Es un sentimiento que nos hace reír, sufrir, soñar, disfrutar, en fin, cuando llegamos a experimentar el verdadero significado de esta palabra, comprendemos que la vida vale la pena disfrutarla al lado de una gran persona que nos sabrá valorar y apoyar en cada momento en que lo necesitamos. ¿Quién ha existido en la tierra que no se halla enamorado?, ¿es posible concebir un mundo donde todas las personas se olviden de lo que sienten, se priven de la libertad de ser seres humanos que se apasionan, se alegran y ven en cada circunstancia que se les presenta una oportunidad mas para ser feliz con sus semejantes?
Gracias al amor nos damos cuenta que por él somos capaces de hacer cualquier cosa, que además nos produce alegría saber que a pesar de las distancias o inconvenientes, siempre tendremos a alguien que nos esperará y desea volver a vernos para hablar de tantas, cosas que son imposibles de olvidar, por el importante significado afectivo que representan.
Es verdad que la vida es una mezcla de sueños e ilusiones, tropiezos y derrotas, tristeza y gozo, también es un castillo de arena que puede derrumbarse en cualquier momento. Sin embargo, cuando somos valientes y tenemos una razón tan poderosa como el cariño de alguien para luchar por lo que queremos, podemos obtener hasta lo imposible; ya que el cuerpo envejese y el tiempo pasa, pero nuestros sentimientos siempre permanecerán en el alma.
“El amor tiene algo de fulminante e instantáneo, es decir, algo que lo inscribe como fenómeno en el campo imaginario y por eso la fascinación que desata, pero también es cierto, que él, puede registrarse en el orden simbólico y propiciar así, que su experiencia no se disuelva en el instante, sino, que se construya como historia, caso en el cual, la muerte no operará en el amor como la romántica ideal de la disolución en la nada, sino como lo que permite la superación y el cambio. Por eso, si el amor es instante, también puede ser historia; si es éxtasis, también puede ser construcción de una compañía constructiva; si es fusión, también puede ser logro incesante de una identidad propia. Digo: puede ser, porque también, dependiendo de la relación concreta en que se inscriba, puede no ser, y entonces el amor queda reducido a esa imagen romántica del abrazo, en la que se funden los amantes…” (González Restrepo Carlos Mario. Feria de Ilusiones. Revista Universidad de Antioquia, No. 234)
Todas las personas pensamos que amar significa absorber al otro, o simplemente recibir y dar besos, lo cierto es que olvidamos que no podemos obligar a nadie a que satisfaga nuestras necesidades; a sea lo que queremos que sea; a que haga lo que queremos que haga; a que responda como desearíamos que respondiera o a que sienta lo que pensamos que debería sentir. Admitamos que ésta palabra, va mucho más lejos de cualquier definición que pueda darle un ser humano; esto se evidencia en que muchos sabemos que es el amor; sin embargo resulta muy difícil describirlo. Es por esta razón, que alcanzamos a comprender la complejidad de éste sentimiento que puede llevar a un hombre a la desgracia o por el contrario, hacerlo feliz.
Amor (Carolina Gaviria Rueda)
Amor nuevo (Marino Gaviria V.)
Siento la necesidad inmensa de contarte, lo que ayer me sucedió con mi nuevo amor. Tuve la oportunidad de pasar la primera noche entre sus brazos, pero todo fue como lo presentía y para mí, siendo una cosa de la cual pocas veces me arrepiento, en éste caso fue todo tan distinto, que siempre estaré arrepentido de haber llegado un día a conocerle, como yo le conocí.
Debo decirte todo lo que sucedió la pasada noche, para que tú trates de entender el dolor que sufro de repente, que mi alma siente y que mi corazón, no podrá aguantar, pero no por eso quiero molestarte, ni rogarte que vuelvas a mi lado, porque estoy seguro de que no podré convencerte y solamente tú, pudiste tomar tan cruel determinación, que ha hecho perder en mi vida una ilusión.
Voy a contarte pues, lo que me ha pasado con mi nuevo y mal amor. Todo comenzó cuando le vi llegar, después de haberte despedido tú de mí: “hasta mañana” y ya no creía, que ese amor vendría. Pues bien; le vi llegar, entrar hasta mi cuarto y esperar; allí, me concedió su primer beso, un beso frío, que daba la impresión de ser tan muerto, como una lápida fatal, que cubre en una tumba, aquel amor que un día fuera para nosotros algo hermoso. Fue un beso yerto, sin sabor, sin amor y sin deseo; pero tuve la impresión de que fuera el solo miedo, que causa el encontrar un amor nuevo, que no permite entregarse por completo, a quien por primera vez, no sea su dueño.
