguía adelante planeando mejor mi trabajo, evitando preocuparme por pequeñeces, combinando actividades con mi vida personal, como ir a gimnasia, a yoga, aprender a masajear, asistir a grupos de autoayuda, en fin, todo esto fue de gran valor para seguir llevando la semilla.

En cuanto a mi capacitación profesional, obtuve la licenciatura en pedagogía reeducativa e hice un posgrado en gestión curricular, donde encontré pautas para mejorar mi vida personal, mi hogar, mi trabajo, y cambiar mi forma de pensar, de sentir y de actuar. Logré ser tolerante conmigo y con los demás, llené vacíos, logré seguridad y obtuve alegría, paz interior y desprendimiento emocional.

En lo personal, he notado la aceptación de mis compañeros. Algunos me felicitan por mi forma de ser y la ayuda recibida; también los padres de familia, que se sienten orgullosos de ver los cambios en sus hijos y sus hogares, que dejan atrás la pereza, la irresponsabilidad, los gritos, las peleas, y las inseguridades.

Los galardones recibidos como felicitaciones del distrito, botón de oro, placas, incentivos de $10.000.000 para la escuela, de $600.000 para mi, han sido maravillosos motivos de alegría, comprensión, reflexión y fortalecimiento. Estoy segura que cambiando una familia cambia una sociedad, y esto me da motivos para hablar del perdón, de ser positivos y de valorarnos.

Quiero expresar al ser superior, a mis padres, a mis hermanos, a mis hijas, a mis directores, compañeros, estudiantes y comunidad en general, un inmenso agradecimiento por permitirme escalar un peldaño más hacia la realización en el quehacer pedagógico, en este hermoso arte de enseñar, amar, compartir y ser feliz.

Dios los acompañe…..

Cómo instalar amor

COMO INSTALAR AMOR.
(Tomado de reflexiones)

CLIENTE: ¿si? ¿Estoy llamando al departamento de atención al cliente?
EMPLEADO: así es. Buenos días. ¿En que puedo ayudarle?
CLIENTE: estuve revisando mi equipo y encontré un sistema que se llama amor, pero no funciona. ¿Me puedes ayudar con eso?
EMPLEADO: seguro que si. Pero yo no puedo instalárselo; tendrá que instalarlo usted mismo, yo lo oriento por teléfono, ¿le parece?
CLIENTE: si, puedo intentarlo. No se mucho de estas cosas, pero creo que estoy listo para instalarlo ahora. ¿Por donde empiezo?
EMPLEADO: el primer paso es abrir tu CORAZON. ¿Ya lo localizaste?
CLIENTE: si, ya. Pero hay varios programas ejecutándose en este momento. ¿No hay problema para instalar mientras siguen ejecutándose?
EMPLEADO: ¿Cuáles son esos programas?
CLIENTE: déjame ver… tengo DOLORPASADO. EXE, BAJAESTIMAEXE, CORAJE.EXE, y RESENTIMIENTO.COM ejecutándose en este momento.
EMPLEADO: no hay problema. AMOR borrara automáticamente DOLORPASADO.EXE de tu sistema operativo actual. Puede que se quede en tu memoria permanente, pero ya no afectará a otros programas. Además: AMOR eventualmente reemplazara BAJAESTIMA.EXE con un modulo propietario del sistema llamado ALTAESTIMA.EXE. Sin embargo, tienes que apagar completamente los programas enunciados como: CORAJE.EXE y RESENTIMIENTO.COM. Estos programas evitan que AMOR se instale adecuadamente. ¿Los puedes apagar?
CLIENTE: no se como apagarlos. ¿Me puedes decir cómo?
EMPLEADO: con gusto. Ve al menú INICIO e invoca PERDON.EXE. Ejecútalo tantas veces como sea necesario, hasta que CORAJE.EXE y RESENTIMIENTO.COM hayan sido borrados completamente.
CLIENTE: OK…listo. AMOR ha empezado ya a instalarse automáticamente. ¿Es esto normal?
EMPLEADO: si. En breve recibirás un mensaje que dice que AMOR estará activo mientras CORAZON este vigente. ¿Puedes ver ese mensaje?
CLIENTE: si, si lo veo. ¿Ya se termino la instalación?
EMPLEADO: si, pero recuerda que solo tienes el programa base. Necesitas conectarte con otros CORAZONES para poder recibir actualizaciones.
CLIENTE: oh, oh…ya me apareció un mensaje de error. ¿Qué hago?
EMPLEADO: ¿Qué dice el mensaje de error?
CLIENTE: dice “ERROR 412-PROGRAMA NO ACTIVO EN COMPONENTE INTERNO”. ¿Qué significa eso?
EMPLEADO: no te preocupes, ese es problema común. Significa que AMOR esta configurado para ejecutarse en CORAZONES externos, pero no ha sido configurado en tu CORAZON. Es una de esas cosas técnicas complicadas de la programación, pero en terminos no técnicos significa que tienes que “AMAR” a otros.
CLIENE: entonces ¿Que hago?
EMPLEADO: ¿Puedes localizar ahora el directorio llamado “AUTOACEPTACION”?
CLIENTE: si, aquí lo tengo.
EMPLEADO: excelente, aprendes rápido.
CLIENTE: gracias.
EMPLEADO: de nada. Haz “clic” en los siguientes archivos para copiarlos todos en un solo directorio que será MICORAZON: AUTOPERDON.DOC, AUTOESTIMA.TXT, VALOR. INF. y REALIZACION.HTM. El sistema reemplazara cualquier archivo que haga conflicto y entrará en un modo de reparación para cualquier programa dañado. También, debes eliminar AUTOCRITICAS.EXE de todos los directorios, y después, borrar todos los archivos temporales y la papelera de reciclaje, para asegurar que se borre completamente y nunca se active.
CLIENTE: entendido. ¡Hey! MI CORAZON se esta llenando con unos archivos muy bonitos. SONRISA. MPG se esta desplegando en mi monitor e indica que CALOR.COM, PAZ.EXE y FELICIDAD.COM se esta replicando en todo mi CORAZON.
EMPLEADO: eso indica que AMOR esta instalado y ejecutándose. Ya lo puedes manejar de aquí. Una cosa más antes de irme…
CLIENTE: ¿Si?
EMPLEADO: amor es un software sin costo. Asegúrate de dárselo, junto con sus diferentes módulos, a todos los que conozcas y te encuentres……

Pensando en ella

PENSANDO POR ELLA.
Cristian Camilo Ruiz Arboleda. (Bachiller 2008)
(Servicio social estudiantil)

Sólo me imagino un día junto a ella, abrazándola, acariciándola, pero sobre todo, besándola. Cada vez se me hace más imposible, aunque a veces pienso que sólo me puedo conformar con verla.

Nunca le he hablado, cada vez que lo intento me tiembla todo, por el sólo hecho de pensar que me rechace. Yo la miro y cada vez me parece más linda que antes.

Cuando se nos cruzan las miradas, sus ojos brillan, y llego a pensar que se trata de una luz celestial. Hasta pienso que algún día tendré la oportunidad de conocerla, tratar una buena conversación con ella, pero no me atrevo. Sigo esperando la mejor ocasión, el momento adecuado para conocer su voz, que imagino debe ser toda una melodía.

En su forma de expresarse y la delicadeza con la que actúa, veo que es una mujer muy femenina y seria. Me imagino compartiendo los mejores momentos a su lado, y hasta pienso que no veré llegar esa oportunidad ; pero si llega, juro que no la voy a desaprovechar, haré todo lo posible por hacer realidad ese sueño, porque eso es lo que es, un sueño, el cual no saco de mi cabeza cada vez que me acuesto.

Pienso que me gusta pensar en ella para verla mejor cada día, o sólo dos días por semana.

Tal vez por mi timidez no la tengo a mi lado, y el desgraciado ése esta ahora con ella.

Mi único amor eterno

Para “XUNDABÉ” taller de escritores, es muy placentero saber que uno de los jóvenes que participó indirectamente con el grupo, es uno de los nuevos bachilleres de la institución educativa “Sebastián de Belalcázar”. Andrés Felipe Muñoz Rendón; hizo su aporte al grupo por medio de un amplio y significativo reportaje concedido al maestro y fundador, Marino Gaviria Vargas. Por medio de éste reportaje, los talleristas conocieron una historia de juventud muy emotiva y fructífera, que dio como resultado positivo el que algunos pacientes, que aún no se decidían a escribir, lo hicieran definitivamente.

Como una pequeña muestra de nuestro agradecimiento, publicamos un maravilloso cuento escrito por el estudiante en mención; que sabemos va a ser de su agrado. Sea esta también una manera de agradecerle y de felicitarlo por su resiente graduación.

MI UNICO AMOR ETERNO.
(Andrés Felipe Muñoz Rendón)
Colaborador del taller.

Desde lejos parecía una persona desconocida.

No le importa nadie, ni siquiera qué o quién esté a su lado. Pero lo más llamativo es su cabello, que entrelaza con su hermoso rostro y hace referencia de una cara angelical, la cual esta empeñada en poner atención a la persona a la cual esta hablando.

Solamente pude contemplar tal hermosura desde una distancia determinada, ya que hay muchas personas que nos separan y no hacen posible que yo me le pueda acercar para decirle; por un momento, “mírame, por favor, estoy aquí, no me ignores, contémplame así sea un momento, pero, por favor, mírame”

Lo más hermoso que ella pudiese decir, es llamarme por mi nombre, acercarse y darse cuenta que la persona que la ha estado observando, desde el momento de su entrada, es la persona que ha estado feliz y encantada de compartir con ella un noviazgo puro, lleno de seguridad y amor.

A veces se gana perdiendo

Para demostrar una vez más, cual ha sido la superación personal de los pacientes que asisten al taller de escritores, su recuperación anímica, sicológica y moral; tomamos una bella reflexión, que nos parece muy adecuada para superar todo tipo de dificultades, por graves que puedan parecer. No es un tropiezo en la vida, para quien tiene como ejemplo la vida, pasión y muerte de Jesús y por supuesto del papel que como madre del Salvador y madre nuestra; corredentora por excelencia fue María.

Quienes hemos padecido la enfermedad, llamada catastrófica, nos hemos dado cuenta que no ha sido un obstáculo, para seguir adelante, buscando nuevas y mejores metas que nos permitan dar ejemplo y dejar un buen legado de experiencias de vida. Sin más preámbulos, damos paso a esta reflexión.

A VECES SE GANA PERDIENDO.

Hace mucho, mucho tiempo, dos monjes: uno Budista y otro cristiano, caminaban por las grandes montañas del Himalaya hacia un monasterio que aún les quedaba muy lejos. Era el más cruento invierno.

Caía la tarde y una tormenta de nieve les envolvía amenazándoles con congelarlos. De pronto, oyen el grito de un hombre caído abajo, entre las malezas de un precipicio y estaba pidiendo ayuda por favor. El monje cristiano quiere bajar a echarle una mano para socorrerlo. El budista razona diciendo que la noche ya está encima, que la nieve no cesa, que el esfuerzo será en vano y que puede que hasta los tres pierdan la vida. Por otro lado piensa que Dios ya decidió el destino del caído.

El monje budista siguió su camino solo y el cristiano bajó hasta donde estaba el hombre que además de herido, se estaba congelando. Le envolvió en una manta; le cargó atándole a sus espaldas y emprendió la subida. El peso del herido le hacía sudar; sin embargo logró subir al camino y emprendió nuevamente su marcha. Después de muchas horas de camino, divisó las luces del monasterio y ya le quedaba muy poco para llegar. Tropezó con algo oculto entre la nieve, lo desenterró y aterrorizado vio que era el cuerpo helado y muerto del monje budista, que quiso salvar su vida y cayó congelado por la nieve y el egoísmo.

