Hermanos
Marino Gaviria Vargas (paciente)
Disfrutando del cálido sol de la mañana, inocentes, jugaban los dos niños, con sus bolas de cristal al arroyuelo; una entretenida diversión que también en mi infancia, solía practicar con mis amiguitos de la cuadra y que nos hacía olvidar hasta de comer o de ir a dormir temprano, ganándonos por eso la reprensión de nuestros padres. Así los dos niñitos jugueteaban en la calle, si importarles quien pasaba por la vía; si era algún carro, una moto, un triciclo, un transeúnte, cualquier cosa, no los perturbaba nada ni nadie. Para ellos solo importaba aprovechar al máximo ese placer de divertirse, jugando sin descanso, con sus bolas, ellos solos.
No advertí nada en especial en ellos, pues los vi como dos niños comunes y corrientes jugando por la calle sin vigilancia alguna de personas mayores; únicamente ellos, entretenidos en pasar el tiempo, sin pensar en otra cosa que no fuera divertirse. A la mañana siguiente, montaban los dos en una patineta y al otro día una actividad distinta: el balón, la bicicleta; los billetes, que representaban un valor diferente, según la marca de la cajetilla de cigarrillos que se lograban reunir; o las tapas de gaseosas y en fin, tantas formas de jugar y divertirse que uno se inventaba cuando niño, para pasar más agradable y desapercibido el tiempo, de aquellos años inocentes de la infancia. Otras veces los veía caminar por las calles del barrio, haciendo algún mandado; pero siempre, siempre inseparablemente juntos. Y al día siguiente, juntos iban a la iglesia, juntos se dirigías a la escuela; iban, venías, corrían y jugaban siempre juntos. Así los vi crecer, sin separarse nunca uno del otro; pareciendo con ello, que no concebían la vida, el uno sin el otro, pues es muy raro ver a uno solo; son como “uña y carne”, no se separan por nada del mundo; son muy unidos para todo: juntos montando en una bicicleta o en la moto o compartiendo un dulce, así es como los he visto siempre desde aquel día en que por vez primera tuve la oportunidad de verlos. El tiempo fue pasando lentamente mientras los dos niños seguían creciendo en estatura, en madurez, en educación y poco a poco se iban convirtiendo en adolescentes. Me preguntaba en muchas ocasiones, porqué esa unión tan arraigada y me di cuenta después, que son un par de hermanos y que desde su cuna son excelentes amigos y confidentes; donde está el uno, siempre debe estar su hermano, se han querido tanto, que es digno de admirar esa unión tan especial, tan humana y solidaria, que siendo uno mayor que el otro, actúan cual si fueran mellizos o gemelos: sus amistades son iguales para los dos y hasta me atrevo a pensar que sus gustos son muy similares.
En mi vida, he conocido muchos hermanos que se quieren mucho, pero ningunos como estos; los he visto pelear o discutir en términos malsanos, pasando largo tiempo sin hablarse y luego se contentan, los he visto separarse sin dificultad y hacer un montón de cosas solos, uno sin el otro; pero estos, son un punto aparte, por su manera de ver la vida, de tratarse, de ayudarse, de compartir hasta el más mínimo detalle, los dos están en un mismo plan según se presente el momento; increíble es ver un par de hermanos que se quieran tanto y sin reparos ni diferencias, tanto, que cuando se pelean por algún motivo, con mucha calma y diplomacia arreglan sus problemas, que no ocurren con frecuencia y en pocos minutos siguen como si nada hubiera sucedido; solo existe el uno para el otro. Una cosa en particular sí he notado en ellos y es que el mayor, como que no se siente muy seguro, sin la presencia del menor en el lugar donde se encuentre y no me extraña mucho esa actitud del niño solo, porque en otros tiempos tuve la oportunidad de conocer a muchos hermanos que presentaban la misma particularidad, de que el mayor, siempre reclamaba la presencia del menor; nunca he podido saber a ciencia cierta cual es el motivo, pero de una cosa si estoy seguro y es, de que en su formación, siempre está el menor para apoyarlos, para secundarlos en sus travesuras, en sus trabajos y sus sueños forjadores del futuro.
He podido observar con especial admiración, que este par de hermanos, siempre están de muy buen humor mutuamente; si discuten, siempre están serenos y consientes de su proceder, casi nunca se les ve pelear; ni siquiera tratarse mal; diría yo, que son un verdadero ejemplo de imitar, un caso ecepsional de admiración: con cuanto amor se tratan; con cuanto respeto lo hacen; qué confiabilidad se demuestran mutuamente, que hasta da la impresión de que su dependencia uno de otro es tan arraigada, que de pronto llego a pensar, que al tener que asumir una separación inevitable, el sufrimiento puede causarles mucho daño. Sin embargo demuestran que su madurez es tal, que saben que el destino pronto los separará por diferentes caminos y deben asumir con entereza y sensatez, la responsabilidad que la vida les irá interponiendo en su viaje por el mundo. Compartir, de la manera tan cálida y humana, tan sincera y respetuosa, como lo hacen ellos; los dignifica, los coloca en una posición tan privilegiada que humildemente toman esa forma de vivir, como cosa tan importante en su existencia, sin que nada se interponga en su diario vivir y de compartir sus quehaceres, sus juegos y todo lo que les ha tocado vivir así tan unidos, tan solidarios y tan juntos.
Han pasado ya varios largos años desde aquel día en que los vi por vez primera y aún siguen disfrutando de la vida siempre juntos: montando en una moto, gozando de una caminata, haciendo los mandados de la casa, arreglando el ventanal de su vivienda, ayudando a sus padres en los trabajos domésticos o de la calle. Siempre he pensado que en todo lugar, en toda enseñanza, se hace saber que la paz está en el corazón de cada uno, pero también en lo que se aprende en el hogar, cosa que se refleja plenamente en el comportamiento de los hijos, en su manera de actuar en la calle con la gente, en su continuo vivir honorable y humilde, como estos dos hermanos que hoy describo, ya que siento por ellos una profunda admiración y que me parece en lo personal; son dignos de ella por su forma de actuar inseparablemente; pues, aunque tienen más hermanos mayores a quienes demuestran su amor, su respeto y amistad; ellos dos, son los que más comparten su vida juntos, sin olvidar o dejar a un lado a sus otros tres hermanos.
Sin querer extenderme mucho diré, que después del tiempo que ha pasado, sigo observando, cómo estos hermanos aún siguen unidos, conservando esa amistad que siempre los ha caracterizado, haciéndolos ver, más que hermanos como amigos y más que amigos, siempre hermanos. El tiempo sigue su marcha sin detenerse y los niños de ese entonces, ya son adolescentes. Todavía estudian y comparten sin medida, todavía traviesos en la calle, aún caminan siempre juntos, inseparables, en la mañana y en la tarde o por la noche, en todo caso, siguen diario, a cada instante, pasando siempre a estudiar al colegio, inseparables los hermanos.
Hermanos (Marino Gaviria Vargas)
Una experiencia en la montaña (Bryan Rios)
Érase una vez un niño llamado Juan, el cual se encontraba planeando un paseo con su mejor amigo Daniel y después de dialogar mucho rato, decidieron hacer el paseo con los compañeros del colegio, cuyo destino seria hacia una montaña.
Por fin llegó el día tan anhelado por todos, ya que de allí vivirían muchas experiencias, por lo tanto, salieron felices y después de caminar por largos senderos, llegaron a la gran meta. Inmediatamente, Juan les propuso que era mejor descansar un buen rato primero, antes que hacer cualquier otra actividad, ya que para divertirse tendrían muchísimo tiempo. Luego de un merecido descanso, Daniel pidió colaboración para que unos fueran armando los campamentos y otros fueran haciendo la comida. Transcurrió el tiempo y llegó la noche; unos contaron historias y otros contaron chistes terminando así el primer día.
Al día siguiente salieron muy temprano de excursión y cuando iban caminando, a Juan, sin que éste se diera cuenta, se le calló un reloj muy valioso que su padre antes de morir le había regalado en un cumpleaños, por lo tanto para Juan este reloj, más que valioso, era un recuerdo muy especial del ser que tanto amó.
Instantáneamente, Daniel en silencio recogió el reloj, guardándoselo en el bolsillo, pero en el transcurso de la caminata Daniel escuchaba una voz interna que le repetía una y mil veces: Juan ha sido siempre tu mejor amigo, por favor no le hagas daño, porque tenlo por seguro, de que cuando Juan se entere de que ha perdido ese maravilloso recuerdo de su padre, sufrirá mucho. De manera pues, que Daniel recapacitó y no solo le hizo entrega del reloj, sino que también le contó lo que pensaba hacer, pero lo más estupendo es que le pidió perdón de todo corazón a su amigo.
Luego llegaron al campamento y así terminó el segundo día.
Nuevamente al día siguiente, también salieron muy temprano de excursión y Juan quería volver a dirigir la caminata, ya que pensaba que él había sido el principal organizador del paseo, pero los compañeros insistían en que Daniel fuera en esta ocasión el guía, porque ambos habían sido los organizadores y no uno solo.