Compréndeme por favor que todo aquello para mí, fue pasajero; fue una noche espantosa y sin deseos. Tal vez, aquél amor, quería para mí cosas muy buenas, pero no pudo complacerme, no lo pudo; fui insatisfecho; no me dejaba acariciar su pecho, no me permitía que besara sus mejillas ni su pelo; no me acariciaba, únicamente se limitaba a dejarme recorrer todo su cuerpo, tan frío, sin calor sin movimiento.
Era como estar en una roca, que por más fuerza que se haga no se mueve, solamente permite que se toque y se de vuelta alrededor de ella, pero no deja de ser fría y así sin movimiento, no se puede satisfacer con ella algún deseo.
Te pido por favor que me perdones, pues no quiero molestarte con todo esto, apenas sí quiero que lo sepas todo, para poderte pedir que no me abandones por completo y me permitas, si tú quieres, que esté cerca para conservar siquiera tu amistad por siempre, para que me ayudes y me acompañes y me alivies el dolor que llevo dentro; no por culpa tuya; sino por mí que no me entiendo; pero tu, que has llegado a conocerme como quiero, puedes ayudarme a jamás volver a pensar en un amor nuevo, que resulte ser así, como este que te cuento, que solo dejan decepción y descontento, porque no saben entregarse por entero, como tu amor que para mí fue tan sincero y aunque no quieras yo lo llevo dentro, porque fue, lo que en tantos años había soñado tener, que tuve y ya no tengo.
Perdóname otra vez, pero no puedo dejar de pensar en ti un momento y recordar las horas que se fueron, que dejaron en mí, un grato recuerdo, de algo que se pierde en el invierno de mis lágrimas amargas del despecho; las que me hicieron renacer un día, aquella flor de amor que en mi alma se moría y que solo tú, con tu mirada la volvías y creció con tu amor, con tus caricias, pero ahora parece marchitar de nuevo; pues te repito: con ese amor que tengo nuevo, no florecen la alegría ni el deseo de un vivir intenso; seguir con ese amor nuevo, no puedo; es como estar con un barco en la tormenta, que tratando de guiar no se maneja, porque las olas que sacuden la marea, no permite al timonel: lo mueva y el naufragio fatal de aquel barco es indecible; pues bien; eso mismo a mí me pasa y me siento naufragar entre sus brazos, que en vez de dar amor, dan un zarpazo, de una fiera sin domar que no hace caso; tan solo tú, mi amor: ¡puedes lograrlo!.
Incertidumbre (Marino Gaviria V.)
Es la noche de un Sábado Septembrino. Son las doce de la noche; es una hora en la que me encuentro solo aquí en mi cuarto y mis únicos compañeros, además de un cigarrillo son: una hoja de papel y un lapicero, quienes se encargan de arrancarme del alma; de lo más profundo de mis sentimientos, lo que justamente, a ésta hora escribo. Y es que la incertidumbre que me embarga en éste instante, presintiendo las cosas más amargas y más crueles, que el destino me depara quizá, para el día de mañana.
Siento que la incertidumbre y la vida misma, se han empeñado en taladrar mi pecho, hasta llegar a hacer sangrar mi pobre corazón desecho. La incertidumbre de una carta que aún no llega, arranca desde lo más profundo de mi ser toda ilusión; me arrebata la intensión de escribir próximamente una canción de amor o de nostalgia, de emoción o de esperanza; de despecho o de confianza; ya no sé, cómo es que escribo si no me hallo, no puedo escribir, ni leer y sin embargo, insisto en intentar de nuevo, porque siento que he perdido una ilusión y cuando un hombre pierde sus ilusiones, es un hombre sin ganas de vivir. No sé que hacer. Beber para olvidar? No puedo!, sólo ahogo en el licor mis penas; pero se avivan más y más aún, cuando me pasa el efecto del trago que me embriaga y vuelven la pena y el dolor a lastimar mi pobre corazón herido.
Solamente el escribir, en esta soledad tan negra y triste, acompañada del frío y del dolor que en mí se entrañan, es un bálsamo de paz para mi alma tan herida, por querer algo imposible. Quise llorar, pero no pude; mis propios ojos se niegan a verter lágrimas. Quiero estar solo como ahora, quiero estar ahora rodeado de la gente que me quiere como siempre; no me entiendo yo mismo en éste instante, no me entiendo; lo que con tanta anhelo hoy he esperado, no llegó y me siento más solo y sin consuelo, sin amigos, ni esperanzas, sin amor.
Y... qué es amor?. Amor es querer a quien nos ama, es sufrir por quien queremos; el amor, es llorar días enteros, la ilusión de sentirnos en la vida, como algo que valemos y que somos; como seres humanos que nacemos y que al crecer, vamos sintiendo el temor de enamorarnos y perder esa inocencia que nos hizo reír y disfrutamos, pensando que la vida solamente se verá color de rosa y nunca imaginamos las espinas tan punzantes que algún día nos lastiman tan injustamente, cuando estamos más felices.