Pasaron los años y alguien le preguntó un día a este misionero: ¿Cuál es la tarea más difícil en la vida? Él, contestó: “lo más difícil para mí, es no tener ninguna carga que llevar”. Ningún dolor que soportar, ningún problema que afrontar, ninguna cruz que cargar, ninguna persona a quien escuchar, ayudar y amar, ningún defecto que superar. Por más que he buscado no he encontrado otra explicación más clara y desafiante que las palabras de Jesús: “Quien entrega su vida por los demás, la salva”. Quien la guarda demasiado, la pierde. Pero sólo el amor por Cristo que dio su vida por mí, me puede motivar a vivir su palabra.

……………………………….
Es importante reconocer que nuestros escritores. Pacientes todos, queremos darnos de manera plena a contribuir en el acompañamiento y recuperación de quienes por las circunstancias del destino, se han visto, invadidos por una enfermedad tan difícil de aceptar. Pero por eso estamos aquí; para apoyarlos, tanto a ellos como a sus familiares, para decirles que Dios está con nosotros, que no por estar en esta situación, nos ha abandonado; por el contrario: nos ha dado una nueva oportunidad de reivindicar nuestro diario trasegar por el mundo, para el servicio de todos nuestros semejantes; y de nuevo recordamos que:” EL DOLOR: NO ES EL AZOTE DE DIOS QUE NOS CASTIGA; ES LA MANO DE DIOS QUE NOS REDIME”.

Despedida de bachilleres 2008

Por alguna situación que se presentó el día de la graduación, el joven encargado de dirigirse en discurso de despedida a sus compañeros y a la institución educativa, no lo hizo; se limitó a dedicar su titulo de bachiller y el de todos sus compañeros a los padres de familia y a los educadores.

XUNDABÉ, taller de escritores, no quiere dejar pasar por alto este significativo discurso, que sabemos fue hacho con la dedicación merecida de nuestro joven bachiller: Cristian Gaviria Rueda; quien fuera el primero de los alfabetizadores, que nos dio su valioso tiempo, para orientarnos acertadamente en nuestro intento de convertirnos en asiduos escritores de manera empírica, y que con su aporte hemos logrado muchos éxitos, sin dejar de reconocer que durante los tres años de fundado el taller, ya han sido catorce los estudiantes que han prestado su servicio social estudiantil, además de otros que de manera indirecta, también nos han colaborado eficazmente.


DESPEDIDA DE BACHILLERES 2008
(Cristian Gaviria Rueda)
Distinguidos miembros de la mesa principal.
Madres y Padres de Familia.
Demás invitados especiales.
Compañeras, Compañeros de grado:

Ha llegado el tan anhelado día, de culminar una nueva etapa de la vida, con nuestra graduación como los nuevos bachilleres. Este día con el que comenzamos a soñar, desde el mismo instante en que iniciamos el preescolar y desde entonces, hemos caminado paso a paso por los senderos del aprendizaje y del saber.

Durante doce años crecimos juntos en la Institución, compartiendo logros y dificultades, que con la orientación de nuestros padres y educadores aprendimos a sortear, para convertirnos en personas, con una nueva visión hacia el futuro, tanto intelectual como laboralmente. Hemos aprendido a valorar y a valorarnos y comprendimos lo que es el respeto por la naturaleza en todas sus formas, la solidaridad hacia los demás y lo significativo que es saber hacer patria desde el corazón de la familia, para lograr una sociedad cada vez mejor.

¡Lo hemos logrado!. Pero, no es solo nuestro esfuerzo, ha sido el esfuerzo de muchos junto a nosotros. Es por eso que hoy, cuando nos despedimos de nuestra amada Institución educativa, de los salones donde nos formamos intelectual y moralmente, de los pasillos donde compartimos tristezas y alegrías, de sus jardines que nos regalaron el delicado aroma de las flores y el verdor de sus prados y que hoy miramos con inevitable nostalgia, pero con profundo sentimiento de gratitud por habernos albergado todos estos años; es el momento de dar gracias a todos y cada uno de los que nos brindaron todos estos años maravillosos de la vida.

A Dios, por dotarnos de la suficiente inteligencia para asumir con responsabilidad las tareas del aprendizaje para alcanzar este logro, que nos debe de llevar a metas más altas y concretas.

Gracias a los Coordinadores y directores de grupo, que con dedicación supieron guiar nuestros pasos y que junto a los demás docentes de las distintas áreas, nos aguantaron, nos comprendieron y supieron orientarnos por un camino lleno de sabiduría, que a cada paso nos impuso un nuevo reto en el aprendizaje para salir adelante; a ellos, que a todo momento nos mostraron su verdadera vocación de ser maestros: una y mil gracias por sus consejo, cuado los necesitamos, por sus llamados de atención cuando por una falta, siendo justos lo merecimos, con eso, nos demostraron que saben ser unos segundos padres y que siempre desean lo mejor para sus educandos.

Gracias a nuestros queridos padres, que salvando dificultades con grandes esfuerzos, siempre estuvieron pendientes de acompañarnos en el diario caminar hacia el cumplimiento de nuestras obligaciones, para que después de escalar grado tras grado, pudiésemos llegar hoy, a ver realizado uno de los primeros sueños de la juventud.

No podemos dejar de dar gracias a quien desde el principio, tuvo en sus manos el registro al día, de cada paso que dimos en la institución: Doña Ligia González, que desde su puesto de Secretaria, nos enseñó el cuidado que se debe tener en la presentación de los documentos en regla, según el trámite que se debe realizar. Su exigencia en esta labor, hace más grande a la Institución.

Compañeras, compañeros de grado:

Gracias a ustedes, por la amistad incondicional que me brindaron; porque con ella nos apoyamos mutuamente, cuando por alguna circunstancia necesitamos de una mano amiga, de una voz de aliento o de una simple sonrisa. Hoy, que nuestras vidas tomarán rumbos diferentes, seguramente nos vamos a extrañar, pero siempre conservaremos la certeza de que nunca nos vamos a olvidar de que durante muchos años fuimos compañeros, que estuvimos juntos y que hoy, juntos nos graduamos.

Directivos y profesores, compañeros:
¡Hasta siempre!

El sueño eterno

EL SUEÑO ETERNO.
(Jaqueline Tamayo Doria)

Noté el brillo de sus ojos en un resplandor de luz, y sus ojos miel envolvieron mi corazón en un desesperado latir. No sé qué pasó en ese momento. Sólo puedo decir que fue como aquel sueño eterno del que ahora no deseo despertar.

Me atrapó. Sus labios rojizos recorrieron mi piel canela y sus cabellos dorados, aquellos adornaron la hermosa fase de su rostro. Sus suaves manos acariciaron mi piel entre sábanas blancas, y envueltos en lujuria, desembocamos la pasión de ese deseo que no pudo contenerse.

Historia de un turpial

(Marino Gaviria Vargas) Paciente.


Un turpial, que calló ya su canto,
sólo porque a su amada perdió;
ya no vuelve a cantar en el árbol,
donde un día su nido formó.

Una historia tan bella como ésta,
del amor que existía entre los dos;
el turpial está muy triste ahora,
porque ya su amada lo dejó.

El turpial de la historia era alegre,
él, cantaba siempre su canción;
hoy lo miro en las ramas muy triste,
solo quiere cantar su dolor;

Solo quiere pensar en aquella,
la que por cruel destino se fue;
lo dejó tan sólito en el mundo
y no quiere volver a querer.....

Muy triste el turpial está ahora,
y su amada ya no volverá
y la rama del árbol se seca,
porque ella no vuelve jamás

Y el pobre, ya se está muriendo,
recordando aquel gran amor,
el turpial de la historia está triste
y ahora se muere de amor.....

Esta historia, recuérdenla amigos,
como triste recuerdo de amor,
recuerden, que el que se las cuenta,
también quiere cantar su dolor;

El turpial ya murió de recuerdos,
los recuerdos del amor que se fue,
me contagia su amarga tristeza
y yo muero de pena también.

Aquella tarde

AQUELLA TARDE.
(Marino Gaviria Vargas) Paciente.


Una rosa corté y la lluvia caía,
después que la corté, la flor se me moría;
con lo bella que estaba te la iba a llevar,
como tú ya no estabas, la empecé a deshojar.....

Pero no imaginaba, que al destruir la rosa;
yo borraba el recuerdo, de una niña preciosa,
comencé a recordar, cuando te conocí,
una tarde como esa, yo no he vuelto a vivir.....

Y todos los domingos, cuando miro el rosal,
te recuerdo mi niña, no te he vuelto a encontrar,
siempre tengo presente, que no puedo olvidar;
la tarde de verano, que jamás volverá.....

El rosal no florece, desde el domingo aquel,
que llegaste a mi casa y regaste el jardín,
las rosas no florecen, porque no estás aquí
y una tarde como esa ya no he vuelto a vivir.....

Humanidad

H U M A N I D A D
(Marino Gaviria Vargas) Paciente.

Viendo muy de cerca, cómo tomaba posición en el puesto que le fue asignado en el momento, no pensaba más que en acercármele para preguntarle cualquier cosa, que más por curiosidad, que, a manera de información, uno suele hacerle a una persona, como para entablar una buena conversación, pues así, casi siempre, nace una bonita y permanente amistad. Esa fue, la verdadera razón de mi acercamiento. Después de indicarle todo lo que debía de hacer y hasta donde podía desplazarse momentáneamente, sus superiores se retiraron hacia otro lugar donde se encontraba otra unidad de acompañamiento y aproveché entonces el momento, para acercármele de nuevo y así tratar de distraerme un poco, ya que esa tarde me había sentido muy solo; pues en medio de mi obligado silencio y ante la dificultad para pronunciar las palabras, no suelo hablar con mucha gente..... Pero esta tarde encontré una muy agradable sorpresa. Cuando traté de saludar con una leve inclinación de mi cabeza, escuché que muy amablemente me dijo: ¡buenas tardes!; a lo que, con una gesticulación de mis labios, intenté responderle. Fue en ese mismo momento cuando me tendió su mano con seguridad, con tan absoluto respeto y confianza, que me hizo sentir una satisfacción tan grande de habérmele acercado, que quedé plenamente complacido. Antes de que yo pudiera tratar de demostrar algo, ya se había dado cuenta de que no podía hablar normalmente por lo que, con un poco de compasión,(al menos así lo noté a mi manera de ver su reacción), pero con seguridad absoluta me preguntó, que por qué causa, únicamente modulaba la palabra pero el sonido casi no me salía, a lo que le respondí de la mejor manera posible, contándole detalladamente, que a raíz de una cruel enfermedad tuve que ser operado de la garganta y que me encontraron tan mal los médicos, que fue necesario practicarme una laringectomía total y que por eso no podría volver a hablar normalmente.