Entonces Juan reconoció que debía de respetar la opinión de sus compañeros y acepto educadamente la propuesta de los demás. Caminaron horas y horas, cuando de repente, uno de los compañeros tubo un accidente y debido a este no podía continuar la marcha, sin pensarlo dos veces, al instante Juan lo auxilió diciéndole que no se preocupara que él lo llevaría cargado hasta el campamento; viendo todos este gesto de solidaridad tan grande, decidieron también ayudarle a Juan y así llegaron por fin todos muy felices, porque habían aprendido una lección más.
Finalmente llegó la hora de volver a la ciudad y Daniel como era de muy buena posición económica, invitó a todos sus compañeros a que se reunieran en su casa para brindarles una comida y así poder comentar con todos las experiencias maravillosas que cada uno había tenido en aquel paseo.
Los ángeles son niños (Paulina Gómez Correa)
Los ángeles son niños
Paulina Gómez Correa. (paciente)
-Señora Maria, le habla Rosa la mamá de Dorían: ya tengo un ángel en el cielo!
-¿Cómo ocurrió? ¿Tubo dolores? ¿Se fue sonriendo? ¿Lo atendieron bien los médicos?, hago todas estas preguntas atropelladamente; mal oculto mi emotividad. El cáncer en el fémur, hizo metástasis y le consumió su sueño de jugar con la selección colombiana de fútbol; su equipo del alma.
-Si señora, fue bien atendido, no tengo ninguna duda, se puso grave y se fue apagando como una velita. Todos aquí en la casa estamos tranquilos. Siempre tuvimos fe de que se iba a curar, pero Dios lo necesitaba y se lo llevó.
Hay querida Rosa también me alegro, se fue porque Dios lo llamó y no por falta de atención medica. Estoy de corazón con ustedes, reciban un fuerte abrazo en la distancia.
Cerré los ojos. En mi recuerdo aparece un ángel que también tengo en el cielo, él me espera, hasta que la vela quien escribe este cuento, se apague también.
- Maria: teje corozos para los dos.
¿Mamá, me da permiso para acompañar a Medardo a quebrar unos corozos que trajo de la finca?
El sol en tierra fría es picante, con sus rayos luminosos cubre el frente de nuestras casas-tienda (construcción muy común en los pueblos de Antioquia) y llena el ambiente de la alegría primaveral. Por la calle empedrada, llena de cagajones, pasan personas y caballos, formando un binomio sonoro, por el ritmo del galope y paso fino, que producen los cascos herrados.
Detrás del mostrador, mi mamá vende; sal, arroz, fósforos y demás artículos que en esos negocios tienen los comerciantes. Desde allí nos vigila sin proponérselo, su mirada dice: no demores mucho porque debes ayudar a pesar la sal.
Me arrodillo, me siento en los talones, junto mis dos manos en el pecho, sobo una con otra, dándoles calor como si fuera a rezar. El, en cuclillas, con las piernas abiertas, en actitud de desafío de hombre interesante. No recuerdo como está vestido, pero si que tiene sombrero y ruana canteada en los hombros, lo cual me permite ver por la abertura de la camisa, su pecho blanco de niño. Tiene once años, dos más que yo.
Con una piedra, grande como su pequeña mano quiebra los “cocos” en miniatura que son los corozos. Comemos uno por uno sin ningún afán ¡mi mamá que no me mire más!
Encojo los hombros y lo escucho:
Prométeme que vas a ser mi novia, y que cuando estemos grandes nos vamos a casar. Estoy enamorado. Tengo 2 terneros, conozco el ganado, me gustan las fincas y monto cualquier bestia, ensillada o en pelo.
Lo miro en silencio. No pienso en novios, eso para mi es un complique, me intereso por los “coquitos” que estoy comiendo, además tengo una escuela en el deposito que hay en la parte baja de la casa con el tablero que nos hizo mi papá y un banco hecho por mí, con dos troncos de madera desiguales y una tabla en malas condiciones, allí enseño las primeras letras a niños y a bebes (que encarte) del vecindario. Les doy confites, lápices, cuadernos y colores de cuenta de mi papá.
¡Adiós novia: te quiero mucho!
Yo soy su novia, pero el no es mi novio.
Cada vez que pasa por el frente de la tienda, le ordena a su mula que pase despacito, para mirarme con detenimiento, con sus ojos grandes, profundos y tristes.
No recuerdo donde y en que tiempo me dieron la noticia
Va para la finca, llueve sin parar por muchos días. Los caminos están intransitables llenos de baches, cubiertos de greda amarilla y resbalosa, se arriesga a pasar por un canalón estrecho y profundo.
En una irregularidad considerable del piso, la mula pisa mal, y se estrella contra el barranco. La espuela que lleva puesta en el pie derecho, penetra en la barriga de la mula, se enloquece y se encabrita furiosa, es atacada en sus entrañas por el niño-hombre que siempre ha llevado en su lomo. Se desboca y se arrastra hasta destrozarlo, como mártir de historias antiguas.
No quiero oír mas; no se donde están sus restos. Cuando recibo la noticia, siento una fuerza centrifuga que me arrastra y me lleva en el cono de un ciclón multicolor.
Hoy, sesenta años después, estoy unida con la mamá de Dorían, en la esperanza de que unos ángeles con nombre propio, nos cuidan aquí en la tierra, y nos esperan en la eternidad…!
Un Sueño (Sebastián Arias)
Un Sueño
Sebastián Arias (Servicio social estudiantil)
Un día del mes de mayo, caía una tremenda tormenta, empezaba a anochecer y un toro bramaba a lo lejos llamando a su pareja que caminaba alrededor del chiquero, donde el ternero blanco, acurrucado dormía esperando el amanecer.
De pronto un rayo cayó sobre un gran árbol incendiándolo; mis padres me dijeron que entrara, me acosté en la hamaca de mi padre. Dí varias vueltas para no sentir el frió que hacia. Cuando la hamaca dejó de moverse, yo me dormí y comencé a soñar: ví una vereda con lomas, colinas y cerros, llena de árboles que se mecían y que al inclinarse, me invitaban a entrar en esa mágica experiencia. Con perfumes que mi mente no podía describir por lo fantástico que eran, lo más raro era que había gran cantidad de guaduales.
Extrañado seguía pensando qué lugar era ese, cuando un pequeño ruido a unos diez pasos de mí, hizo que mirara a la derecha y, cuál no sería mi sorpresa, al ver una ardilla y un koala jugando con una fruta que yo no conocía. Dejaron de jugar y el koala dijo:
-No te asustes, ven con nosotros y conocerás el bosque.
Me llevaron a conocerlo, dando un pequeño paseo. Nos internamos en el bosque y se escuchaban toda clase de sonidos, se veía gran cantidad de animales por doquier.
La ardilla tomó la palabra:
-Estás en el antiguo bosque de guaduales; por eso vez muchos: cuídalos. Aquí hay animales para tu alimentación y no mates las hembras preñadas ni las que están criando, así no se acabarán.
Un golpe de la hamaca dado por mi madre me hizo despertar, para que me acostara en mi fría cama, al otro día muy temprano me desperté y al salir el sol, me asome por la ventana y solo vi lomas, cerros y colinas, la magia del bosque había desaparecido y con él todos los animales, solo me quedo el sueño que tuve .
Alguien se llevó el sombrero (Ana Inés Valencia)
Alguien se llevó el sombrero
Ana Inés Valencia. (Paciente)
Salieron a la medianoche, él dijo que podía ver en la oscuridad y así fue como los guió por trochas, montes y valles, ríos y cañadas, hasta encontrar la:- inspección abierta veinticuatro horas-, hubo que tocar la puerta repetidas veces, pues no lo estaba.
Un señor somnoliento cuya condición parecía ser esa, abrió tímidamente un postigo por donde se escapó un sonido no identificado, que lo hizo estremecer.
-Que quieren y cuantos son- preguntó.
-Somos cuatro y venimos a poner una denuncia- contestaron todos.
-Pasa solo el ofendido-
-Su nombre-
-Pedro Riera-
-Ocupación-
-Celestino-
-Haga su denuncia-
-Mi denuncia no tiene calificativo, simplemente:-alguien se llevó el sombrero-
-Se lo robó-
-No señor inspector, se lo llevó-
-Como lo sabe-
-Lo supongo-
-Hay diferencia entre llevar y robar-
-Por eso no sé calificar el delito-
-Describa entonces el objeto robado-
Pedro Riera se tomó la palabra para decir, explicar, dibujar el sombrero, con tal vehemencia, que- inspector tuvo que interrumpirlo, para hacer la siguiente observación:
-La descripción que usted hace tan prolijamente, corresponde al sombrero que lleva en su cabeza-
-Yo no llevo nada en mi cabeza, Señor: -alguien se llevó el sombrero-
-Que pase el primer acompañante- ordenó inspector.
Pasó el primero, pasó el segundo y pasó el tercero.
Todos estuvieron de acuerdo en que:-alguien se llevó el sombrero –y que si el señor Riera, insistía en no tenerlo encima, era por que esa era su propia realidad y debería respetársela, por cuanto en la constitución, era claro el derecho al desarrollo de su propia personalidad.
-Desacato a la autoridad es lo que ustedes han cometido y por lo tanto quedan arrestados sin derecho a fianza-
Trasladados a un estrecho calabozo completamente a oscuras, volvieron a oír el ruido no identificado, la llave en el cerrojo.
