Editorial octava edición
EDITORIAL XUNDABÉ.
(Octava edición)
“Salud! adorada Bandera que un día,
batiendo tus Pliegues, allá en Boyacá,
sellaste por siempre la lucha bravía
de un pueblo que ansiaba tener libertad”
Es el himno que entonamos en éste siete de Agosto, para recordar aquella cruenta lucha en el Pantano de Vargas, cuando nuestros patriotas con singular arrojo, sellaron por siempre la libertad nacional; una libertad que pese a los esfuerzos de los soldados que allí rindieron su vida por la patria, poco a poco se ha ido perdiendo a manos de un gigante Americano, que con el correr de los tiempos, se ha apoderado de la soberanía, que un día, se consiguió en el territorio nacional.
Sea pues, ésta una nueva oportunidad de renovar nuestro compromiso con la amada Colombia que anhelamos todos: libre de todo yugo que se nos quiere imponer; libre de atropellos injustificados y desiguales que se presentan a diario; libres, de verdad libres, desde todo punto de vista. Honremos con profundo agradecimiento a todos los héroes que de una u otra forma han contribuido al fortalecimiento de la democracia, de la que todo Colombiano ha buscado disfrutar, para poder alcanzar a construir un país con un futuro más amable para todo ciudadano de bien.
Que interesente sería, que en la conmemoración de éstas fechas, todos los Colombianos pensáramos en aquellos que otrora rindieron su vida por la libertad y pusiéramos un granito de arena, para que cada día el país en que vivimos sea recocido como lo que es: un territorio de hermosos paisajes, con inmensas riquezas naturales y por sobre todo de gente amable y solidaria, culta y hospitalaria, en donde los sueños se hacen realidad por el apoyo de unos a otros.
No olvidemos que importante también es, festejar la independencia de una Antioquia Grande, en toda la extensión de la palabra. Una Antioquia que no ha sido ajena a los problemas políticos de nuestra nación y que de manera pujante y altiva, ha superado esos pormenores y sobre todo ha contribuido a la superación de grandes conflictos que a través de los tiempos nos golpean.
Gloria al poeta de la raza Antioqueña que con su pluma, escribió el más bello de los himnos departamentales, inspirado en las verdes montañas, en sus valles con sus ríos, en su cielo siempre azul, en sus primeros fundadores; su hombre insignia: el arriero, con su mula y su enjalma, con su atuendo de dril y de alpargatas, de zurriago en mano, poncho al hombro, carriel terciado, con el machete al cinto y sobre todo revestido de un alma pura y limpia: honesto trabajador; “hechao pa’lante”.
“Oh libertad que perfumas
las montañas de mi tierra;
deja que aspiren mis hijos
tus olorosas esencias”
Hermoso legado que nos dejó el poeta de Yarumal, el mismo que recuerda con todo el corazón un antioqueño; que hoy lejos de su terruño, lo añora con nostalgia, pero siempre lo amará y lo llevará en lo más recóndito de su corazón.
¡Viva COLOMBIA! ¡Viva ANTIOQUIA!
Anfephe.
Editorial octava edición
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