Ha pasado el quinto mes del año, mes de Mayo, dedicado al ser más especial del mundo: La Madre. La mujer maravillosa, que nos ha dado el ser y la vida, aún a costa de muchos sacrificios, que tan abnegadamente acepta y sabe sortear en procura de que no le falte nada a sus hijos.
Es la madre, esa persona a quien le debemos lo más grande de la vida, y es por eso que somos muy concientes, que no es solo un día del año, si no, todos los días de la vida, los que debemos dedicarle, con el mismo amor con el que ella se da a sus hijos y de manera especial también a sus nietos, cuando estos han llegado a aumentar el número de su descendencia.
Acertadamente, el compositor español, Don Manuel Alejandro, le ha dado vida a una de sus más grandes creaciones: “ESA MUJERCITA” que todos, alguna vez hemos cantado o por lo menos hemos escuchado, advirtiendo en ella, la sublime misión de una madre para criar, enseñar y educar a sus hijos; para encaminarlos por un sendero del bien y del servicio al prójimo. Qué grato es traer ahora ese poema hecho canción, para dedicárselo a nuestras madres, esposas o hijas que cumplen a cabalidad con esa tarea de dar vida, a la vida de seres, que poco a poco van multiplicando una familia.
“Esa mujercita que ves con el pelo blanco,
esa mujercita que ves vestida de negro;
esa es la mujer que más quiero y más quiero,
porque yo una vez fui dolor de su carne”
Dice Manuel Alejandro, en su bellísima canción, en la cual exalta la labor amorosa y dedicada desde el mismo momento de la concepción, y continúa, para completar el coro de su más bella composición, para justificar con cual amor se desgasta una madre para poder cumplir con su deber ante el ser Supremo y sus hijos:
“Esa mujercita que ves con los ojos tristes,
esa mujercita que ves con los labios secos;
esa es la mujer que más quiero y más quiero,
porque yo he vivido mezclado en su sangre”.
Hermosamente resalta que somos parte de su cuerpo, de su sangre, de su vida entera y que a través del tiempo está dispuesta a dar todo lo que está a su alcance para que no nos falte absolutamente nada.
“Ella me invitó a beber de su pecho,
ella me enseñó la primera palabra;
ella me ayudó a caminar por el suelo,
y a que fuera feliz en mi infancia”.
Y continúa diciendo el poeta, en su maravillosa canción:
“Y me regaló el primer tren de nácar
y me protegía del hambre y del frío
y me dibujaba castillos y hadas
y árboles muy grande al lado de un río”.
Con esto quiere ennoblecer mucho más el papel de la madre y maestra que se da por entero, con sus enseñanzas morales para que sus hijos lleven una vida recta y en ella, les entrega sin medida todo su amor y en las noches de desvelo, siempre está pendiente para que nos les falte nada, tanto material como espiritualmente.
El compositor español: Manuel Alejandro, ha hecho un homenaje universal a la mujer que sin esperar nada a cambio, sufre en silencio para no preocupar con sus afanes a quienes son parte de su vida, carne de su carne, sangre de su sangre, por quienes está dispuesta a dar su vida si es necesario, con tal de verlos crecer felices. No en vano es exaltada por el mismo Dios, como protectora y dadora de la vida; siempre abnegada y dulce, tierna y delicada, humilde y servidora; la madre ocupa un puesto muy importante en el corazón del hombre y un rincón especial en el alma de todo ser humano.
“Me enseñó a rezar con palabras sencillas,
me indicó el camino que lleva a la gloria;
lo bueno y lo malo que existe en la vida,
para que jamás me abrazaran las sombras”
Termina la canción explicando de qué manera se pueden alcanzar las metas en la vida sabiendo llevar todos los trabajos con verdadero amor; con ese amor tan grande y maravilloso, como el que solo nuestra madre sabe dar.
“Me enseñó a pensar con los pies en la tierra,
me explico el por qué del amor y la ira,
y porque en el cielo se ven las estrellas
y porque en la tierra, los hombres envidian”.
Y así, por ese mismo estilo, encontramos cantidad de poemas y canciones que hablan de ese ser maravilloso que es la madre; tanto autores colombianos como extranjeros, con especial sentimiento de amor, de gratitud o de nostalgia, algunos, han compuesto una frase sin igual, para homenajear a tan sin par mujer.
XUNDABÉ, Taller de Escritores; no puede dejar pasa tan importante acontecimiento para decirle a “Esa Mujercita” a quien todos apreciamos de verdad: Gracias mamá!
Editorial séptima edición
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