-Acá hay alguien más dice Pedro Riera en su capacidad de ver, lleva corbata, botas y sombrero; además en su mano sostiene una maleta que no quiere descargar.
No había pasado un segundo, cuando -llave en cerrojo- volvió a sonar.
El señor de la maleta fue declarado en estado de libertad absoluta. Pero cuando atravesó la puerta al infinito,-inspector le requirió el derecho a saber que era aquello que tan celosamente guardaba.
-Tengo empacados mis sueños-
Contestación que le costó ser devuelto al sitio del cual acababa de salir.
De ahí en adelante todo fue un sueño, soñado por cada uno dé los reos condenados por atentar contra la seguridad del estado.
Elogio a mis quince años (Jesús Antonio Lasso Gallego)
Elogio a mis quince años
Jesús Antonio Lasso Gallego. (Acompañante)
A mi hija Laura Carolina, en sus quince años.
Hoy ha madrugado más el sol
Y con sus candorosos rayos,
Saludó amoroso al alba que ya se despedía,
A la luna sorprendida abrazó
Y un beso acosado en la mejilla le robó.
-¿Qué te pasa?-Dijo la luna, ruborizándose
Por el candente beso.
-¿Que qué me pasa, que qué me pasa?-
Contéstale el sol,
Con una amplia carcajada de entusiasmo
¿Que qué me pasa? ja, ja, ja, ja ...¿acaso no has mirado los jardines
Florecidos hoy?
¿No escuchas el trinar alegre
De las avecillas en los campos?
Y las multicolores mariposas,
¿Revoleteando en torno a nuestras ilusiones?
Danzando en su vuelo una alegre sonata
¿Encantada en sus alitas?-
-¡Sí! Es verdad- dijo la luna reflexiva
Y un coro de múltiples estrellas
Que cargan con su manto
Como canto celestial dijeron todas:
-¡Sí es verdad, hoy todo es alegría!
Y mirando al infinito como en actitud de gracia
Dijo el sol maravillado:
-Es que este día es muy especial,
Hoy toda la naturaleza se ha regocijado.
Las aves trinan sus mejores cantos
Las flores han formado…¡mira!
Las flores han formado un arco iris encantado
En todos los matices,
Hoy nos sonríe la vida alborozada,
Porque de allá… de allá, del infinito,
Hace algún tiempo cayó una pequeña estrella
Y su maravilloso brillo
Y el calor que emana y alegra nuestras almas,
Justo hoy, justo hoy,
Gritaba el sol entusiasmado
Justo hoy…
La pequeña estrella está de cumpleaños
Y las estrellas repetían en coro:
-¡Está de cumpleaños!, está de cumpleaños,
¡Está de cumpleaños!-
Y se produjo entonces un silencio celestial.
Y como por encanto, el viento que escuchaba atentamente,
En un susurro, lentamente levantó
Su sonora capa abanicada en muchos pliegues,
Formó como un tornado
Y miles de florcillas todas juntas
Formarónse en hileras
Y en su alocado vaivén…
El viento, arrancóle una tela de agua
Al cristalino lago,
Y cubrió con ella todas las flores del jardín.
Cesó la música…
Y como el mejor mago,
De todos los fantásticos sueños.
Formó un hermoso ramo.
Y el sol que miraba sorprendido
No esperaba que el viento lo enrollara con su capa
Convirtiéndolo en legendario príncipe
Y transformado así…el sol
Tomó las flores.
Y en oleadas de susurros, de suspiros y alegrías,
Acercase a la princesa a ofrecerle flores
Y un candoroso beso en la mejilla
El príncipe le dio.
Y el viento y las estrellas y la luna
Y todos juntos
Como un trueno que estalla en el verano,
Resonó en el espacio
Un aplauso prolongado y tierno:
Feliz cumpleaños Laura
La muerte de muerte (Bryan José Crespo García)
La muerte de muerte
Bryan José Crespo García. Servicio Social Estudiantil
Érase una vez, en un pueblo remoto, vivía con sus padres un joven llamado Ryan; que tenía miedo a morir. Su sueño era nunca morir, pero no sabía si esto era bueno o malo. Un día triste y gris, en que este joven tuvo que ver como moría su padre de una extraña enfermedad, pensó profundamente en el sueño que tenía.
Triste por la muerte de su padre, le hizo una promesa a su madre: que nunca iba a permitir que algo malo le pasara; promesa que mas tarde se rompió, debido a que ella, murió de la misma enfermedad de su padre.
Ryan, tuvo que defenderse por si solo, pero siempre se preguntaba: ¿Por qué la gente debe morir?. Perturbado por esto, empezó a viajar por el mundo, para buscar solución a este problema o entender más este fenómeno. Viajó, viajó y viajó pero no encontraba nada que le resolviera tal interrogante.
Habló con muchas personas, pero no le decían nada. Mas tarde, habló con una mujer, quien le indicó, que había un hombre que le podía ayudar. Tardó un año para encontrarlo; era un anciano, quien tenía un hermano gemelo. Ryan le preguntó qué sabía sobre la duda que él tenía.
El anciano dijo; que él, le iba a decir lo que sabía, pero con una sola condición: traerle un poco de agua que había en una fuente, en la cima de la montaña más alta del mundo.
Ryan, empezó su búsqueda, pero al encontrar el agua y llevársela al anciano, ya era demasiado tarde, por que éste, había muerto…
Quedo mucho más triste, por que no iba a saber nada. Se alegró mucho cuando el hermano gemelo del anciano, le dijo todo, acerca de lo que su hermano estaba por decirle.
Le dijo, que el agua que había traído, no era común y corriente; esta convertía en un ser inmortal a todo el que la tomare y siempre sería joven; pero ser inmortal, era algo que podría ser complicado de manejar.
Ryan, no puso atención a la advertencia de lo que le dijo el señor y tomó el agua, pero no sabía por todo lo que tenía que pasar, para entender, el fenómeno de la muerte.
Después de un tiempo, ante se le presentó un hombre, muy misterioso con un traje negro y encapuchado. Este hombre, tocaba la puerta, pero Ryan no le habría. El hombre se marchó pero no sería la última vez que lo vería, por que por muchos días, el hombre volvía hasta que el joven, le dejó pasar. Le explicó; que toda persona debe morir por que este era su destino, pero Ryan, no entendía por que decía esto.
El hombre, se enojó y se convirtió en una calavera con una guadaña y le dijo: yo soy la muerte y me enoja, que tú, seas inmortal. Ryan, asustado por lo que había pasado, quedó paralizado, sin moverse.
La muerte, lo atacó con su guadaña, pero el joven, pudo esquivarlo y coger su guadaña, para golpear y golpear a la muerte, hasta que dejó de existir. Ryan enterró la guadaña en el bosque y estaba feliz, por que ya, no iba a morir nadie.
Un año mas tarde, veía a todas las personas que estaban enfermas y muy ancianas, que debían estar muertas; pero a cambio, estaban sufriendo. De esa manera entendió lo que decía la muerte.
Fue corriendo al bosque a desenterrar la guadaña; se arrepintió, por lo que había hecho y se preguntó; cómo podría remediar este problema. Después de unos segundos, el bosque comenzó a iluminarse.
Ryan no veía bien hasta que después de un rato, se empezó a aclarar y eran todos los espíritus, que estaban a la espera de las personas, que no podían morir. Le dijeron que la única manera de resolver éste asunto era, convertirse él, en la muerte.
Así fue que se convirtió en la muerte y después de resolver el problema matando a todas las personas que debían morir; se puso a pensar, que pudo cumplir el sueño que tenía él, de nunca morir, pues, tendría que vivir por siempre, matando a todo el que le llegara la hora y además; pensó; que ya no le tenia miedo a la muerte, pues él mismo era la muerte.
La gente que pasa (Marino Gaviria Vargas)
La gente que pasa
Marino Gaviria Vargas. Paciente
Aquí, en mi lugar de trabajo, en una tarde cualquiera, de un día común y corriente; me dediqué a observar la gente que pasa en frente de mi puesto.
Unos van y vienen, otros suben y bajan, todos con un destino diferente, pero al fin y al cabo cada uno de ellos son la gente. La gente que habita en éste barrio, la gente que habita una ciudad, un país, un continente. La gente que habita éste planeta; el planeta azul por ser más agua que tierra, el planeta verde que posee la madre naturaleza, el planeta Tierra, que es el mismo planeta de la gente, que hoy veo pasar por en frente de mi puesto, personas normales y corrientes.
Veo pasar a tanta gente: unos que llegan, otros que se van, todos distintos, diferentes, pero uno y otro por ser distintos, no por eso ninguno menos interesante que otro. Miro a la gente y pienso: ¿qué pensará cada uno?. Por fortuna, todos piensan distinto; cada quien piensa en lo suyo, tienen un sueño diferente; planean el futuro con su empeño de salir adelante.....Esa es la gente que hoy veo pasar.....Esa es la gente!
Veo a un niño que corre alegremente, pateando con afán una pelota, de seguro va a entrenar a alguna cancha o simplemente a jugar con su gallada o tal vez a encontrar a sus amigos y a jugar un partido programado, yo no puedo preguntarle, sólo pienso y lo imagino, para luego escribirlo en éste cuento.