Embelesado en contemplar su rostro me di cuenta que en sus trigueños ojos tristes, su mirada serena reflejaba en su fondo, la tranquilidad de estar cumpliendo cabalmente su deber. Esa misma mirada atenta a cualquier movimiento en torno del evento que se llevaba a cabo en el lugar, era la misma que anunciaba, que en su corazón joven, no se asomaba un mínimo rastro de maldad o picardía. Por el contrario, expresaba el valor de ser tolerante, servicial y una disponibilidad total de solidaridad con todo el mundo. Así lo demostraba en cada ocasión que se le presentaba, tanto con los niños como con los ancianos, hasta conmigo mismo y eso fue lo que más me llamó la atención de tan noble personalidad. ¡Qué ojos! Solo expresión de amabilidad, firmeza y sinceridad; sin nada de malicia, ni siquiera de ingenua picardía, lo que hacía continuamente que mi admiración fuera mayor hacia ese ser tan amable, que por cosas de la vida o simplemente por los gajes de su oficio avíame encontrado en tan especial tarde, en la que como dije antes me sentía solo y que llegó para alegrarme un poco, desvanecer la tensión que atravesaba por mí en esa ocasión y transportarme hacia mis años mozos del colegio; cuando todo era alegría y diversión, pero con la mente bien puesta en mis estudios. Seguimos platicando de mi enfermedad; de cómo había superado esa crisis tan difícil, cómo me defendía en mi trabajo y mi admiración crecía cada vez que le preguntaba algo o yo le respondía, ya que su tierna mirada me daba a comprender la sinceridad de sus palabras, que suaves y sonoras con deleite yo escuchaba. ¡Que tarde tan agradable! Y eso que por instantes tenía que retirarse de mi lado para poder atender sus obligaciones del momento y por ese gesto de responsabilidad y cumplimiento del deber, sus superiores no tuvieron por qué llamarle la atención. ¡Con qué diligencia y dignidad cumplía su labor! ¡Cómo demostraba su buena formación intelectual, moral y disciplinaria!. ¡Qué maravilla de persona!. ¡Cómo me agradó ese encuentro tan repentino y circunstancial!.


Reparé que su riza, era encantadora y contagiosa. Una sonrisa tan agradable y dulce, que resaltaba con una dentadura tan blanca como la nieve, tan bien elaborada naturalmente, cual si fuera de porcelana; tan fina como el diamante, tan uniforme como ninguna en mi vida había visto en persona alguna. Nos separamos un instante, porque su deber así se lo exigía y yo por supuesto, también debía estar pendiente de mi puesto de trabajo. Sin embargo, desde esa distancia sentía que me seguía mirando y cuando levantaba mi cabeza para ver donde estaba, me encontraba con esa mirada tierna y amable como queriendo saber mucho más de mi vida y de la misma manera yo trataba de responderle; hasta que nuevamente volvimos a juntarnos tanto, que pudimos reanudar nuestra charla. Me preguntó, si en alguna época había sido fumador y si esa era una de las causas de mí ya, afortunadamente, superada enfermedad, a lo que le respondí detalladamente, cómo se me había desarrollado tal mal. Creo que me expresé bien, dentro de mis limitaciones, porque me escuchaba muy atentamente y siempre mirándome a la cara. Es la manera más fácil de entenderme, porque cuando el sonido no me sale del pecho, la mera forma de gesticular y modular, hace que la palabra sea completamente entendible, aunque no pueda oírse en su totalidad. Así me lo expresó personalmente diciéndome, que me admiraba por la forma tan exacta como me desenvolvía para hablar y resaltó lo importante que es, que quien me escuche, no coloque solo el oído, sino que me mire muy fijamente a los labios para evitar que se pierda una palabra y así no exponerme al esfuerzo de tener que volver a repetir. Fue entonces cuando me dijo: “me doy cuenta de lo grato, que puede ser hablar contigo”. Me hizo sentir perfectamente recuperado, de mi capacidad de hacerme entender, a pesar de mi limitación para hablar normalmente.


Gritos, cantos, bailes, algarabía del público que poco a poco se iba aglomerando en torno a la celebración cívica, cultural y religiosa de esa tarde soleada. Todo era alegría. Los mayores, con el grupo de danzas de la tercera edad, los niños; que participaban con fono mímicas, cantos y bailes de todo tipo. Sin embargo, nosotros dos seguíamos conversando de todo un poco, de acuerdo a como el tiempo, mis clientes y sus quehaceres nos lo permitían. Yo seguía reparando en su rostro, la calidad de personaje que era y aunque los niños molestaban, por el ambiente de fiesta que se vivía en el momento, no perdía la calma y con su voz suave pero firme, exigía, que estos se retiraran haciendo un gesto, más bien de disculpa que de enojo. Es increíble que con tanto alboroto que había, se pudiera guardar la calma. Pues bien; me demostró que sí se puede. Me pareció que disfrutaba del evento, aunque no podía participar en él, ya que su presencia allí, únicamente obedecía a la parte organizativa del festejo y nada más. Pero lo disfrutaba. Eso se podía notar en su manera amable, alegre, cortes y humana con la que hacía escuchar su voz a los demás y en la forma como le obedecían al momento. Y aunque no era habitante permanente del barrio, su manera de ser y de expresarse, le hacía actuar a la gente como si le conocieran de toda la vida. Hubo algunos momentos de silencio, pero luego se acercó nuevamente a mí para preguntarme por el tiempo que llevaba viviendo en el barrio y en qué sitio exacto de allí, era mi lugar de residencia. Le respondí, de manera que no se incomodara por mi respuesta casi silenciosa, debido a la discapacidad oral y afortunadamente logré hacerlo. Su preocupación más grande hacia mí era por creer que mi esfuerzo para hablar era mucho, pero le di a entender de inmediato, que por el contrario, esa era una muy buena terapia y la única y mejor manera de lograr superar cada vez más en la buena pronunciación y que el sonido emitido, por supuesto, cada vez fuera más claro y audible para los demás.


A ratos parecía que la tarde soleada de aquél día se entristecía y las nubes más oscuras, en el azul del cielo se interponían entre este y la tierra, era como si fuera a llover, pero con el viento que soplaba a intervalos, éstas volvían a retroceder y de nuevo el sol y el clima de ese día regresaba a un ambiente muy agradable. En la calle, el estruendoso bullicio de la música, emitida por el equipo de sonido que a todo volumen se dejaba escuchar, e invitaba también a que toda la comunidad del barrio, se integrara a los diferentes actos que se realizaban; poco me interfería en contemplar un rostro amable que permanentemente reflejaba felicidad, paz, tranquilidad; me conmovió tanto, hasta hacer que otra vez me le acercara para hacerle de nuevo unas preguntas: ¿Acaso usted, siempre es así? ¿Usted, no conoce la tristeza ni el aburrimiento?. Y su respuesta fue tan certera que me puso a meditar profundamente, pues se refirió en términos tan sabios y seguros, que me llenaron de valor para seguir intentando mi recuperación. Su respuesta fue: “la tristeza, al igual que la alegría son estados del alma. Si uno aprende a manejarlos, todo es equilibrado. Si te encierras en la tristeza, te desplomas completamente, por el temor de que la felicidad ya no existe; pero si a esa tristeza le pones un poquito tan siquiera de ánimo y tratas de equilibrarla con ese mismo ánimo por pequeño que sea; veras que no es tan grave, entonces encontrarás que así es como tomas cada instante de tu vida. Si a la tristeza, le sumas alegría y no te dejas llevar por el pesimismo, sabrás que tu mente está capacitada para superar cualquier dificultad”. O sino, dime, me preguntó: ¿Con lo que te pasó al perder tu voz natural, se nota que aún tienes porqué y por quienes seguir viviendo y luchando en el mundo, no es así?. Sí, le respondí. ¡Por eso!, continuó; Por que a pesar de todo, le has puesto animo a tu problema y has entendido, que siendo cosa tan cruel; con tu manera de actuar, tú mismo has hecho que no lo sea. ¿No es así?. Claro. Tienes toda la razón, le contesté, agradecido por su manera de hablarme: tan amable, tan realista, tan convincente que me hizo sentir que a pesar de todo lo que a uno le pase: vale la pena vivir.


Reímos en coro mirándonos fijamente a los ojos. Su mirada se clavó en la mía, como hablando interiormente cada uno, pero no por eso dejamos de conversar, si no, en las ocasiones en que debía retirarse un tanto, no más de cinco o seis metros, para controlar el espacio asignado por sus superiores, regresando prontamente para continuar con nuestro dialogo. Volvió a mirarme tan bondadosamente como pidiéndome supiera disculparle por lo que me iba a decir y así, con voz suave y tierna, comentó: acabando de conocer tu situación, me pregunto qué puede ser más difícil: perder la voz o la vista. Y otra vez me sorprendió con la reflexión que hizo de inmediato: “La soledad y el silencio, te brindan siempre, la oportunidad de meditar profundamente y reencontrarte contigo mismo, contemplando tanta maravilla que hay a nuestro alrededor; pero la oscuridad y la soledad juntas te causan miedo y no te dejan admirar la belleza que puede haber a tu alcance”. En sus palabras, no había el menor rastro de compasión o de lástima hacia mí y eso me agradó muchísimo; respiré un aire más bien de aliento, pues con su mirada, me contagió esa alegría de sus ansias de servir a los demás. ¡Qué solidaridad!. En los ratos en que me quedaba solo, me decía a mí mismo: Sus padres deben sentirse orgullosos. Si yo, que apenas acabo de tener tan grato encuentro, me siento tan halagado con esa personalidad de ser tan especial, amable e inteligente; ¿cómo no lo serán sus padres, que tuvieron la fortuna de tener tan gran tesoro?. Porque eso es lo que pude observar: un ser humano con sentido de tolerancia y humildad, de servicio y solidaridad, de inteligencia y respeto por lo que hace. Se ganó toda mi admiración y simpatía por su generosidad y esa su forma tan especial de tratar a los demás, de obedecer a sus superiores, de secundar a sus compañeros en el evento de esa tarde. No estoy describiendo a un ser divino o sobrenatural; estoy hablando simplemente de un ser humano común y corriente, con sus defectos y debilidades tal vez, pero que hoy, únicamente a dado a conocer sus cualidades y fortalezas.


A veces, (yo diría, que muy pocas veces), uno encuentra personas así. Cómo se nota que no “sufre” de egoísmo; no escatima esfuerzo por servir sin distinción alguna. Cómo se ve, que no se apega a nada, que lo suyo, es de todos, que su vida gira en pos del servir a sus vecinos; cómo demuestra su responsabilidad, su entereza, su respeto y su esmero por el trabajo asignado. Solo encuentro palabras de agradecimiento y de admiración, ante singular encuentro. En medio de tanta algarabía, no me di cuenta en qué momento, sus superiores reunieron a todo el personal, (aproximadamente eran diez o doce, quienes componían el grupo); esto sucedió, un instante antes de que el sacerdote llegara a celebrar la acción de gracias por el evento que se festejaba. Tal vez, fue por lo pronto del llamado que no me dijo nada, ni se despidió de mí, ni de ninguno de quienes nos encontrábamos más cerca. Cuando me di cuenta, fue demasiado tarde, ya no estaba. Ya todo el grupo había abandonado el evento y tampoco supe por donde se fueron y qué medio de transporte utilizaron; lo único cierto era que ya no estaba y quien sabe si nos volveríamos a ver. Tal vez, por alguna remota casualidad, algún día, nos volvamos a encontrar, cuando no tenga puesto un uniforme y pueda disponer de mucho más tiempo, para que podamos conversar más extensamente y con más despacio. En mi obligado silencio, quede profundamente admirado, con tan magna gentileza. Qué distinto fuera el mundo, si en vez de tanta descomposición social que hay, existiera más gente así con tanta calidez humana, con tanto poder de demostrar con hechos, que sí se puede vivir en paz con uno mismo y con los demás, cuando se quiere y mucho más cuando se ha vivido así, tan solidariamente. No me cansaré de recordar este espontáneo y singular encuentro. No me cansaré de divulgarlo y ponerlo como ejemplo, sobre todo a la juventud de hoy, que en medio de tanta zozobra y descontento se levanta, por la falta de cultura y de respeto, de educación y tolerancia; por la falta de una buena educación ética y moral como la que acabo de conocer. Pero.....qué raro. ¡Cómo se me olvidó preguntarle su nombre!. Tampoco me preguntó el mío. Hubiera sido lo más normal, pero no fue así. Tan solo recuerdo que en la parte superior del bolsillo derecho del chaleco que elegantemente lucía, se leía en letras más oscuras que el color de su uniforme, y por supuesto, deduje que era su apellido: “VERGARA”.