Si pudiera en éste instante, arrancarle a mis labios la sonrisa, o si pudiera al menos, hacer que mis pupilas, arrancaran de mis ojos, un lágrima:¡cuán dichoso, yo sería!, podría apagar la llama ardiente, que devora mi alma y la calcina; podría desahogarme un poco, aunque estoy solitario en mi amargura; pues no quiero beber la amarga copa , que me trae entre sus líneas, esa carta, que no recibo todavía y se avecina. Quisiera gritar desesperado, que por favor la traigan pronto, porque quiero saber su contenido, aunque la verdad, yo mismo ignoro si la quiero leer apenas llegue y permitir que ella misma acabe, con el poco de dicha que me queda.
Yo no quiero hacer sufrir a nadie con mi llanto; sólo anhelo que me llegue aquella carta, para darme por vencido para siempre o al contrario, cantar con alegría, que he triunfado con valor a la desdicha!.
Amándote (Marino Gaviria V.)
Vuelvo a escribir de nuevo, para decirte que te quiero y recordarte que sin ti me muero; que cada vez que te encuentro en mi camino, te quiero más, con una intensidad tan grande, que controlar no puedo, porque me faltan fuerzas para hacerlo y sin embargo cada vez estas más lejos; así me lo demuestras, quizás, sin tú quererlo y yo estoy que me consumo en el dolor de haber perdido lo que tanto quiero, que quise alguna vez con sentimiento, que quiero todavía, aunque no debo. Tú no me quieres?. No lo creo! Tal vez, como antes, no, pero me quieres. Yo te espero, aunque esta espera, cada día sea más larga y sienta más remoto tu regreso; yo te espero, te espero aunque no debo; tal vez nunca vuelvas según creo, pero tengo aquí dentro de mí la llama ardiente, que aunque no la veas, yo la siento que me quema y me consume con denuedo; porque es tanto el amor que por ti siento, que arrancarte de mi vida ya no quiero, pues me resisto a quererlo y aunque puedo, yo no quiero perder esa esperanza, que por más imposible que parezca, estoy casi seguro que algún día sin quererlo vida mía, esa llama sigue ardiendo y diciéndome por siempre que yo debo esperar a que regreses, pues para mí, es casi imposible que yo pierda esa esperanza, que cada día renace y se acrecienta más y más anhelo con afán vuestro regreso.
Revivir aquellas noches, sería hermoso!, tanto anhelo tu regreso; que estoy dispuesto a rendir mi vida entera, para que sientas tal deseo y que tú quieras, y si así fuera, te prometo que te haría tan feliz, así lo creo, pues espero que tú sientas lo que siento, cuando estamos juntando nuestros cuerpos y olvidando así tristes recuerdos, pero viviendo intensamente aquél momento: el momento esperado y feliz de tu regreso, que me haría sentir de nuevo, la llama ardiente que encendiste alguna vez y llevo dentro.
Con un beso, me entregaste aquella vez algo muy bello. Después, en varias noches se repite y cada vez que me besabas con deseo, había un no sé qué de algo tan bello, pues con cada beso que me dabas, hacías que creciera cada día más, ese recuerdo. Cual recuerdo?. El recuerdo de aquél día de verano tan intenso, cuando por primera vez, yo te veía exhibiendo tu delgado cuerpo; aquel día, es muy difícil de olvidar; más lo recuerdo. Era ya muy tarde y yo apenas sí miraba tu silueta, reflejada en el cristal de un doble espejo, de ese espejo brillante de tus ojos, que expresaban sin decirlo:
“te deseo” y tus labios dibujaban la sonrisa que parecía decirme en el momento: no me mires con tristeza; eres mi dueño. Desde aquél día feliz nació en mi pecho, un pequeño capullo que floreció más luego, que duró tanto tiempo y con tus besos, cada día era más grande y más frondoso, ya que tú, esa flor la cultivabas con empeño; pero otro día, vida mía, de repente marchitó sin yo quererlo.
Después, aquella flor renació luego, volviste a transportarme a ese hermoso jardín: el de tus besos, entonces esa flor antes marchita volvió luego a revivir y a mostrar en sus pétalos frondosos, el amor que volvía a regresar de nuevo. Pero después, al cabo de algún tiempo, esa flor volvió y se marchitó de nuevo y esta vez, parece que se muere para siempre y yo no quiero; además, para cuidarla por si vuelves, yo la sigo regando y la cultivo con recuerdos; con recuerdos tuyos, por supuesto y aún se tiene en pie por si regresas, por si de pronto tú, vuelves a mirarla con amor intenso.