Una niña que milita en una banda marcial pasa de largo, que bien parece que va muy retardada, con su paso ligero pero firme, cruza el puente de la autopista en un santiamén y se me pierde, mientras escribo otra línea de lo que hoy veo en la gente de mi barrio. Se acercan a mí varias señoras, cada una a preguntar y a hacer su apuesta: ¿qué ganó ayer la lotería? ¿Hoy cuáles juegan? éste numero ganó hace unos días y repitió anoche, se comentan; todas juegan con la esperanza ganadora que a mi puesto las atrae, porque fundan en el azar, una esperanza de poder sustentar o apoyar a su familia.
Veo a dos niños montados en patines, van de la mano en una grata compañía, van compartiendo los dos un solo helado, lo disfrutan felices....también pasan de largo. Un señor que viene en una moto, pára el motor y se detiene, señor, me dice: ¿en qué dirección queda la iglesia y si el padre me atenderá a ésta hora? No lo sé si él estará porque justamente parece que hoy descansa; a una cuadra de aquí queda la iglesia, vaya a ver si el cura atiende, pero creo que tiene que volver al otro día. Una señora pasa con su esposo, él va feliz con su pareja, ella muestra su vientre engrandecido, un milagro de amor se ha hecho en ella y los dos muy felices ya se alejan, esperando muy alegres su retoño. Una anciana que a la iglesia se dirige, va a rezar seguramente y me comenta: ¿qué puedo hacer para que mi hijo estudie si no tengo para pagarle la matrícula?; vaya señora y hablemos en la escuela que de pronto podemos ayudarle y la señora se aleja lentamente mientras sigue pasando por en frente de mí, la gente de mi barrio.
Pasa un joven montado en bicicleta, va a atropellar a una paloma y se detiene; ¡qué animal para estorbar! reniega y luego sigue afanando su carrera; y sigue pasando gente de todas las edades y pasa gente por todas las esquinas: un vigilante, un locutor, un policía, pasa una niña cargando a su perrito, otro niño llevando sus cuadernos, un anciano con su nieto de la mano y una madre con su hijo en brazos; un soldado, una monja, todos pasan; dos hermanos que riendo alegremente a coger un bus a prisa se dirigen; un anciano apoyado en su bordón camina, un cieguito con su vara de invidente, una joven mujer con su gatito. Pasan seis niños que intercambian caramelos y que se cuentan travesuras de la escuela y se burlan uno de otro y entre todos forman un grupo que me hace evocar aquellos años locos de mi infancia, cuando yo como ellos disfrutaba de mi escuela.
Pasa la gente y al pasar, se lleva un poquito de recuerdos que me quedan. Y pasan uno y otro: un niño y un adulto, una joven mujer muy bella, un apuesto caballero y un anciano y un ventero ambulante y un lotero, un reciclador y un carretero; pero no he vuelto a ver pasar a unos, que se fueron de aquí a estudiar lejos, pero dejaron sembrados en mí, gratos recuerdos.
Pasa un señor que vende mazamorra, luego viene el que hace los buñuelos, unos niños que venden gelatinas, la señora que hace empanadas, otro señor con su carro de crispetas, uno más vendiendo solteritas, todos pasan por en frente de mi puesto: el muchacho que vende los limones y el que vende mercancía puerta a puerta, el cartero, el mendigo, el que vende la prensa diariamente; otros van para el billar o a jugar cartas; las muchachas con sus novios de la mano, el señor de la farmacia, el zapatero; todos pasan, van y vienen, suben, bajan y todos por en frente de mi puesto.
Un joven va de viaje y su maleta, cargada de ilusiones y de sueños, parece ser que el viaje será largo, va cargado sin duda de recuerdos de su estancia en éste barrio. Más luego pasa una señora con su bebecito dormido entre sus brazos y otra más con el suyo recostado en un carrito azul de terciopelo; dos gemelitos que estudian en la escuela, con la abuelita que cuida de sus nietos; pasa un perrito corriendo tras de su amo, el amo corre al parecer desesperado y coge un taxi de afán, apresurado, y el animal se devuelve entristecido meneando su cola velozmente, como queriendo preguntar: ¿qué se hizo mi amo?.
Mucha más gente pasa y pasa, unos vienen a descansar de su trabajo, otros van a su labor de diario: el velador, el taxista nocturnal, el panadero, algunos van a estudiar de noche o tal vez a un gimnasio; unos llegan a apostarle a la fortuna, otros ya lo han hecho y se despiden, unos que van y otros que vienen; de seguido van pasando; ¡cuánta gente! Y yo sigo aquí observando en mi puesto de trabajo, en un día normal, de una tarde común y corriente.
El fantasma de Éteres (Jónathan Álvarez Arteaga)
El fantasma de Éteres
Jónathan Álvarez Arteaga. Servicio social estudiantil
En una gran montaña cerca de una aldea llamada Éteres vivió un hombre, en un mundo sobrio, de soledad, renospito y miserable ante los ojos de todas las personas. Este hombre pudo haber sido feliz, alguna vez pudo ir a las grandes y hermosas montañas a tomar y a sentir la agradable brisa que golpeaba su rostro, se deslizaba por sus orejas y su pelo hacia oscilar, pero nadie sabia nada de él ni de su vida, nunca lo veían hablar con nadie, sólo bajaba por lo necesario pero no cruzaba palabra con nadie.
Este hombre vivía en la única cabaña de la montaña, el camino para llegar era sencillo, al llegar se podían ver montones de pinos que custiodaban los alrededores de la cabaña, imponentes y hermosos pinos, además había sembrados de manzanos y varias clases de arbustos y en el pórtico del camino habían dos agradables cedros que daban sombra al que llegase a la cabaña, que era grandísima, de dos pisos y con un alto techo de paja. Era intrigante que este hombre con tan hermosa y gran casa viviera solo o alguna vez invitara a alguien a entrar en ella. La gente llegó a creer que este hombre estaba enamorado de su soledad; vivía con ella y otros que simplemente, estaba loco.
Nadie sabía que hacía, ni en que trabajaba este hombre, algunos curiosos veían que todos los días antes de que el sol se centrara en el cielo, el hombre se entraba en el bosque, estos lo seguían pero sorpresivamente el hombre desaparecía y se le volvía a ver antes del ocaso, cuando volvía del bosque.
Los aldeanos de Éteres escuchaban salir: risas y alegrías del bosque, las cuales eran muy raras, ya que sólo aparecían de noche y de un momento a otro, además a esas horas, nadie se entraba al bosque a jugar, o a hacer fiestas o a cualquier otra cosa y en cualquier momento las risas eran como calladas.
Una vez, antes de que el hombre saliera de su casa, al bosque llegó una mujer joven de la aldea a la cabaña, para hablar con este misterioso personaje.
La mujer llamada Victoria, tocó la puerta y a los cuantos minutos le abrieron, Victoria quedó impresionada con la hermosura de la cabaña e impresionada por la frialdad y oscuridad que reflejaba el rostro del hombre. Ella se presentó, pero él nunca dijo su nombre, pero le preguntó:
-¿Qué buscas en mi hogar?
Ella respondió:
-Busco respuestas que me hablen de ti.
El hombre se sintió presionado y le pidió a Victoria que se fuera de su cabaña, pero antes de que éste lograra sacarla de la cabaña, ésta le preguntó:
-¿Siendo como eres, eres feliz?
El hombre se llenó de nostalgia, tanto que hizo brotar una lágrima en sus ojos y quedó inmóvil al instante. Victoria le dijo:
-La felicidad me trajo hasta este lugar ya que la soledad vivía aquí y en el corazón de éste hombre.
Él siguió inmóvil, Victoria luego salio de la cabaña. Él pudo haber dicho que sí, que era infeliz y quería tener una vida agradable. Pero la sinceridad y la franqueza de la joven, le cortaron la lengua y su soledad picó en pedazos.
Al caer la madrugada en la aldea se sintió un fuerte olor a humo. Los aldeanos salieron de su casa y vieron que en la montaña la cabaña se quemaba. Intentaron apagar las llamas con todo lo que podían, antes que amaneciera las llamas fueron apagadas. La casa, al igual que los árboles, los arbustos y los pinos fueron consumidos por el fuego y todo fue removido para poder encontrar el cuerpo del hombre o algo que les diera una respuesta, pero como al estarse quemando la cabaña no se oían gritos de dolor o de temor, posiblemente del hombre; todo era muy confuso.
En Éteres se cuenta la historia de un fantasma que en vida fue fantasma, dicen que prefirió morir sin vivir feliz que morir en soledad o que huyó de Éteres con sus tesoros y antes de ello enterró su felicidad y el amor que alguna vez sintió en el bosque, por ello el bosque en las noches ríe y guarda la felicidad del hombre, aunque nunca la volviera a necesitar.
El fantasma dejó una gran enseñanza a todos aquellos que alguna vez escucharon de él, la enseñanza fue que la soledad nos aísla de la naturaleza y nos repugna de ella, ya que nuestra naturaleza es vivir en comunidad.