Es importante y muy grato para “XUNDABÉ”, taller de escritores, resaltar la labor de los estudiantes que han pasado por aquí. Es el momento de felicitarlos por sus grados de bachiller que acaban de recibir y de manera muy especial recordar sus nombres y el año en que prestaron sus servicios al taller. Son ellos, en su orden:
Cristian Gaviria Rueda, durante el año 2006.
Bryan José Crespo García, año 2007.
Jonathan Eduardo Álvarez Arteaga, año 2007.
Sebastián arias, durante el año 2007.
Bryan Ríos Merino, durante el 2007.
Danny Cristian Avendaño Galeano, año 2008.
Cristian Camilo Ruiz Arboleda, año 2008.
Karen Julieth Montoya Arango, año 2008.

Pero también de manera indirecta, pero con mucho entusiasmo y efectivamente, contribuyeron con nuestra formación literaria, los también, estudiantes de la misma Institución:
Andrés Felipe Muñoz Rendón, en 2008.
Edgar Fernando Ramos Avendaño, en 2008.
Estos jóvenes nos aportaron valiosos conocimientos por medio de sus reportajes concedidos a nuestro grupo.

Sea esta la oportunidad de felicitarlos por sus grados, y recordarles nuevamente que jamás los olvidaremos y que siempre los llevaremos en nuestro corazón, como unos verdaderos maestros que fueron para con nosotros.
FELICITACIONES JOVENES BACHILLERES

Editorial octava edición


Editorial octava edición

EDITORIAL XUNDABÉ.

(Octava edición)

“Salud! adorada Bandera que un día,

batiendo tus Pliegues, allá en Boyacá,

sellaste por siempre la lucha bravía

de un pueblo que ansiaba tener libertad”

Es el himno que entonamos en éste siete de Agosto, para recordar aquella cruenta lucha en el Pantano de Vargas, cuando nuestros patriotas con singular arrojo, sellaron por siempre la libertad nacional; una libertad que pese a los esfuerzos de los soldados que allí rindieron su vida por la patria, poco a poco se ha ido perdiendo a manos de un gigante Americano, que con el correr de los tiempos, se ha apoderado de la soberanía, que un día, se consiguió en el territorio nacional.

Sea pues, ésta una nueva oportunidad de renovar nuestro compromiso con la amada Colombia que anhelamos todos: libre de todo yugo que se nos quiere imponer; libre de atropellos injustificados y desiguales que se presentan a diario; libres, de verdad libres, desde todo punto de vista. Honremos con profundo agradecimiento a todos los héroes que de una u otra forma han contribuido al fortalecimiento de la democracia, de la que todo Colombiano ha buscado disfrutar, para poder alcanzar a construir un país con un futuro más amable para todo ciudadano de bien.

Que interesente sería, que en la conmemoración de éstas fechas, todos los Colombianos pensáramos en aquellos que otrora rindieron su vida por la libertad y pusiéramos un granito de arena, para que cada día el país en que vivimos sea recocido como lo que es: un territorio de hermosos paisajes, con inmensas riquezas naturales y por sobre todo de gente amable y solidaria, culta y hospitalaria, en donde los sueños se hacen realidad por el apoyo de unos a otros.

No olvidemos que importante también es, festejar la independencia de una Antioquia Grande, en toda la extensión de la palabra. Una Antioquia que no ha sido ajena a los problemas políticos de nuestra nación y que de manera pujante y altiva, ha superado esos pormenores y sobre todo ha contribuido a la superación de grandes conflictos que a través de los tiempos nos golpean.

Gloria al poeta de la raza Antioqueña que con su pluma, escribió el más bello de los himnos departamentales, inspirado en las verdes montañas, en sus valles con sus ríos, en su cielo siempre azul, en sus primeros fundadores; su hombre insignia: el arriero, con su mula y su enjalma, con su atuendo de dril y de alpargatas, de zurriago en mano, poncho al hombro, carriel terciado, con el machete al cinto y sobre todo revestido de un alma pura y limpia: honesto trabajador; “hechao pa’lante”.

“Oh libertad que perfumas

las montañas de mi tierra;

deja que aspiren mis hijos

tus olorosas esencias”

Hermoso legado que nos dejó el poeta de Yarumal, el mismo que recuerda con todo el corazón un antioqueño; que hoy lejos de su terruño, lo añora con nostalgia, pero siempre lo amará y lo llevará en lo más recóndito de su corazón.

¡Viva COLOMBIA! ¡Viva ANTIOQUIA!

Anfephe.

Editorial séptima edición

Ha pasado el quinto mes del año, mes de Mayo, dedicado al ser más especial del mundo: La Madre. La mujer maravillosa, que nos ha dado el ser y la vida, aún a costa de muchos sacrificios, que tan abnegadamente acepta y sabe sortear en procura de que no le falte nada a sus hijos.
Es la madre, esa persona a quien le debemos lo más grande de la vida, y es por eso que somos muy concientes, que no es solo un día del año, si no, todos los días de la vida, los que debemos dedicarle, con el mismo amor con el que ella se da a sus hijos y de manera especial también a sus nietos, cuando estos han llegado a aumentar el número de su descendencia.
Acertadamente, el compositor español, Don Manuel Alejandro, le ha dado vida a una de sus más grandes creaciones: “ESA MUJERCITA” que todos, alguna vez hemos cantado o por lo menos hemos escuchado, advirtiendo en ella, la sublime misión de una madre para criar, enseñar y educar a sus hijos; para encaminarlos por un sendero del bien y del servicio al prójimo. Qué grato es traer ahora ese poema hecho canción, para dedicárselo a nuestras madres, esposas o hijas que cumplen a cabalidad con esa tarea de dar vida, a la vida de seres, que poco a poco van multiplicando una familia.

“Esa mujercita que ves con el pelo blanco,
esa mujercita que ves vestida de negro;
esa es la mujer que más quiero y más quiero,
porque yo una vez fui dolor de su carne”

Dice Manuel Alejandro, en su bellísima canción, en la cual exalta la labor amorosa y dedicada desde el mismo momento de la concepción, y continúa, para completar el coro de su más bella composición, para justificar con cual amor se desgasta una madre para poder cumplir con su deber ante el ser Supremo y sus hijos:
“Esa mujercita que ves con los ojos tristes,
esa mujercita que ves con los labios secos;
esa es la mujer que más quiero y más quiero,
porque yo he vivido mezclado en su sangre”.

Hermosamente resalta que somos parte de su cuerpo, de su sangre, de su vida entera y que a través del tiempo está dispuesta a dar todo lo que está a su alcance para que no nos falte absolutamente nada.

“Ella me invitó a beber de su pecho,
ella me enseñó la primera palabra;
ella me ayudó a caminar por el suelo,
y a que fuera feliz en mi infancia”.

Y continúa diciendo el poeta, en su maravillosa canción:

“Y me regaló el primer tren de nácar
y me protegía del hambre y del frío
y me dibujaba castillos y hadas
y árboles muy grande al lado de un río”.

Con esto quiere ennoblecer mucho más el papel de la madre y maestra que se da por entero, con sus enseñanzas morales para que sus hijos lleven una vida recta y en ella, les entrega sin medida todo su amor y en las noches de desvelo, siempre está pendiente para que nos les falte nada, tanto material como espiritualmente.

El compositor español: Manuel Alejandro, ha hecho un homenaje universal a la mujer que sin esperar nada a cambio, sufre en silencio para no preocupar con sus afanes a quienes son parte de su vida, carne de su carne, sangre de su sangre, por quienes está dispuesta a dar su vida si es necesario, con tal de verlos crecer felices. No en vano es exaltada por el mismo Dios, como protectora y dadora de la vida; siempre abnegada y dulce, tierna y delicada, humilde y servidora; la madre ocupa un puesto muy importante en el corazón del hombre y un rincón especial en el alma de todo ser humano.

“Me enseñó a rezar con palabras sencillas,
me indicó el camino que lleva a la gloria;
lo bueno y lo malo que existe en la vida,
para que jamás me abrazaran las sombras”

Termina la canción explicando de qué manera se pueden alcanzar las metas en la vida sabiendo llevar todos los trabajos con verdadero amor; con ese amor tan grande y maravilloso, como el que solo nuestra madre sabe dar.

“Me enseñó a pensar con los pies en la tierra,
me explico el por qué del amor y la ira,
y porque en el cielo se ven las estrellas
y porque en la tierra, los hombres envidian”.

Y así, por ese mismo estilo, encontramos cantidad de poemas y canciones que hablan de ese ser maravilloso que es la madre; tanto autores colombianos como extranjeros, con especial sentimiento de amor, de gratitud o de nostalgia, algunos, han compuesto una frase sin igual, para homenajear a tan sin par mujer.

XUNDABÉ, Taller de Escritores; no puede dejar pasa tan importante acontecimiento para decirle a “Esa Mujercita” a quien todos apreciamos de verdad: Gracias mamá!

Que bonita mamá

(Marino Gaviria Vargas) Paciente.

A continuación dos temas de uno de los Tallerístas, escritos desde 1983 el primero y en 1984 el segundo; dedicados a doña Resfa Vargas, su progenitora y con ella, a todas las madres del mundo, en los cuales muestra la belleza espiritual de una madre y las bendiciones que ella siempre pide por sus hijos, su entrega y dedicación sin condiciones.
Mamá: que bonita que estás,
mamá, qué dichoso estoy hoy,
al saber que te puedo tener,
yo te vengo a cantar con todo el corazón.

Hoy tus hijos, te deseamos,
que por siempre, tú, vivas feliz,
son tus hijos, todos mis hermanos,
que venimos a cantarte así:

Mamá: qué bonita que estás,
mamá: te queremos decir:
que toditas la noches rezamos,
pidiéndole al cielo, que te haga feliz.....

Que vivas dichosa muchos años,
que podamos vivir junto a ti,
y sentir tus caricias sinceras
y cantarte de nuevo así:

Mamá: qué bonita que estás,
mamá: más hermosa que ayer,
mamá: qué palabra tan tierna,
mamá: qué bonita que estás.

La madre mia

(Marino Gaviria Vargas) paciente

Me siento hoy, cómo la madre mía,
allá en la cuna, me arrulla todavía;
recuerdo hoy, como si fuera un niño,
igual que aquél, que llora de alegría,
así, una vez, lloré a la madre mía.

Recuerdos bellos, me quedan en la vida,
ella es mi madre, la madre más querida,
siempre recuerdo que cuando yo era niño,
feliz la hacía mostrando mi sonrisa,
así, una vez, reí a la madre mía.

Volví al hogar que antes había dejado
alguna vez, hace ya mucho tiempo,
reía mi madre, al verme tan contento,
gozaba yo, al ver mi viejecita,
así una vez, sonrió la madre mía.

Sentí nostalgia al verla tan anciana
cuántos recuerdos de niño yo tenía,
ahora yo quiero cantarle mis delirios,
seguir con ella y llorar de alegría,
así una vez, lloró la madre mía.

Ramos de flores, le traigo en las mañanas,
ofrezco en ellas, entera el alma mía,
día tras día le doy con embeleso,
el beso que la hace feliz en éste día,
goza conmigo también la madre mía.

Día del Padre

Marino Gaviria
Llega ahora también el mes de Junio, que por consiguiente es dedicado a otro ser muy especial en la vida del ser humano, ya que por él, también se nos ha dado la vida: es el Padre, guía sin par, que junto a la madre son la primera escuela de la existencia del hombre. A él, muchos compositores colombianos y extranjeros, le dedican un poema hecho canción, que todo mundo en distintas celebraciones ha tarareado, para alagar de alguna manera a su progenitor.