Quisiera suplicarte que regreses, pero debo dejar que tú decidas, si curar o engrandecer la herida, que has dejado en mí, desde aquél día, en que te fuiste de mi lado y me dejaste; quisiera pedirte y te lo pido: que aunque estés muy lejos no me olvides; más, por mi parte, siempre estás muy cerca, estás dentro de mí, aquí en mi mente, en mi recuerdo tu imagen tierna y cariñosa tiene vida!.
Tierra de ensueños (Marino Gaviria V.)
Ya me voy acercando a mi tierra,
a la que hace unos días dejé,
ya me voy acercando a mi tierra
y siento quererla hoy más que ayer.
Allí en casa, mi madre me espera,
más no piensa que hoy volveré,
mis amigos tampoco lo saben,
mañana en la tarde, los saludaré.
A mi tierra querida de ensueños
con gran dicha me voy acercando,
mis amigos, mi madre me esperan,
más no saben que ya voy llegando.
Con inmensa alegría, hoy regreso
a mi tierra querida de ensueños,
mis amigos ¡oh! madre querida,
qué alegría saber que muy pronto,
todos juntos, muy feliz nos veremos.
Recuerdos del pasado (Marino Gaviria V.)
Volver a recorrer las viejas calles
del pueblo que me dio su libertad,
es despertar de un sueño tan profundo,
es revivir, recuerdos de bondad.
Llegar a la estación de aquella infancia,
do compartía mis dichas y tristezas,
es recorrer los sitio donde entonces,
dejé grabadas las ilusiones nuevas.
Es compartir contigo mi pasado,
allá en el pueblo, donde niño, me críe,
cantando alegre, ¡rato inolvidable!
es despertar del sueño que forjé.
Después de recorrer, aquellas calles,
llorando de dolor en el silencio
en que se encuentra aquel hermoso pueblo,
cambiado por doquier, casi del todo.
Hoy es llorar, llorar la larga ausencia
de haber pasado allí, alegres momentos,
es recordar las dichas que se fueron
y que nunca volverán a renacer.
Ya solitario, me encuentro en éste valle,
donde murieron las dichas que ayer fueron,
hoy todo acaba, el silencio de la noche
y solo yo: de recuerdos también muero.
Al Penderisco (Marino Gaviria V.)
Sobre una inmensa llanura empradizada,
Majestuoso serpentea el Penderisco,
el río más hermoso de Colombia,
como si naciera en el mismo Paraíso.
Allí, se levanta arrogante un pueblo
de gentes de pujante raza,
con casas coloniales en sus calles,
un cabildo y la iglesia en una plaza.
Es “Urrao” así se llama por ventura,
el paraíso escondido de Colombia,
así lo llamó el general Uribe Uribe,
así lo confirma hoy, la historia.
San Carlos de la Isleta, fue primero,
cundo el Cacique Toné, allí vivía,
cuando a ese valle inundado por un lago,
lo vigilaban los indios, desde el alto La Florida.
Después vino una borrasca sorprendente
y abrió por el norte, una gran brecha
y vació el lago y secó el valle,
lo que fue Xundabé, por esa fecha.
Xundabé; aquél que es nido de tórtolas,
el que fue defendido por las tribus,
hoy lo recuerdan el teatro y una calle,
lo mismo que al Toné: la Escuela, el Circo.
Majestuoso el Penderisco se desliza,
por el valle circundado de montañas,
sus afluentes: el Pabón, el río Urrao,
lo hacen crecer con sorprendente maña.
Es silencioso y manso el Penderisco,
y aunque enfurece, respeta al cementerio
formando una gran hoz con la colina,
donde a los muertos, da el adiós postrero.
Y al pié del Peseta, hay una peña,
a la cual le dedican mil leyendas,
pero el río silencioso en su carrera,
esos mitos y cuentos, él se lleva
Callecitas del recuerdo (Marino Gaviria V.)
Callecitas de mi pueblo,
que me vieron recorrer,
cuando muy tierno en mi infancia,
yo comenzaba a crecer.....
Callecitas de mi pueblo,
cómo extraño su vaivén
que se mecen con el viento
y un poquito del querer.....
En cada calle una esquina,
en cada esquina un amor,
un amor que se ha perdido
con el tic tac del reloj,
Cómo extraño aquellas calles
con asfalto en su espesor,
callecitas que recuerdo,
pues allí dejé un amor.....
Calles que yo voy cruzando,
mirando a su alrededor
las casitas ya muy viejas,
con un recuerdo de amor,
Callecitas de mi pueblo,
las extraño al caminar,
si puedo volver a ellas,
podría volver a amar.....