EL ANTOJO POR VIVIR. (Nancy Parra)
EL ANTOJO POR VIVIR. (Nancy Parra) Hermoso atardecer, bellos anhelosde repente, se oscureció el día,una nube gris, envolvió su ser,diagnóstico fatal.Una fuerte tormenta, enfrió su almaguantes, delantales bancos, batas verdes,agujas… Qué pasó, Dios, qué pasótodo lo veía oscuro,aparece un ángelera tanto el antojo por vivirsoplo de esperanza, buena actitud,calma el granizo, continúa la brisa; escalofrío. Gratitud, duelo, despedidasu seno se iba; su orgullo de mujer,su razón de madre, su éxtasis,dolor, angustia, pesar,sus rizas de oro, también partían,el antojo por vivirdio un nuevo amanecer,cesó la lluvia, salió el sol, volvió la vida….
LOS CLONES. (Paulina Gómez)
LOS CLONES. (Paulina Gómez). El diagnóstico me dejó perpleja. -¡es una equivocación! Del consultorio a la casa, son veinte cuadras aproximadamente. En ningún momento los pies tocan la tierra, no la siento: quedo alta del suelo. –por qué a mí?Repaso la historia familiar, para ubicar predisposición genética. Lo primero que se me ocurre. Investigo sobre factores de riesgo de cáncer de mama: tabaquismo, alimentación inadecuada, exposición solar, estrés, anticonceptivos, terapia hormonal, edad avanzada… siguen las investigaciones… Ordenan exámenes; tantos como lista de mercado, con el agravante de que no se hacen dos en el mismo lugar. Me remiten al anestesiólogo, llego allí sin fuerzas ni fortaleza. Como rezando letanías, me da las recomendaciones de rigor, conversamos con libertad y tranquilidad, sobre la posibilidad de quedarme en cirugía, como volar a los cielos en un feliz desprendimiento natural. Firmo un mamotreto de normas y condiciones, liberando de responsabilidades a quien meta la mano y cambie la historia de mi historia.Todo pasa como una película con escenas cubistas, donde todo es verdad y está ahí, pero que yo no entiendo nada. Empiezo una vida distinta: amistades, grupos de apoyo, capacitaciones; tratamientos de radioterapia, quimioterapia, fisioterapia, y controles periódicos por cinco años. Aprendo que debo cambiar de actitud ante la vida: disfrutar, gozar, observar, ser más generosa y tolerante, desempeñarme mejor como ciudadana del hoy, y algo muy importante, la libertad y responsabilidad para tomar decisiones. Muchas han pasado por ésta situación. Cada caso es un cuento distinto. Este cuento empieza en la India, donde paré en compañía de dos amigos con diagnóstico de cáncer de riñón y de vejiga, quienes renunciaron a los tratamientos y cirugías que tiene la medicina occidental. En el avión, a 36.000 pies rumbo a Bombay, retozo descalza y semidormida en medio de mis dos amigos, a quienes veo de regreso a Medellín, Colombia, cinco años después como dos clones de Gandhy, con la firme idea de encontrar la armonía del universo, y yo, como la Madre Teresa de Calcuta.
AMABLE TRAGEDIA. (Marino Gaviria Vargas)
AMABLE TRAGEDIA. (Marino Gaviria Vargas).Poco a poco se me fue pagando la voz….Ya no sentía el timbre que tenía, cuando interpretaba mis canciones o declamaba mis poemas; por lo que comencé a sentirme mal, pues debía consultar al médico para salir de dudas, así que me acerqué al consultorio, donde el galeno de turno, me hace el examen rutinario: abra la boca, saque la lengua, diga a, y con paleta en mano me ausculta sin pronunciar palabra alguna. Escribe algo en la historia clínica y vuelve a examinar pulmones: respire profundo, revisa ojos, oídos, toma el pulso y regresa a su escritorio. No entiendo su caligrafía, que más bien parecen caracteres del idioma egipcio.¿Síntomas? –Me pregunta-Perdida de voz por tiempos relativamente cortos pero muy continuamente, no hay dolor, no hay fiebre. -respondo-¿Falta de apetito o dificultad para tragar? Para nada doctor.¿Fumador?Hasta hace diez años, que tuve el valor de dejarlo. Muy bien. Escribe la formula y me dice: antibiótico y a tomar mucho líquido. Nada helado; bebidas frescas pero al clima.Doctor: ¿cuál es su diagnóstico? Nada importante. Cuídese mucho. Estos intespectivos cambios de clima, afectan demasiado los bronquios, las vías respiratorias. Junto a estos medicamentos, puede ayudarle positivamente un remedio casero de esos con que las abuelas cuidaban a sus enfermos. ¿Nada grave doctor?Nada. De todos modos, hay que estar alerta. Regresé tranquilo a casa y en pocos días la voz volvió a recobrar volumen, pero el timbre ya no era el mismo.Pasó el tiempo. En el hospital del pueblo, no había equipos avanzados para detectar el mal que me quejaba otra vez: pérdida de la voz, pero no hay dolor ni fiebre, sin embargo un sabor metálico en la garganta, cada vez que desgarraba al toser. Ya la voz desapareció, ahora es sólo un susurro. Es necesario viajar a la capital a buscar un especialista. Lo hice en cuanto pude y logré conseguir la cita médica.-Buenos días doctor--¡Con esa voz! –fue su repuesta-Llegó el momento: los mismos exámenes. No dice nada. Escribe mucho sin pronunciar palabra; luego alargándome su mano me hace entrega de un papel: hágase éstos exámenes; en cuanto los tenga vuelve. ¿Qué tipo de exámenes doctor? Micro laringectomía y un tac de cuello, para estar seguros de un diagnóstico. Gracias doctor. Nos veremos entonces –le dije- y salí del consultorio, pensando en lo que puede ser. No diré nada, pero que es grave, es grave, por la expresión de su rostro; entendí que mi miedo al mal, más se afirmaba.Hice todos los exámenes con temor de escuchar el diagnóstico, pero con fe de que no lo fuera. Recibí los resultados. Rara expresión la que leí: “Carcinoma Escamo celular Invasor” –si es lo que creo, con seis letras lo habrían dicho todo- pensé. Días largos, noches interminables; la respiración se me dificulta cada vez más, la voz ya se niega a regresar, difícilmente puedo ingerir los alimentos, pierdo peso aceleradamente; la verdad, ya estoy preocupado. Hace días que no puedo salir a trabajar….Al fin, llegó la hora de la cita. -Quien sigue -llama el doctor-El medico lee la historia, revisa los exámenes, me mira preocupado y exclama: ¡debo operarte ya!Doctor: pero……¡Ya!. Si no le practico una traqueotomía ya, corre el riesgo de ahogarse. ¿Ya sabe qué tiene?-No doctor, no me han dicho nada-¿Qué es?“Cáncer”. Hay que actuar rápido.Recibí relativamente tranquilo la terrible noticia. Ya me lo esperaba, desde el momento en que empecé a sentir aquél sabor a óxido.Media hora después, ya me estaba colocando un tubo metálico en la garganta, para facilitar la respiración.Se sentirá mejor –dijo el cirujano- mientras lo programo para una intervención más completa.Definitivamente, no volvería a hablar.Exactamente un mes después fue la cirugía: ocho horas en el quirófano, catorce minutos en los que el medico perdía la esperanza de que saliera con vida; por fin regresé del túnel y todo volvió a la normalidad; la operación continuó y terminó con éxito. Dos días en cuidados intensivos, seis más en recuperación y vuelta a casa.Sigue la radio, luego terapias de la voz. He vuelto a hablar, no como antes, pero pude hacerlo de nuevo. Hace tres años de aquél día en que no creí volver….