Sin duda el padre ocupa un rincón escondido en el corazón del hombre, pero igual que la madre, merece nuestro respeto y cariño; así que el cantautor Italo-Argentino: Francisco José Sigluzo de Benedictis: PIERO; en su momento y ahora sigue igual, haciendo famoso su tema “MI VIEJO”, que con tanto amor y respeto hizo para su padre, y con él, para todos los padres del mundo:

“Es un buen tipo mi viejo,
que anda solo y esperando,
tiene la tristeza larga
de tanto venir andando.

Comienza el tema que con amor y ternura, dedica al padre, para demostrarle de alguna manera que siente admiración por su misión encomendada en la vida.

“Yo lo miro desde lejos,
pero somos tan distintos,
es que él creció con el siglo,
con tranvía y vino-tinto”
“Viejo mi querido viejo”

Al padre aunque se le mire desde muy lejos y se distinga lo distinto que es, por su edad, por su dignidad y su autoridad, siempre será el ser humilde y bondadoso que junto con la madre, es el maestro más auténtico que podamos tener a lo largo de la existencia.


“Ahora ya caminas lerdo,
como perdonando el viento:
yo soy tu sangre mi viejo,
soy tu silencio y tu tiempo”

Con qué devoción y ternura le dice lo mucho que significa en la vida, y lo mucho que agradece y aprecia la presencia de un hombre con su experiencia y conocimientos; para guiarlo por el camino de la vida.

“Él tiene los ojos buenos
y una figura pesada;
la edad se le vino encima,
sin carnaval ni comparsa”

Sigue diciendo cuanto se ha desgastado por cumplir su misión de padre y maestro, sin escatimar ningún esfuerzo para que sus hijos no tengan de qué preocuparse.

“Yo tengo los años nuevos,
el hombre los años viejos,
el dolor lo lleva dentro
y tiene historia sin tiempo..
“Viejo mi querido viejo”

Continúa diciendo que el bondadoso padre no solamente es un miembro más en la familia, si no que es el pilar más importante de un hogar.

Por todo eso y por mucho más: ¡FELIZ DÍA PAPÁ!

Quinto acto

Ana Inés Valencia (paciente).

Llegaron así como familia que rezaunida. Se sorprendieron al encontrar las puertas del teatro cerradas y pensaron que había una desinformación acerca del comienzo de la hora del espectáculo; desinformación de la cual, se culparon unos a otros. Un somero aviso anunciaba que luego de comenzada la obra, solo se permitía el ingreso a la sala, en el descanso anterior al quinto acto.

La mesa del bar a donde decidieron ir a pasar el tiempo de espera, se llenó de canelazos que encendieron los ánimos y, sin mucho desafuero, se generó una discusión acerca del programa del festival de teatro. Pusieron mucho énfasis en la necesidad de llegar puntualmente, de lo contrario: cadaunoporsulado.

La temperatura baja se mejoró con un buen puesto al lado de la chimenea, pero el estado del tiempo no, y aguaceroventiado obligó el cierre de las puertas, esta vez del lugar en el cual se habían refugiado. El mesero con sonrisaflordelabios, pidió el favor de juntar un poco las mesas, para permitir la ubicación de las últimas personas en entrar al establecimiento, que para el momento había copado su capacidad. Familiaunida, aceptó la sugerencia. La proximidad con los recién llegados, les permitió enterarse de que estaban en circunstancias similares. -Eran cinco personajes en busca de autor- y su tema también era la culpa. Una expresión violenta de uno de ellos, condujo a que quien tenía la palabra se saliera de casillas. Hubo crujir de dientes. Todos los componentes de la noche quedaron involucrados. Sonrisaflorde labios hizo un llamado a la cordialidad y motupropio se ofreció como moderador para lo que seguía un gran debate. Pasó el tiempo. Se oyeron diferentes puntos de vista, se analizaron con vehemencia, algunos, pero otro momento de tensión llevó al administrador, oportunamente, a ofrecer una copa demás, lo cual condujo a un súbito estado de calma con una conclusión unánime: -CULPABLES SOMOS TODOS-.

Sonó la música. Todos salieron a bailar, cada uno por su lado y, el ardor de la chimenea tuvo su máximo esplendor, cuando por allí entró una intensa luz, seguida del estruendoso sonido de un rayo. Se detuvo el tiempo, llegó el silencio, la oscuridad, la noche, hasta que a manera de exmaquina cayó del techo una cuerda, por donde descendió la Victoria Alada y estableció el orden. Sonrisa flordelabios, sin la muestra de la más mínima preocupación, se levantó y les dijo: Señoras y Señores: La obra ha terminado. Pueden retirarse. Las puertas del lado de atrás están abiertas. Salieron todos, cadaunoporsulado.



El jueves veinte de Marzo del año dos mil ocho, el periódico El Tiempo, publicó en su primera página, lo siguiente:

El XI Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, informa:

Por fuerza mayor y debido al temporal ocurrido en el día de ayer, nos vimos en la obligación de cerrar, intempestivamente, el teatro Faenza, por inundación.

Solicitamos al público acercarse a las taquillas, para entregarles nueva boletería, o en su defecto, la devolución del dinero.

YOFANNY.

ANAINESVALENCIA. Marzo treinta y uno, del dos mil ocho.
Medellín, cerrado.

(Marino Gaviria Vargas) paciente

Hasta hace muy poco tiempo, era yo un ser humano, con todas las facultades con que la naturaleza puede dotar a uno. Facultad para caminar y correr, facultad de ver y oír, en fin, facultad para todo: para hablar.....pero..... un momento!. Esta última, por culpa de uno a quien hice mi amigo inseparable, la he perdido y ahora estoy sumido en un silencio tan grande, pero, que a pesar de todo, me ha permitido encontrarme conmigo mismo y además, de pensar con más calma, de analizar detenidamente lo que hago y de profundizar un poco más en lo que es la vida y en la misión que todo ser humano debe cumplir en su paso por el mundo.

Sé, que muy malo es juzgar; pero lo que siento hoy en día, es un odio profundo y un arrepentimiento tardío, de haberme acercado tanto a ese a quien he llamado: “el señor de los muchos apellidos”, a quien hice mi compañero incondicional en los momentos de alegría o de tristeza; a ese, a quien creyéndolo inofensivo, lo hice indispensable en largas noches de insomnio, en momentos de desesperación, dizque porque me tranquilizaba, en ratos de incertidumbre, porque me serenaba; en las tristezas, dizque porque me animaba o en momentos de meditación, porque supuestamente me inspiraba, y a pesar de todo esto, junto a él, muchos poemas y canciones componía, pero cuando me faltaba, dejaba de hacer una tarea por salir a buscarlo y disfrutarlo, sin pensar por un momento en el daño tan inmenso que me estaba causando lentamente.. Pero, ya no vale la pena pensar en lo que hice o dejé de hacer por tener a un supuesto compañero, a quien dediqué los mejores años de mi vida. No vale la pena entonces vivir de lamentaciones y mejor es seguir adelante.

A muy temprana edad lo conocí con humildes apellidos, más tarde, lo fui distinguiendo con apellidos más elegantes, sugestivos, llamativos y extranjeros, sobre todo americanos y franceses, pero con esto, lo mismo de peligroso. En momentos de alegría lo buscaba, porque me permitía asociarme a grandes reuniones y amenas tertulias que se organizaban al rededor de la familia o de los amigos y aún con gente desconocida en el momento y que más tarde nos hacíamos muy buenos amigos ya fuera como compañeros de trabajo o simplemente como vecinos que éramos. Ese mismo que creyendo erróneamente que me daba categoría, importancia y buena reputación, ese, a quien yo hice mi aliado durante tantos años y que me acompañaba a todas partes; ese, que tú encuentras en todas partes, aunque por fortuna, hace ya mucho tiempo que le prohibieron la entrada a recintos cerrados, a los medios de transporte; en fin, a muchos lugares, por el daño irreversible que tanto hace, atrofiando el cerebro, alterando el corazón, deteriorando los pulmones, dificultando la respiración y tantos otros daños que causa; sigue con su misión devoradora, conquistando adolescentes, entrando a los colegios y a muchos otros sitios donde lo reciben como a incomparable compañero, sin querer nadie, darse cuenta, como me pasó a mí, que con apellidos humildes, elegantes o extranjeros, es el enemigo más vil, despreciable y no pequeño, que el mismo hombre haya podido crear.

Es ese mismo que hoy, me ha sumido en un silencio profundo y que sin imaginármelo siquiera, me obligó a abandonar las cosas más bellas y sanas que yo disfrutaba verdaderamente; el que se hizo pasar como fiel compañero en el triunfo y las derrotas, el que me acompañaba siempre en las buenas o en las malas; ese mismo fue y seguirá siendo: el malvado señor de los muchos apellidos.

Cuando comencé a perder mi voz por él, abandoné mi guitarra. Esa sí que fue una amiga fiel y sincera!. Cuando la pulsaba, siempre se acomodó a mi estado de ánimo. Si estaba alegre, sus cuerdas vibraban como nunca y retumbaban melodiosas, haciendo más alegre el canto. Cuando triste me encontraba, con mis manos en ella, enredaba en sus cuerdas mis desventuras y con extraordinaria obediencia me respondía, devolviéndome amorosamente el ánimo. Cuando con nostalgia la pulsaba, ella, con sonoras notas se encargaba de darme de nuevo una esperanza; mas, cuando estuve enamorado, tiernamente sus cuerdas sonaban, con una romántica pasión que abría corazones y hacía soñar enternecidos a cuantos escuchaban mis canciones. ¡Esa sí que fue mi amiga! La que nunca me negó una nota y que en vez de dañarme, me regaló largos y calurosos aplausos; la misma que en noches serenas y silentes, despertó amorosamente a más de una novia que, invitado por su enamorado íbamos a llevarle serenatas a su amada. Esa sí que fue mi amiga de verdad y muy sincera pero que hoy abandonada en el olvido, ha sido otra pérdida causada por el daño tan grande que me hice, por compartir con ese: el señor de muchos apellidos.

Y mis hijas: las canciones? Hoy como yo, silenciosas están también en el olvido, esperando tal vez, que alguien se interese por ellas y las vuelva a interpretar con el mismo amor con el que yo las creé para distraerme un poco junto con los míos; con la misma esperanza que yo tuve, de que algún día alguien las pidiera para dedicarlas a su novia, a sus padres, a sus hijos o a personas muy queridas. Ah... los poemas! Aquellos que con tanta dedicación compuse, para recrear con ellos alguna situación que yo creía merecer la pena, o simplemente para con ellos describir un bello paisaje de mi pueblo, enmarcado en verdes prados, repleto de cantidad de flores frescas, donde revoletean multicolores mariposas y donde resuena el trinar armonioso de las aves y mil cosas más que se puede decir a través de las canciones y poemas, hoy en día mudos, igual que mi guitarra y yo.

Gracias a Dios y a la ciencia médica, aún sigo viviendo y disfrutando de la vida y aunque con un poco de limitaciones, tal vez me anime a seguir escribiendo mis vivencias, mis canciones, mis poemas, aunque mi voz no se escuche y ya no me sirva como antes.

Ya no vale la pena vivir de los lamentos. Es por eso, amigos míos, que quería contarle todo esto, para que tomen conciencia de no acercarse nunca, ni siquiera un poco, ni mucho menos permitir que hasta ustedes llegue, ese, que equivocadamente hacemos nuestro amigo inseparable, ese, al que yo nombro, como el señor de los muchos apellidos y que por nombre se llama cigarrillo.

¿Amigo? ó ¿Enemigo?