CUENTO: CÁNCER. (Rosalba Gutiérrez)
CUENTO: CÁNCER. (Rosalba Gutiérrez) Un día cualquiera, mientras la fresca agua rocía por la ducha de mi baño, abrazaba mi cuerpo desnudo y mis manos se deslizaban por mis senos; hallé algo extraño en mí: un “frijolito” se había incrustado en mi mama derecha; comenzó a crecer y a ser parte de mi nueva preocupación.Callé la situación, pues tuve miedo de entorpecerme con insignificación, había llegado el momento de empezar a vivir como nunca lo había podido hacer: disfrutar de mi casa, mis vecinos, ser sólo alegría para contagiar a todo aquél que pasara por doquier, servir, vivir, reír, ya no más dolor, no más miseria.El fríjol, crecía, hasta que empecé a sentir mi seno que me ardía un poco, allí donde se hallaba la extraña masa; ese ser entrometido, el cual no había sido invitado a la fiesta; decidí tener valor y empecé a buscar respuestas y opiniones, para decidir lo que tenía que seguir; mis vecinos, allegados y mi hermana, me aconsejaron, casi me obligaron a proceder, con la fortuna de la EPS, que me tenía mi hija por su trabajo.Malaya, la racha de mala suerte. Un respiro tan corto como el la estrella fugas; pero bueno, algo más enfrentar en mi pasar por éste mundo.Vinieron exámenes, uno, otro y otro. Una biopsia, que determinó un tumor maligno: “cáncer de seno”. Había llegado el final…..apenas comenzaba mi vivir: cuatro químios, mastetomía radical: veintinueve radioterapias; menos mal, resistí.De nuevo, arrastrada por las circunstancias, recoché en el primer ciclo de la quimio; mire señorita: búsqueme al doctor para que me pinte ese veneno de color verde, yo soy hincha del Nacional, o dígame usted: ¿acaso es verde, el que me tiene asignado?. No señora, empezamos con el rojo.No niña, he tenido la información que el rojo me tumba mi cabello; yo no quiero quedarme calva.No se preocupe señora, hay pelucas hermosas; miré a mi acompañante con languidez sin perder mi humor que ya me caracterizaba y le pregunté, ¿acaso eso no es muy caro? Ella, me respondió: bueno, tampoco; venden cachuchas, gorras, o a lo mejor a usted no se le cae; de mil, una, imaginé “esa es usted” ¿cierto? bueno. Ya lo decidí, a mí, no se me va a caer.Ella, luego agregó, y por el color del líquido, no se preocupe, usted es hincha del Nacional, pero también es Liberal, será un honor inyectar más color rojo al carmesí de su sangre, cierto…..Sonrió, tapando su encía, pues temí, a la cabeza calva, olvidando que una fase de la circunstancia había sido que le sacaran toda su dentadura para reemplazarla por prótesis, superior e inferior.Mis lágrima, se hicieron incontenibles, pero las acompañaba de risas y abrazos, me burlaba de mí misma mientras inspeccionaba el lugar: una gran sala con sillas reclinomáticas; veía cobijas, sábanas, llantos, ojos serrados, miradas que silenciosamente hacían preguntas, pero sabía que sellaban sin pronunciar palabras, leí en cada rostro el miedo, la zozobra, la inquietud, un letrero que decía en cada frente: “pronto ya no seré de aquí”.Cuatro, tres horas allí, pregunté sobre otras cosas a aquellos que como yo allí recibían el tratamiento.Unos más tranquilos, aún sabiendo de que su situaciones no eran más favorables, hacían comentarios de aceptación a la nueva ruta que les había tocado asumir, sus cánceres.Después de esta primera sección, al salir ordené una malteada con caviar; nunca en mi vida había tenido la oportunidad, pero tenía la noción que era comida de raíces y ahora me sentía con el cielo de mi parte, pero aún con el frijolito que ya empezaba a tornarse mamoncillo, recibí palabras de consuelo en chanzas y concejos y, ya, a año largo del calvario, aún sigo existiendo con la esperanza de un mañana mejor, con la certeza de que todo es por lo que tiene que ser.Hay momentos de soledad y angustia, miedo y temor. Sin embargo ahí voy en mi barca, aunque anclada pero con esperanza, al fin de cuentas, barca es barca y en cualquier momento como barca zarparé; mientras tanto vivo y gozo sin esperar el mañana, sólo vivo mi hoy, ayer ya pasó y mañana quizá nunca llegue…..
UN GRACIAS (Rochigé)
UN GRACIAS….Rochigé (acompañante)Hoy, vengo a darles gracias a todos ustedes, que en éste año; en éste instante de mi vida, hicieron parte de mi nueva historia.¡Gracias, por lo aquí vivido! Fueron momentos de regocijo y aprendizaje, que llevo conmigo como un tesoro para mis días siguientes. Aquí, he podido aprender lo que ya sabía; confrontar certezas y comprender algo más:”todos, somos distintos, pero similares”.Si miro a los demás, como si me mirara a mi misma; si en ves de criticar, me intereso por la diferencia: la respeto, aceptando y tratando de comprender un poco; la vida se me hace más amable.Bendita circunstancia de mi tía, que me regaló la oportunidad de conocer éste espacio, a todos ustedes; es placentero llenar mis recuerdos de cosas bellas, momentos gratos los aquí vividos.La vida, es la maravilla más maravillosa, vivo tan sólo instantes, no temo compartir: experiencias, dudas, miedos, sueños, pesadillas.Aunque me sonroje, no hay intimidad que me guarde por siempre.Aprendí a reírme de las adversidades; ellas, no son más que oportunidades, para entender lo que aun no comprendía; sino llego a la comprensión, no me preocupo.Solo sabiduría necesito, para caminar con paso firme, venciendo tropezones y hasta levantarme de lo que parece una caída.¡Hasta siempre!....felicidades a todos ustedes, en general………
RECUERDA VIAJERO (Cristian Gaviria Rueda)
RECUERDA VIAJEROCristian Gaviria Rueda(Primero en prestar su servicio social estudiantil en el grupo).De él presentamos éste trabajo en agradecimiento a su labor.Hubo una vez, un pequeño huérfano, el cual vivía solo con una maleta que le dejo su abuelo, al morir de una extraña enfermedad, para el, su tesoro mas preciado. El pequeño nunca la abrió por respeto a su abuelo; además decidió que el recuerdo de un anciano solo es para quien lo merezca.Así pasó el tiempo, el mismo que en compañía de la parca, se llevo la familia del huérfano el cual estaba convirtiendo el niño en un joven solitario; lo único que mantenía al huérfano luchando era el deseo de conocer el secreto de su conservada maleta. Sabia que debió pelear por sus objetivos, no seria fácil, pero la esperanza es lo ultimo que se pierde; no iba a perder porque el creer en si mismo lo sacaría de las calles.Para el huérfano el único amor fue el que sintió por su familia, pero fue en las calles donde conoció su primer y único amor. Decía: -Mmm…amor…es lo único en lo que debo pensar, además ¿Quién se fijaría en mí?Se entrego completamente a su misión de convertirse en un gran hombre; aunque esto lo privara de ser amado por alguien más.Como pudo, consiguió ayuda para ser aceptado en un colegio, allí comenzaría la gran misio.El joven se alojaba en una habitación muy pequeña, comí de las sobras de otras familias una mala alimentación, pero el mirar la maleta satisfacía su espíritu quebrantado por la soledad. En el colegio se encontró con aquel indeseado amor, al parecer no podía escapar y su pensamiento seguía siendo el mismo, decidió salir de estudiar y criarse por su propia cuenta, aunque en la calle se aprenden muchos vicios, este, todos los rechazaba; no se dejaba influenciar por nadie porque al fin y al cabo no tenia amigos continuo su crecimiento hasta transformarse en un adulto trabajador, serio y lo peor de todo: en un opresor. La poca ayuda que le brindaron cuando hicieron una persona cruel, sin sentimientos – los sentimientos se hicieron para un perdedor – decía.Su trabajo podía sostener por lo menos dos familias grandes, la maleta de aquel niño fuerte, inspirado por el recuerdo de una familia, se comenzaba a desgastar no por ser vieja, si no, por su insensible dueño.El olvido por completo la misión que se forjo de niño, de ser digno de conocer los secretos de un viejo. A todo niño que pedía ayuda lo devolvía de un regaño diciéndole: - lucha como yo por lo que ahora tengo. A sus trabajadores les pagaba un miserable sueldo y los hacia trabajar más de la cuenta, a el, nada de eso le importaba, mientras seguía diciendo: - lucha como yo.El hombre no cambiaba de parecer y empezó a ser odiado por todos, claro, a el no le importaba, pues ahora era rico y poderoso, la maleta del abuelo estaba debajo de una cama y su sueño de niño se desvaneció en la mente de aquel malvado hombre.Un día como cualquiera, organizando varios papeleos, vio aquel nostálgico objeto sin estarlo, pensó: estoy listo, es hora: debo abrir esa vieja maleta.Al momento de abrirla, se dio cuenta de que estaba tan mala que el cierre no se movía por tanta oxidación.No supo como, pero al abrasarla, se encontró en un lugar desconocido y de repente una voz le decía:-¿Por qué me fallaste?-¿Quién eres?- preguntaba el hombre--mírate: eres tan pobre de espíritu y aun así, quieres abrirla?El hombre no soporto la impresión y rompió en llanto al saber que quien le hablaba era su abuelo.-¿Por qué dices que te falle?-pregunto de nuevo--¡recuerda tu misión! Fue lo único que respondió su abuelo.El hombre volvió a su hogar y al verla una vez mas, se fijo cuan malo había sido, no solo con los demás, sino también con el, al negarse un día de joven el amor. Su empresa la entrego a sus trabajadores, regalo sus bienes y su dinero lo dono a los huérfanos, quedando solo con el grandioso recuerdo de su abuelo.Estaba abierta, miro dentro de ella y allí, había una foto de el con su familia, fue entonces que el hombre hizo vivir otra vez sus sueños. Decidió viajar por el mundo buscando la felicidad y el amor que el mismo se negó.El viajero tomo sus sueños e ilusiones, las guardo en su maleta y se marcho.
PRELUDIO A MIS QUINCE AÑOS (Jesús Antonio Lasso Gallego)
PRELUDIO A MIS QUINCE AÑOSJesús Antonio Lasso Gallego(acompañante)A mi hija laura carolina en sus quince añosCon mucho amor.Como una cascada que parece caer del cieloTomando al solQue ilumina nuestras ansias,Al vientoQue con toda su fuerzaEmpuja nuestros ideales,En torno a la inmensa y maravillosa naturalezaDe nosotros mismosCual nuestro amorQue es sin límites y sin fronteras.Plasmado aquíEn este lienzoPor el excelente maestro creador de sueñosNuestro joven amigo Sebastián.Trasciendo en hechosMás no en palabras,Como para asirme mas a nuestra historia.Hoy, cuando celebramos el aniversario quinceEn este pequeño pero emotivo homenaje,En compañía de todos ustedesNuestros familiares y amigosA nuestra hija carolina.A TiQuien eres el más significativo motivoDe todo mi orgullo y mi alegría,Quiero entregarte con todo mi amor,Este presente hoyPara la posteridad.