(Marino Gaviria Vargas) paciente

Hasta hace muy poco tiempo, era yo un ser humano, con todas las facultades con que la naturaleza puede dotar a uno. Facultad para caminar y correr, facultad de ver y oír, en fin, facultad para todo: para hablar.....pero..... un momento!. Esta última, por culpa de uno a quien hice mi amigo inseparable, la he perdido y ahora estoy sumido en un silencio tan grande, pero, que a pesar de todo, me ha permitido encontrarme conmigo mismo y además, de pensar con más calma, de analizar detenidamente lo que hago y de profundizar un poco más en lo que es la vida y en la misión que todo ser humano debe cumplir en su paso por el mundo.

Sé, que muy malo es juzgar; pero lo que siento hoy en día, es un odio profundo y un arrepentimiento tardío, de haberme acercado tanto a ese a quien he llamado: “el señor de los muchos apellidos”, a quien hice mi compañero incondicional en los momentos de alegría o de tristeza; a ese, a quien creyéndolo inofensivo, lo hice indispensable en largas noches de insomnio, en momentos de desesperación, dizque porque me tranquilizaba, en ratos de incertidumbre, porque me serenaba; en las tristezas, dizque porque me animaba o en momentos de meditación, porque supuestamente me inspiraba, y a pesar de todo esto, junto a él, muchos poemas y canciones componía, pero cuando me faltaba, dejaba de hacer una tarea por salir a buscarlo y disfrutarlo, sin pensar por un momento en el daño tan inmenso que me estaba causando lentamente.. Pero, ya no vale la pena pensar en lo que hice o dejé de hacer por tener a un supuesto compañero, a quien dediqué los mejores años de mi vida. No vale la pena entonces vivir de lamentaciones y mejor es seguir adelante.

A muy temprana edad lo conocí con humildes apellidos, más tarde, lo fui distinguiendo con apellidos más elegantes, sugestivos, llamativos y extranjeros, sobre todo americanos y franceses, pero con esto, lo mismo de peligroso. En momentos de alegría lo buscaba, porque me permitía asociarme a grandes reuniones y amenas tertulias que se organizaban al rededor de la familia o de los amigos y aún con gente desconocida en el momento y que más tarde nos hacíamos muy buenos amigos ya fuera como compañeros de trabajo o simplemente como vecinos que éramos. Ese mismo que creyendo erróneamente que me daba categoría, importancia y buena reputación, ese, a quien yo hice mi aliado durante tantos años y que me acompañaba a todas partes; ese, que tú encuentras en todas partes, aunque por fortuna, hace ya mucho tiempo que le prohibieron la entrada a recintos cerrados, a los medios de transporte; en fin, a muchos lugares, por el daño irreversible que tanto hace, atrofiando el cerebro, alterando el corazón, deteriorando los pulmones, dificultando la respiración y tantos otros daños que causa; sigue con su misión devoradora, conquistando adolescentes, entrando a los colegios y a muchos otros sitios donde lo reciben como a incomparable compañero, sin querer nadie, darse cuenta, como me pasó a mí, que con apellidos humildes, elegantes o extranjeros, es el enemigo más vil, despreciable y no pequeño, que el mismo hombre haya podido crear.

Es ese mismo que hoy, me ha sumido en un silencio profundo y que sin imaginármelo siquiera, me obligó a abandonar las cosas más bellas y sanas que yo disfrutaba verdaderamente; el que se hizo pasar como fiel compañero en el triunfo y las derrotas, el que me acompañaba siempre en las buenas o en las malas; ese mismo fue y seguirá siendo: el malvado señor de los muchos apellidos.

Cuando comencé a perder mi voz por él, abandoné mi guitarra. Esa sí que fue una amiga fiel y sincera!. Cuando la pulsaba, siempre se acomodó a mi estado de ánimo. Si estaba alegre, sus cuerdas vibraban como nunca y retumbaban melodiosas, haciendo más alegre el canto. Cuando triste me encontraba, con mis manos en ella, enredaba en sus cuerdas mis desventuras y con extraordinaria obediencia me respondía, devolviéndome amorosamente el ánimo. Cuando con nostalgia la pulsaba, ella, con sonoras notas se encargaba de darme de nuevo una esperanza; mas, cuando estuve enamorado, tiernamente sus cuerdas sonaban, con una romántica pasión que abría corazones y hacía soñar enternecidos a cuantos escuchaban mis canciones. ¡Esa sí que fue mi amiga! La que nunca me negó una nota y que en vez de dañarme, me regaló largos y calurosos aplausos; la misma que en noches serenas y silentes, despertó amorosamente a más de una novia que, invitado por su enamorado íbamos a llevarle serenatas a su amada. Esa sí que fue mi amiga de verdad y muy sincera pero que hoy abandonada en el olvido, ha sido otra pérdida causada por el daño tan grande que me hice, por compartir con ese: el señor de muchos apellidos.

Y mis hijas: las canciones? Hoy como yo, silenciosas están también en el olvido, esperando tal vez, que alguien se interese por ellas y las vuelva a interpretar con el mismo amor con el que yo las creé para distraerme un poco junto con los míos; con la misma esperanza que yo tuve, de que algún día alguien las pidiera para dedicarlas a su novia, a sus padres, a sus hijos o a personas muy queridas. Ah... los poemas! Aquellos que con tanta dedicación compuse, para recrear con ellos alguna situación que yo creía merecer la pena, o simplemente para con ellos describir un bello paisaje de mi pueblo, enmarcado en verdes prados, repleto de cantidad de flores frescas, donde revoletean multicolores mariposas y donde resuena el trinar armonioso de las aves y mil cosas más que se puede decir a través de las canciones y poemas, hoy en día mudos, igual que mi guitarra y yo.

Gracias a Dios y a la ciencia médica, aún sigo viviendo y disfrutando de la vida y aunque con un poco de limitaciones, tal vez me anime a seguir escribiendo mis vivencias, mis canciones, mis poemas, aunque mi voz no se escuche y ya no me sirva como antes.

Ya no vale la pena vivir de los lamentos. Es por eso, amigos míos, que quería contarle todo esto, para que tomen conciencia de no acercarse nunca, ni siquiera un poco, ni mucho menos permitir que hasta ustedes llegue, ese, que equivocadamente hacemos nuestro amigo inseparable, ese, al que yo nombro, como el señor de los muchos apellidos y que por nombre se llama cigarrillo.

Efímero servidor

(Marino Gaviria Vargas) paciente
Por la falta de atención, en muchos casos,
de seguro, puede uno ser mal entendido
pues a muchos así les ha sucedido
por algunos que cuidado no le han puesto;
me quedé muy sorprendido por supuesto
al escuchar las preguntas que me hacían,
fueron cosas que en mi mente no cabían,
y todo por la manera de relatar un cuento.
pero por tal ridiculez, yo no me enojo
lo que quiero es, que entiendan lo que dije,
porque algunos lo interpretaron a su antojo;
sin embargo, por eso no maldije.

Fue en una amena reunión de amigos,
departiendo una noche sanamente,
contaban algunos, insólitas historias
que escuchábamos todos, muy alegremente.
Imaginando y maquinando en la mente cada uno,
qué contaríamos cada cual en el momento,
en que fuéramos preguntados por los otros;
oye, tú: cual es tu parlamento.
Como es mi costumbre, ideé rápidamente
cómo y cual sería el tema de mi historia;
traté de organizarlo en mi memoria,
para que fuera ameno y me salió así de rente.
Así, fue pues, que cuando llegó mi turno
que conté algo imaginario y cierto.
claro que, unos tergiversaron unos puntos,
y por eso preguntaban sorprendidos,
me interrumpían así a cada momento.
Por eso fue que me demoré más tiempo.
en relatar mi imaginada historia;
pues muchos al oírla, no creían
que hubieran pasado en un momento tantas cosas;
uno ingenuo, se estremeció de espanto,
mientras que otros maliciosos se reían.


Oigan pues, lo que conté aquel día:


Habiendo llegado muy cansado del trabajo,
entré a la casa y llegué hasta el comedor,
allí se encontraba, tranquilo y reposando,
muy pulcro, limpio y vacío su interior.
Encima del charol, junto a la jarra de cristal
que llena de agua pura y fresca estaba,
allí, aquel, muy tranquilo reposaba
esperando tal vez, que alguien lo empleara,
para así prestar algún servicio
y me tocó a mí, utilizarlo al tiempo
en que estuve mirando las noticias;
su vientre vacío, llené de agua
para calmar con él, la sed que me quemaba.
Y con pronta rapidez, muy obediente,
me sirvió y luego, luego lo volví a su sitio;
a un lado pues, lo dejé de nuevo
y muy sereno se quedó tranquilo,
hasta que después, al mucho rato
en su seno pude, saborearme un tinto;
otra vez lo coloqué en su sitio
donde siguió reposando muy sumiso,
esperando quizá, que prontamente
se me ocurriera abusar de su servicio.
Después de utilizarlo varias veces,
después que me calmó la sed y tomé tinto,
con una mano lo cogí y con fuerza,
lo apreté y lo estrangulé todito
hasta dejarlo deforme, fuera de servicio
y lo arrojé rápidamente a la basura
en la caneca que indica: reciclable
para que nunca pudiera volver a ser reutilizable;
cuando, de repente, escuché en la concurrencia
que alguien con fuerza, gritó desesperado:
¡criminal! Sois un acecino despreciable!

Cómo así? Qué están creyendo? Pregunté asombrado;
lo acabas de decir, contestó otro:
que después de utilizarlo, lo acabaste,
cómo fuiste capas de hacer tal cosa?
usarlo así, para después matarle,
y luego contarlo como si nada fuera
nunca imaginamos que tal era
tu infame forma de pagar servicios.
A uno que te atendió presto y sumiso,
así no se agradece: ¡miserable!


Me condenaron unos, me defendieron otros
y yo le respondía con acierto a cada uno:
es eso lo que se hace en estos casos,
para que no le presten el servicio a más nadie,
para evitar inconformidad o enfermedades;
es por respeto, por salud, por bienestar,
o es que acaso prevenir en estos casos no es sociable?
Escúchenme bien: esta es mi historia,
no crean que soy un ser vil y despreciable
no escuchan tan claro, que solo estoy hablando
del maravilloso servicio que nos presta,
un efímero vaso desechable........!

Editorial Sexta edición

“EL DOLOR, NO ES EL AZOTE DE DIOS QUE NOS CASTIGA; ES LA MANO DE DIOS, QUE NOS REDIME”.
Es la frase que desde nuestros comienzos hemos adoptado como lección propia; para entender y dar a conocer nuestra condición de seres humanos expuestos a todo tipo de sufrimiento por las enfermedades que podamos contraer; pero también con la certeza de que Dios nunca nos ha abandonado.

A la izquierda encuentra el listado de casi todos los escritos publicados. Haga clic en cualquiera de ellos y podrá leerlo. Esperamos completarlos todos para la próxima entrega. Pude hacernos sugerencias para mejorar en "comentarios".

Paulina Gómez Correa

Marino Gaviria. Nacida el 9 de Enero de 1938, en Santa Rita de Ituángo, Antioquia. Desde pequeña quiso ser profesora; siendo una de las más destacadas en sus estudios de primaria. El bachillerato, lo realizó a través de la radio, logrando altas notas en las pruebas ICFES, que debía presentar anualmente para certificar su paso al grado siguiente. Tuvo siete hermanos y de su matrimonio con don Pablo de J. Puerta ya fallecido, le quedaron tres hijos: Pablo León, Claudia y César Augusto Puerta Gómez. Desde su juventud, incursiona en el mundo empresarial, administrando pequeños negocios familiares. Paciente del Instituto de Cancerología a raíz de dos eventos de cáncer: el primero de mama y años más tarde otro de pulmón, ambos de carácter primario; los cuales la hicieron sentir mal, pero con los tratamientos, su organismo reaccionó favorablemente, mejorando notablemente y superando dicha enfermedad. Desde Agosto del año 2006, ingresa al taller de Escritores XUNDABÉ, y allí comienza de lleno a escribir, convirtiéndose en una de las más prolíferas escritoras del grupo; pues, en su bolso, no le faltan la libreta de anotaciones y el lápiz, que usa sin inconvenientes alguno, aún, sentada en un autobús, para aprovechar al máximo las grandes congestiones del tráfico en la ciudad. De sus primeros trabajos, destacamos el siguiente, como homenaje a una de nuestras más consagradas asistentes al taller.

A Martha Lucía Castro Londoño

Marino Gaviria

Paciente del Instituto, se destaca como promotora de proyectos que redunden en beneficio de los usuarios del instituto; por medio de “ASUINCA” Asociación de Usuarios del Instituto de Cancerología. Ha sido, desde la fundación del taller de escritores, ferviente admiradora y seguidora de su evolución; divulgando sus trabajos y buscando apoyo para los integrantes. A ella, los talleristas, le han dedicado acrósticos en su honor, como prueba de agradecimiento y cariño por su desinteresada labor. Destacamos el siguiente, escrito por Marino Gaviria como homenaje a la paciente, y ante todo acompañante, amiga incondicional.

Manantial de amor, inagotable,
Aurora, radiante de alegría;
Ríes siempre, buscando la armonía
Tratando de aliviar grandes pesares,
Hay palabras de aliento, dirigidas,
A todos, los que a diario te rodean
Luces siempre, serena la mirada,
Un aliento, contagias a los otros,
Cuando vez, que alguno desfallece,
I gual te muestras, en las buenas o en las malas,
Acudes presta a socorrer tu gente,
Caminas firme, aunque el presente,
A otros rumbos te mande por caprichos;
Sabes sortear los grandes contratiempos,
Tu mirada, recorre el infinito,
Rasgas con risas, todas las tristezas,
Oh! ¡Mujer, encantadora y bella!
Las amarguras, en tí, no encuentran nido,
Olvidas al instante las infames desventuras,
No le dejas al dolor, que te atormente,
Das amor, sin distinguir credos ni razas;
Oraciones de ternura, para todos tienes,
Ñacundá, de las noches veraniegas,
Olas de amor materno, en tu alma llevas.

A la Doctora Gloria Marín

Marino Gaviria Vargas.

G olondrina que surcas el espacio,
L as estrellas, admiran tu volar,
Otras aves imitan tu aleteo
R audas, en bandadas siempre van
I nspirada entre rosas y azucenas,
A un enfermo, tratas de aliviar.

M ueve al corazón tu tierno encanto,
A nima tu voz para luchar;
R enacen ilusiones y en el alma
I ncesante la vida seguirá,
N ace de nuevo una esperanza;

¡Gracias mujer; por tu bondad!

A Paulina Gómez

Marino Gaviria Vargas.

P or si acaso volvieras al desierto,
A un oasis del Sahara llegarás,
U ne tu pasado a tu presente
L iga tu amor a tu humildad,
I lumina tu alma con dulzura
N o te sientas jamás en soledad,
A unque quieras, no mires hacia atrás…

G racias a Dios, por habernos conocido,
O scura soledad ya no habrá más
M elodías, se han vuelto tus historias,
E sas mismas que a uno hacen soñar
Z arzuelas de una vida cotidiana;

¿Qué bonito es tu desierto…
Qué amistad…..!

A Marino Gaviria

Paulina Gómez Correa.

M iro En tus ojos y tu sonrisa:
A manecer de esperanza.
R eflejan tus palabras
I mpetuosos, cayados deseos
N o expresados.
O h guerreo fugaz y valeroso!

G anas batallas con
A rmas de espumas y de vientos;
V aivén de hamaca, con
I mpulso viajero
R utas de amores
I ncomprendidos y lejanos,
A marran tu vida, a tus sueños

Al Doctor Tiberio Álvarez

Paulina Gómez Correa.

T oda tu vida, médico estudioso,
I nventas trucos de magia citadina,
B oleros y tangos elegantes,
E ncuentras en tu guitarra, allí plasmados.
R íes con estrepitoso acento. Eres
I nofensivo, cordial y bello, y
O rdenas al dolor que no nos toque.

A prendimos contigo a amar el
L amento final, como una etapa
V ital unida a nuestra vida.
A migo muy querido te abrazamos,
R eímos fuertemente liberando,
E ndorfinas cautivas en el alma, que en
Z eppelín al infinito enviamos.

Imaginación

Marino Gaviria.
En una tarde de verano, contemplando el cielo azul inmenso, observé que una hermosa nube blanca, cruzaba silenciosa el firmamento: al verla tan densa y bella como un copo de algodón, mi imaginación siguió en pos de ella y de repente sentí que me subía para tomar un puesto y viajar por el espacio sin fronteras, para deleitarme contemplando el universo. Allí, ya viajaba un ángel misterioso, que al verme subir, me invitó sin reparos, a que juntos emprendiéramos la aventura más casual, rica y placentera. Y atravesamos en aquella inmensa nube: montañas, mares, valles, las pampas, las estepas, los glaciales....hasta que la nube, de pronto, por esas cosas de la imaginación, voló con nosotros, ¡increíble! a visitar después otros planetas.
El ángel muy amable, me dirigió enseguida unas palabras, para preguntarme a donde quería yo que me llevaran, luego sin vacilar por un momento, le respondí que quería viajar por el espacio y recorrer hasta el confín del universo y la nube presurosa y encantada, sugirió que nos dejáramos llevar por ella, que me mostrarían enseguida muchísimos lugares y que me sintiera muy seguro en ella, pues por nada del mundo, el ángel permitiría que me pasara nada y que después con plena seguridad, me volverían a traer hasta el mismo lugar en donde me habían recogido. Así que recorrimos muchos lugares distintos de la tierra y en cada país, en cada capital, me permitían que contemplara absorto la belleza de las cosas terrenales: las murallas, las torres, las iglesias, los jardines, los castillos, las represas, los ríos y sus cataratas, los volcanes, las pirámides y un centenar de cosas bellas.

¡Qué encantador que fue viajar con ellos! Sin sentir un momento de cansancio ni pereza; todo era alegría: contemplar las maravillas, ver brillar el sol más cerca y viéndome alcanzar con las manos las estrellas. Después de tanto viajar por el espacio, sin cansarme de admirar tanta hermosura, les propuse al ángel y a la nube, que de pronto, podríamos visitar la Luna y así observar minuciosamente lo que se cuenta de ella, pero la nube misteriosa y no segura de sí dijo: no me parece; pues la Luna a sido el astro más visitado por el hombre, además, la Luna según dicen es muy fría; ¿no te parece mejor que vallamos a otra parte, por ejemplo a visitar otro planeta?. Sí. Estoy de acuerdo; pero por favor, entremos a la Luna, porque quiero recorrerla toda entera. Me gustaría saber por qué siendo tan fría, es tan hermosa; es la dueña de la noche; inspiradora de romances novelescos, de poemas y demás canciones bellas. Nos refleja la luz del Sol en el verano, para alumbrarnos los caminos polvorientos, pero en las noches frías del invierno, tímidamente sale y nos alumbra y nos enciende la luz del pensamiento. Es que la Luna; les dije al ángel y a la nube, es por excelencia, creadora. Ella, ha inspirado a los grandes artistas y poetas; a tenido que ver con los romances de parejas muy bien conocidas en la historia: una María y Efraín, aquí en Colombia; un Romeo y Julieta; en Inglaterra o en España, en tantos otros países se le aclama como musa inspiradora, en un Abelardo y Eloisa, o con Pablo y Virginia y tantos otros que hoy se me escapan, que se pudieran nombrar por centenares.... y con éste argumento convencí a la nube, que sin reproche alguno se meció así de repente, para llevarnos a recorrer la luna toda.

Volamos en ella mucho rato, conociendo el lado oscuro de la Luna: ¡cómo brilla! ¡cómo refleja el Sol en el verano de la tierra! y en su atmósfera tranquila y tan serena, respiraba yo, un aire de grandeza, pues me sentí un ser privilegiado, al haber podido alcanzar aquella nube en la que viajaba sin visa, sin pasaje, sin tener que tramitar un pasaporte y cruzando fronteras sin requisas, sin tener que mostrar un documento o cambiar moneda por moneda, según el país de mi visita y mucho menos sin un trasbordador o cualquier otro medio de transporte que requiere de motor y combustible. Me sentía en un mundo diferente, donde solos: mi ángel y yo sentados en la nube podíamos disfrutar de tanta maravilla. ¡Era increíble! y muy real lo que viví en la Luna; pero la idea era viajar por todo el universo y visitar una a una todas las galaxias, así que dimos por terminado éste recorrido por la superficie selenita. De pronto pensé yo y dije: vayamos a Mercurio, sí? ¿Qué esperamos? A Mercurio no, dijo la nube, yo conozco a todos los planetas y has de saber que puede ser un gran riesgo ir allá, porque es el que más cerca está del Sol y puede traernos consecuencias muy graves. Puede ser que su temperatura sea muy alta para mí que solo soy una nube; tú sabes que en mi interior hay agua, y por eso el calor puede derretirme y no podemos permitir que eso me pase, porque entonces cómo seguirías tú viajando y a expensas de quién puedes quedarte, si tu ángel debe de volver al cielo, en cambio yo debo regresar contigo hasta la tierra; juntos comenzamos, juntos terminamos éste viaje. Me convenció entonces y de lejos le dimos un vistazo a Mercurio, ¡gran esfera! que deambula en el espacio, en su gran órbita como todos los planetas en su galaxia, como todas las estrellas y cometas.

Entre Mercurio y la Tierra, ahí, está Venus, y pasamos muy cerquita de su esfera. ¡Cuantas cosas misteriosas encierra éste planeta!. El ángel, que constantemente escuchaba mis palabras y otras tantas me leía el pensamiento, dijo: no sé si debamos sobrevolar éste planeta; sé que se habla mucho de él allá en la Tierra, que tal vez serán habitantes venusinos los que, en los tan famosos platillos voladores nos llevan a deducir que hay extraterrestres. Que son unas culturas ya muy avanzadas las que gobiernan aquí, y por lo que entiendo, sin estar de pronto muy seguro, es que acá, solamente vienen los elegidos de la Tierra, que han sido previamente contactados de antemano por los habitantes venusinos; así que por lo que creo, es mejor seguir de largo, para no encontrarnos de pronto con una gran sorpresa, que no nos permita continuar viajando. Así pues, que pasamos muy por encima del planeta, y la verdad, en su superficie un tanto oscura, no pude distinguir algo curioso o que por lo menos llamara mi atención; aunque el solo placer de andar tan cerca, ya era algo muy importante y bien curioso, para mí, que siempre le veo el lado hermoso a la naturaleza, infinita en su belleza.

Volvimos pues a pasar ahora, ya muy lejos de la Tierra y en muy breves instantes, llegamos al planeta Rojo, que sigue de ésta y que es en el que se dice, viven los Marcianos; una cultura también muy avanzada, de la cual es de la que se habla mucho allá en la Tierra. Es así, que Marte, tiene pues, muchas más posibilidades de ser habitada por seres, tal vez, imaginados de cabeza grande y cuerpo pequeño, que se comunican con sonidos, según cuentan algunas leyendas o gente inexperta, que en su afán de infundirles más misterio, hablan de personajes increíbles, que aún en las películas hemos visto y que algunos son muy amables, otras veces, los muestran agresivos, pero todo esto se pudiera descubrir, teniendo un encuentro cercano con estos personajes. Seguimos volando por la atmósfera de Marte, y encontramos en ella: soledad, calor y frío y la nube, sin cansarse, se mecía y yo encima de ella, preguntaba al ángel: quién de verdad, habitaría este planeta; donde el hombre, con sus ondas espaciales, no ha podido escudriñar en él, mayor cosa. No sabemos aún nada del planeta, si es de verdad que aquí viven los Marcianos. Nadie, pero nadie, ha podido descifrar este misterio; ni siquiera yo, que estoy ahora aquí, sobrevolando el firmamento encuentro nada, no se acerca nadie, solo el ángel y un gran aire de placer, en la nube van conmigo.