Recuerdos (Consuelo Álvarez)
Recuerdos
¡Que bueno!….viví en Cali.Un día, pasé como a las tres de la tarde,por la acera derecha de la calle octava.Desvié la mirada a la derecha yme detuve frente a la fachada de color terracota mediano. Su estructura: muy bonita. Al lado de la puerta, había una placa en letras de bronce; las leí cuidadosamente y decía el nombre de un escritor. Siento pena al no recordar su nombre, no se me grabó fácil.Como pasé varios días y a distintas horas (creo que fue un mes, esperándole la salida). Yo pensaba: ¡que dicha conocerlo! Poder hablar con él y hacer amistad para poderle decir que me enseñara a hacer un escrito; pero la espera fue en vano. Nunca lo conocí. En esa época, era muy tímida y no me atreví a tocarle la puerta para que saliera.¡Estoy feliz! Si alguien es feliz, soy yo………Mi vida es un costalado de historias; como decir: un archivo, es que soy muy arcaica……….
ACROSTICO
Consuelo Álvarez R ojas, combinadas, ¡que hermosas son!O lores y fragancias, nos dan la sensación,S uaves y satinadas, ¡que delicadas!A dornan los paisajes; se admiran con amor.S electas, al apreciarlas en el jarrón………
Se llamaba mariposa (Ana Inés Valencia)
Se llamaba mariposa
El día miércoles cinco de diciembre amaneció nublado. Tuve que demorar la salida para -Samaria El Cerro- a donde todos los días llevo mi vaca, porque se me hizo difícil ver el camino de piedra. Cada vez que paso por él, trato de inventarme un atajo, no para hacerlo mas corto, sino para hacerlo distinto. Aproveché la tardanza y pasé por mi amigo vecino, él esta en vacaciones de fin de año.La vi venir desde lejos con caminada rápida, a pesar de que miraba el cielo; cuando pasó por el lado de nosotros, ya los llevaba cerrados sin disimulo. Una gorra negra de lana le cubría la cabeza por completo, un maletín en el cual cabía una corneta o una flauta y un tubo de cartón colgado de su hombro, era su equipaje.Pasó de largo.El día miércoles cinco de diciembre amaneció nublado Mi entorno se volvió bosque y el Cerro -San Bonifacio- que me circunda desapareció. Comencé a caminar por el sendero señalado de –liberales-, arbusto calificado por los campesinos debido a su color de partido. Mientras contemplaba el cielo en donde aún permanecía una estrella trasnochada, pensaba en lo que leía: una historia en donde los autores de libros atiborrados en la biblioteca del protagonista, bajan de los anaqueles para entrar en una discusión que termina al amanecer. Ensimismada en estos pensamientos, veo pasar a dos niños con una vaca de gran tamaño. Orejinegra; una de sus extremidades traseras torcidas, le dan cierta gracia al caminar.Podría clasificarse de casquifloja.Años de los niños: nueve.Pelos: -oscuroenflechas- quien portaba un cordel.-claroliso- el otroOjos:-colorcaoba- ….el primero,-verdesyserenos- el segundo.Vaca y niños suspenden marcha y-peloenflechas- me aborda.-usted no es de por acá--No soy--¿De donde viene?--De Bogotá en donde vivía-Silencio sin menos cabo.Este niño va a preguntarme todo lo que el quiere saber y yo tendré que fingir afán para escaparme. Es mejor que le dé rienda suelta a su Imaginación.Se puso seria, se enderezo la gorra y empezó a caminar más ligero. Se le callo el tubo y al tener que parar, la alcanzo.-¿Por qué se vino a vivir acá?-Me gusta el paisaje del campo tanto como su gente y porque estoy enferma de amor--Los del Carmen del Viboral, los Carmelitanos, son buena gente, pero no vaya a meterse con los de el municipio vecino, La Unión, son egoístas.-¿Qué es ser egoísta para ti?--eso, egoísta-- La palabra no se define con la misma palabra-- Bueno, ser egoísta es no contestar cuando a uno le hablan, o cuando lo saludan-Silencio sin menos cabo.-¿Qué, no le parece?-Tendré en cuenta esa definición--¿Usted tiene carro?-- Yo no tengo carro, los carros son caros-En estos momentos en somnoliento sol comenzó su levantada y la bella se fue, la bella neblina.-¿Cómo se vino de Bogotá?--En avión--¿No hay carretera?--¿Acaso no lo sabes?--Es que yo no voy más al colegio, pero este sí y señaló a –ojosverdesyserenos-El compañero señalado no ha hablado, egoísta, debe ser de La Unión.-¿Ya sabe que yo no voy al colegio, Bogota es capital o departamento?--Es la capital de Colombia!!!!-¿En Bogotá matan?Silencio sin menos caboMe decido por un si.-¿Usted se trajo todas sus cosas?--Si--Como lo hizo--En camión--Cuanto costo--Un millón--Habría podido comprarse un carro y un caballo--Prefiero mis cosas, terminan siendo parte de uno como lo es un pie--No lo había pensado--Las cosas toman vida, señalan caminos.¿Cuál es la razón por la cual no vas al colegio?--Hablan mucho los profesores y todo lo que hablan es mentira--¿Cómo lo sabes?--Porque lo es--No es una respuesta. La mentira se demuestra con la verdad--¿Cómo se llega a la verdad?-Se puede intentar a través del conocimiento-Este niño me tiene en sus manos, yo tampoco se que es la verdad y además tiene razón, solo dicen mentiras, y no existe. La verdad no existe. Yo hablo más que sus profesores. Me voy por el primer atajo.No entiendo que es la verdad ni eso del conocimiento, pero ella vuelve a acelerar el paso, quiere irse, sigo con ella.-Oiga ¿usted que hace el veinticuatro?-Me reúno con mis hijos y mis amigos, preparamos una cena y nos sentamos a la mesa a las doce de la noche, no sin antes prender las velitas del árbol y las de toda la casa. Cantamos villancicos recordamos a las personas que quisiéramos que estuvieran con nosotros. Una vela roja encendida, es la Navidad para mí. Las cosas se vuelven símbolos, es su forma de hablar.--Como no voy al colegio, no sé que es la navidad para mi--Piénsalo-Silencio sin menos cabo.-El veinticuatro en la mañana, mi mamá en el patio prende una hoguera, monta una olla con aceite, arma unas pequeñas bolas de masa y las fríe, es lo que se llama buñuelo.-Cuando los hace los hace cantando- La navidad para mi, será entonces siempre, un buñuelo.En ese momento se acercó al niño un transeúnte con la sugerencia de revisar la rienda de la vaca, -Debe de estar molesta, la tiene muy apretada-.El hombre la ajustó y ella sonrió. Pero solo lo hizo con sus dientes de abajo, por diseño de la naturaleza, no tiene en la parte de arriba. Paso seguido y- motu propio-, corrió hasta desaparecer.¡Esta no olvida el portillo! Exclama –peloenflechas- y sale a buscarla al grito de ¡Mariposa, Mariposa!A los pocos minutos regresan juntos y ella encabezó de nuevo la marcha y la conversación.-¿Por quien estas enferma de amor?--Por él-¿Cuál es la razón por la cual no lo traes para acá? ¿No dicen ustedes que allá cunde el peligro?--Mariposa, agrega –Peloenflechas-, en los lugares dónde hay problema, la gente esta más alerta y todo el mundo lleva del bulto--Pues a mi me parece que es mejor entonces que rumiar. Al blanquear sus ojos, miro hacia el cielo y exhaló un suspiro-.De súbito, paso un pequeño camión y su conductor ofreció llevarme. Los niños con la mano levantada me dijeron adiós y Mariposa me guiño un ojo.Arrancamos, yo sigo pensando en el niño y recuerdo una frase de Saramago:-Todo lo que yo sé, se lo debo a un ser, que no sabe leer ni escribir-, cuando un fuerte silbido motivó un frenazo en seco. Era-peloenflechas- que venia en carrera y jadeante me dijo:-¿Sabe realmente porque no voy al colegio?--¿Por qué?--Porque yo también estoy enfermo de amor--¿Por quien?--Por ella, por Mariposa y allá no me reciben con ella--No vuelvas nunca al colegio-El miércoles cinco de diciembre del dos mil cinco amaneció nublado, la sonda nodriza Cassini depositó La Huigens en Titán, una de las lunas de Júpiter, luego de siete años de viaje espacial.