Fuimos volando más allá por lo infinito y otro planeta, se avistaba hermoso y grande, éste es Júpiter, con su mundo plagado de tinieblas; ¿qué será, que no alumbra igual a los anteriores?, le pregunté intrigado a mi ángel, que muy atento me escuchaba. Es de noche en éste sector del universo y el Sol está alumbrando la otra cara del planeta, me respondió con aire de bondad, mi ángel; recuerda que el Sol está detenido en un punto fijo y todos los demás planetas giran a su alrededor y al igual que la Tierra, todos son redondos, por lo tanto, aquí también hay día, luego después llega la noche, ya que el Sol, solo va alumbrando una parte determinada de estas inmensas esferas planetarias.


¡Que belleza!. Las estrellas, brillan como nunca por toda la galaxia; se ven inalcanzables allá lejos, a millones y millones de años de distancia, pero aún así situadas tan distantes de la Tierra, brillan y su luz al igual que los luceros van mostrando esa belleza indescriptible que es el mundo, un mundo de galaxias y universos insondables. Vimos brillar a Júpiter, en todo su esplendor con luz del día. El Sol, calentaba su atmósfera infranqueable; es bellísimo, igual que los demás planetas; pero aún, siendo tan bello y tan inmenso, no lo cambio por la tierra donde vivo, rodeado de flores y praderas, de grandes selvas y moles de cemento, pero también de verdes bosques y aguas frescas.

Abandonamos ya esta esfera misteriosa, para seguir raudos nuestro viaje, lleno de aventuras y sorpresas.

Continuamos surcando el infinito y de pronto, a nuestro encuentro salió un nuevo planeta: este es el señor del anillo más inmenso del universo entero, es: Saturno, un maravilloso disco celestial, integrante también de nuestra vida láctea; inmensísimo también como los otros, pero supuestamente frío e inhabitable, donde nadie jamás aquí a llegado, solo unas sondas espaciales enviadas de la Tierra, le han tomado algunas fotografías desde lejos, para explorar un poco su formación en el universo. ¿Quién puede vivir aquí en un lugar tan solitario?, no lo veo. ¿Aquí?, le dije al ángel, y él me respondió, que solo Dios puede saberlo, si es que existe algún extraterrestre aquí en Saturno. Y....Tú, no sabes? Le pregunté de nuevo al ángel. El me respondió amablemente: tengo un poder muy grande para llevarte en vuelo, pero no puedo penetrar ciertas barreras, porque no me ha sido permitido por el Eterno Padre; por eso es que apenas sobrevolamos un planeta, pero no puedo detenerme. Permíteme decirte, continuó el ángel: que yo puedo llevarte donde quieras, pero no me pidas que te deje lejos de la Tierra, de tu hogar indiscutible, porque no puedo hacerlo. Mi misión es llevarte en esta nube, por los aires, donde quieras, pero en su momento debo regresarte, para dejarte en tu lugar de origen, para que vuelvas a integrarte a tus quehaceres.

Después de estar allí en Saturno, pasamos prontamente a Urano, en una órbita celeste muy lejana, pero que por el poder del ángel y la nube, alcanzamos pronto; lo rodeamos, lo miramos, lo admiramos y yo no encontré más nada que poder contaros; tan solo que disfruté mucho aquella visita y la grabé en mi mente como siempre, como he hecho con todos los lugares en que he estado. Imposible de describir tanta grandeza; poder divisar uno a uno todos los planetas: Neptuno, que también encierra sus misterios y al que se le atribuyen ciertas influencias en la vida del hombre; tanto que nos han hecho creer que los planetas tiene mucho que ver con nuestra manera de ser o de actuar según las fechas de nacimiento: el mes, el día, la hora......y Plutón, el último planeta más lejano de la Tierra; al que vemos tan solo un mero instante; pues es hora de volver y divisamos más estrellas: Antares, Pléyades, Orión, Ganímedes, Andrómeda..... y de nuevo: por fin la Tierra.

Así llegó el momento del regreso: el ángel: voló con rumbo al infinito después de dejarme aquí en mi sitio, desde donde admirado y taciturno con desdén veía cómo aquella hermosa y densa nube blanca se desvanecía por la acción del soplo del viento sereno de la tarde.

Sólo en el pueblo

Marino Gaviria.
En un pueblo de casas pequeñas,
donde el viento sopla con furor,
muy solo me vi por sus calles,
sin saber qué sería de mí.....

Un anciano pasó y en silencio,
su mirada me quiso decir:
la que buscas, se encuentra muy lejos,
hace tiempo, se marchó de aquí.

El anciano, siguió su camino,
muy solo en el pueblo dejándome a mi,
en sus calles muy solas, perdido,
en sus casas ya viejas sin luz......

Y en la bruma del tiempo, perdidas,
sus casitas de viejas paredes,
que recuerdos tan solo me traen,
de la niña que un día dejé.

Mi abuelo, era aquél anciano,
que andaba en el pueblo sin fe,
por el peso de su edad, cansado,
recordando también su querer.....

Me decía llorando, el abuelo:
yo muy solo me encuentro en el pueblo,
la que buscas, se encuentra muy lejos;
no la busques, que ya no está aquí.....

Quise olvidar y recordé

Marino Gaviria Vargas.
Hoy he vuelto a aquel bar donde quise olvidar,
las tardes que pasé junto a ti, a la orilla del mar,
y bebí, bebí para olvidar y en vez de olvidar,
comencé a recordar......

Y te vi, reflejada en la copa,
en la que yo bebía tratando de olvidar
y recordé, los momentos felices, que pasé junto a ti
y ahora quiero olvidar.....
Porqué estás; en el vino que bebo,
con que quiero embriagar y borrar el pasado;
pero tú, en mi mente estarás y jamás yo podré,
otra vez olvidar, las tardes que pasé junto a ti,
a la orilla del mar....

Me pregunto: por qué? No te puedo olvidar
y siempre recordé las tardes junto al mar;
me pregunto: porqué? Donde quiera que voy
siempre yo te recuerdo y no te puedo olvidar;
pero tú donde estás, ya no te acordarás
del que tanto te amó, a la orilla del mar.......

Mago bajo la lluvia

Marino Gaviria V.
(Al doctor: Tiberio Álvarez.)La tarde se presentaba un poco fría a pesar de que el sol, tímidamente trataba de rasgar el velo que insistente, las nubes de aquél invierno extendían en el firmamento. Definitivamente, al poco rato, el sol desapareció y la lluvia comenzó a salpicar la terraza del edificio, donde funciona el gimnasio y el salón de billar, que era el sitio en donde estábamos reunidos, a raíz de la invitación que se nos hizo para celebrar el día del padre.
A pesar del tiempo frío, el ambiente que reinaba era muy caluroso entre quienes estábamos allí, animados por la doctora, que para la ocasión hacía de anfitriona: con su sonrisa siempre a flor de labios, unida a su amabilidad y nobleza, que nos hizo sentir como los más importantes personajes de aquel sencillo pero ameno agasajo de que fuimos objeto, por parte de los profesionales que conforman el grupo de apoyo a los pacientes de ésta clínica, que con mucho cariño y sobre todo con un inmenso agradecimiento, bien podemos llamar nuestro otro hogar.
El tiempo transcurría en medio de una alegre espontánea charla: anécdotas contadas por los pocos asistentes, comentarios en torno al lugar y un sin número de ideas que cruzaban por mi mente, al observar el hermoso paisaje que presentaba la ciudad, con sus edificios opacados bellamente por la tarde gris del interminable invierno. En medio de la lluvia; los árboles que hacen parte del entorno, embellecían el momento: aquél mango, exhibiendo su fruto tan verde aún cual sus hojas, parecían brillar intensamente por el lavado natural que bajaba desde el cielo; detrás de éste, un inmenso guayacán sin hojas, pero vestido hermosamente con su traje confeccionado por centenares de amarillas flores, causaban por su esplendor, ser los reyes de la creación, dándole un toque más acogedor y ameno, poético e inspirador, sin desconocer que la diminuta grama del parque y el jardín junto a las fuentes, el sembrado de bambú en medio de las piedras que delimitan los senderos, también forman parte de aquél acogedor lugar donde las aves trinan en lo alto de los árboles frondosos y hacen su nido, para servir de compañía permanente a quienes por múltiples razones visitamos continuamente la clínica.
En medio de la lluvia, vimos a un medico que se acercaba a nosotros, luciendo su impecable delantal blanco, además de una pequeña caja que traía en sus manos. En sus ojos, se notaba que venía con la satisfacción de haber cumplido una vez más con el deber de atender a sus pacientes de turno. Llegó hasta nosotros muy amablemente para saludarnos, en tanto que la anfitriona nos comentaba que éste eminente medico, también es un excelente mago, que aprovechando la ocasión nos deleitaría con unos pocos de sus muchos trucos que tiene dentro de su repertorio mágico.
Organizó la mesita sobre la cual iba a trabajar. Sacó sus cartas para barajarlas e involucró a los asistentes para hacer más interesante su demostración. Comenzó pues por adivinar sin ver, el valor de cada una de las cartas, dejándonos verdaderamente sorprendidos con su habilidad mental. Barajó nuevamente y pidió a una niña que sacara una carta para mostrarla al publico sin que él viera y que la depositara dentro de otras tantas para guardarlas de nuevo en su empaque normal y con un lapicero invisible, pidió a la anfitriona que marcara el naipe por encima de su empaque, después de recibir nuevamente el invisible artículo, lo guardó en su bolsillo y con un poco de misterio sacó las cartas, las barajo nuevamente y se dispuso a sacar una de ellas, asombrados vimos que había una recién marcada, nos enseñó y efectivamente era la que todos ya habíamos visto. ¿Cómo podría haberla marcado sin sacarla y más aún con un lapicero invisible? Nos quedamos verdaderamente asombrados.
El aplauso no se hizo esperar, sonó muy suave, por tan pocos asistentes, pero su corazón de hombre sencillo se conmovió con esas pocas palmas, porque pareció escuchar un aplauso multitudinario de un auditorio colmado de espectadores. Volvió a barajar su naipe y colocó sobre la mesa algunas cartas no sin antes pedir que se escogiera una y mostrarla a los presentes, las colocó bocabajo y de su cajita sacó un diminuto carrito de juguete, el cual fue deslizando suavemente sobre éstas, hasta que al detenerse sobre una de ellas, encendió sus luces delanteras en señal de que aquella era la escogida por la concurrencia. Con otros tantos trucos y pases mágicos, el medico nos deleitó, demostrándonos su sencillez y humildad; con eso mismo nos recordó también, que desde cualquier profesión que se tenga, se puede hacer sonreír al afligido, al que sufre, porque la alegría es sinónimo de salud, vida, entrega desinteresada…..gracias doctora, gracias doctor por recordarnos que aunque seamos adultos, en nuestro interior seguimos conservando a ese niño que sueña y fantasea con los pases y los trucos de un mago dedicado a entretener y a salvar vidas y de una anfitriona encantadora, como ustedes, que ante todo son seres humanos que también sienten lo que todos sentimos.

¡Gracias de todo corazón!