Yo conmigo (Marino Gaviria Vargas)
Yo conmigo
Una mañana solitario y triste, decidí que debía recorrer algún camino para distraerme un poco; tal vez, en el trayecto, tratar de meditar y planear sin afán mi futuro, para ver si un día puedo encontrar la felicidad tan anhelada por todo ser humano.En el camino me encontré con mucha gente y aunque quise saludar, nadie me respondía; no me determinaron por más que intenté que me vieran, todo fue en vano, nadie me quiso mirar siquiera.Llegué a un lugar -que no sé dónde- y me sentí vacío.Sin ilusión de seguir, me detuve a mirar al horizonte. No vi nada; solo tiniebla oscura y fría.De pronto; en medio de aquella soledad y ese silencio, escuché una voz que me decía:Hey: escúchame, quiero hablar contigo.Miré a todos lados, pero no vi a nadie.Óyeme: -dijo de nuevo- quiero que sepas, cuánto te aprecio.Pero… ¿dónde estás?, ¿quién eres? No te veo -le dije-Soy Yo! -Me respondió- No puedes verme; sólo sentirme. Estoy contigo y quiero mostrarte muchas cosas. Ya sé, que quieres estar solo, pero yo deseo hacerte compañía y enseñarte, para hacerte entender el porqué de las cosas que te pasan.¿Como cuales? -pregunté-Como, porqué, durante tu caminar, habiendo tanta gente, nadie te vio pasar.¿Sabes porqué? -Continuó- No dijiste nada que llevara un mensaje para enseñar; no hiciste nada que pudiera ser tenido en cuenta para aprender. Viste mucha gente a tu paso, mas sin embargo, no te diste cuenta de lo que estaban haciendo bueno para imitar, o malo que pudieras corregir, por eso fue que nadie se dio cuenta de tu presencia, de tu andar en ese camino.¿Qué debo hacer entonces? -pregunté-Te llevaré por un sendero diferente, en el que verás y aprenderás muchas cosas, que si las sabes aprovechar, te servirán en la vida.¿Y, es muy largo, ese camino?Será tan largo o tan corto como tú quieras. Será largo y tormentoso si no valoras y sacas provecho de lo que ves. En cambio, si aprendes y enseñas, será muy placentero para tu crecimiento.Sin estar muy convencido de quien así me hablaba; resolví que debía vivir esa experiencia. Al fin y al cabo, no estaba haciendo nada y valía la pena cambiar un poco la rutina. Dudoso pues; avancé unos pasos por el camino señalado.Comencé a ver gente a mi paso que se reían unos, me saludaban otros, unos cuantos me reprendían o aconsejaban; no faltó los que me llamaban por mi nombre….¿Lo ves? -Me dijo aquella voz- ¿Ves cómo te conocen?Sí -le respondí- pero me siento mal a veces, por que entiendo que me critican.¡Y que importa! te conocen; saben que estás ahí; has aprendido y enseñado lo que sabes. Fíjate pues, que muchos te admiran y quieren seguir tu huella. Corrige los errores que te critican y no hagas caso de lo demás; has de cuenta que no has visto ni escuchado nada que te afecte o sea negativo para ti. Eso se llama: Tolerancia.Seguí adelante y más allá, encontré a otras personas que trabajaban en distintas labores o hacían cosas que no tenían ningún sentido, pero no dije nada; me acerqué para poder dirigirles un breve saludo, acompañado de una leve sonrisa, para no interrumpir sus quehaceres.Con cuidado, observé y traté de copiar algunas cosas, para que, en su descanso, poderles preguntar sobre las dudas que se me presentaron y continué.¡Muy bien! -me dijo, quien me hablaba-No hice nada. -respondí- Tan sólo saludé y sonreí…Y guardaste silencio para no entorpecer la labor; has resuelto esperar el momento oportuno para hablar. Eso es saber respetar.Más allá, vi a unos mendigos que en silencio, tendían su mano, en espera de una mísera limosna; noté que todos tenían experiencias y muchos conocimientos, que por múltiples razones, tal vez, no han querido o sabido explotar y por eso llegaron a la mendicidad. En mis bolsillos, no llevaba una moneda que dar; me acerqué y les dije: soy tan pobre o más que ustedes; les aseguro que tienen los conocimientos, que a mí me hacen falta para alcanzar una mínima riqueza.Se miraron admirados y entendieron que me unía a su causa de un modo diferente, por lo que entendieron el mensaje y decidieron poner en práctica su sabiduría en favor de los demás.¡Qué bien! -Oí que me decía la voz-Eso es solidaridad. Compartiste tus ideas y te escucharon.Cansado de andar, sentí sed, pero solo encontré unas gotas de rocío, mecidas en las hojas; las tomé para mojar con ellas mis labios. Me sentí mejor y la sed desapareció.¡Qué interesante! -me dijo aquella voz-No veo nada de importancia, -dije-Claro que sí, -siguió la voz- Apagaste tu sed, con unas simples pocas gotasde rocío y te sientes muy bien!Es lo que necesitaba. –contesté-Sí. –Me respondió- Y estás satisfecho. Eso es saber valorar lo poco que se puede obtener y sacarle buen provecho. Pues bien; si valoras el entorno, si amas la naturaleza, el universo: ámate a ti mismo como a los demás y encontrarás la felicidad que buscas.De pronto, sentí que ya no había nadie, el lugar estaba desierto y en total silencio; entonces, en ese instante pude comprender que había tenido una profunda y fructífera meditación; porque en verdad, Yo, estaba hablando Conmigo.
Alfonsino (Paulina Gómez Correa)
Alfonsino (Paulina Gómez Correa)
Paulina Gómez Correa
Se desmayó, se desintegróY en la playa de azúcar y de sal,Sólo encontré su manta guajira.Entro en su casa, que por lo regular tiene la puerta abierta –lo saludo- no me contesta.Se pasa parte del día sentado, observando los dedos de sus pies. Esa tristeza, con razón o si ella, lo tiene desando lo que no tiene en su casa y despreciando lo que se le ofrece.Conversa únicamente con su perro, éste, contesta con gruñidos suaves, voltea la cabeza unas veces a la izquierda, otras a la derecha, lo mira a los ojos fijamente, si le habla y sonríe, se acuesta sobre el lomo, para que le rasque la barriga. Si no lo determina, mete su cola entre las patas, solidarizándose con su tristeza.Día y noche se cubre con su manta guajira; no sé dónde la adquirió, ni quién la hizo, pero sí sé como es: de doble faz. Por un lado, está pintada a rayas en zigzag, de colores cálidos estéticamente bien colocados, él, dice que esos dibujos forman parte de leyendas de los Wayú.Por el otro lado, hay muchos soles conectados a uno principal, con hilos finos de luz y de oro, éste, se encuentra situado en la abertura con cierre de cremallera.En las noches frías del desierto, la cierra para utilizarla como cobija, y en los días cálidos o hirvientes, la abre para vestirse con ella, a manera de casulla; no se pone por debajo otra prenda. Así vestido recorre mañana y tarde, las playas de arena fina y limpia del mar cercano a nuestras vidas.No quiere regresar a la ciudad a continuar los tratamientos, que médicos y familiares creen indispensables para la recuperación de su deteriorada salud. La presión de su esposa es tal, que las relaciones entre los dos, son insoportables; ella desea que la vida continúe como antes del diagnóstico; se ha vuelto obsesiva, llora y cantaletea todo el día. Quiere imponerle una dieta milagrosa, que ha aprendido en televisión, radio y prensa, complementada con las sugerencias de familiares y amigos:-40 gallinazos, uno diario, preparados en sancocho. Una hermana, se ofreció a conseguirlos en una quebrada cerca de su vivienda en la ciudad, donde votan cadáveres de animales.No acepta el “tratamiento” a base del genocidio de los inocentes gualos de hermoso vuelo, cuya misión es comer carroña, para no infectar el ambiente.-Macerar o licuar toda clase de legumbres y verduras de color verde; ingerirlos día y noche, hasta que piel, ojos, orina excrementos y demás fluidos de su cuerpo, adquieran el color de su equipo de fútbol.-Un brebaje de miel de abejas, ajo, yerba buena, pelo de maíz, tallos de palo santo, algunas bienaventuranzas y agua bendita, pero que sea la que queda en la pila del templo, cuando los feligreses han dejado allí, sus mugrientas esperanzas.No y no. Nada acepta, y menos tomarse en ayunas, los propios orines contaminados con residuos de su mal y con tóxicos que le han inoculado en su sangre, para barrerle células locas, las cuales andan muy campantes por todo su organismo.Como alimento: bebe agua fresca, tinto amargo y ron; son los únicos que no tienen la textura y el sabor del algodón apretujado en su boca, y la garganta se niega a dejar pasar.Cuando su esposa trata de empujarle la comida con sus dedos, una arcada ardiente e infernal es la respuesta.Cualquier día, ve con desinterés un noticiero: muestran en Holanda, un inmenso cultivo de rosas rojas, en cuyo centro, y por arte de magia, aparece un hermoso tulipán negro.Hoy es el día –dice para sí- es un aviso celestial. Amarra el perro para que no lo acompañe. Con pasos lentos pero firmes, emprende su paseo matinal a la playa. –no reversar…no reversa…repite decidido.Cuando vio el tulipán negro, siente en su cuerpo sensaciones insoportables: algo caliente y dilatador recorre por sus venas, llega a la boca para pasar por el tuvo digestivo, con un recorrido bulloso y ardiente hasta llegar al ano. Vuelve y empieza por las plantas de los pies, hasta llegar por laberintos inimaginables, hasta el cerebro, con la impresión de que crece hasta reventarse.Camina de sur a norte, hasta sentirse completamente agotado. Es el momento de girara hacia el oeste. El océano está espléndido; el azul de sus aguas se confunde con visos lila y ámbar de las “aguamalas”, que parecen barquitos diminutos inflados con helio, que el viento trae a todo vapor hacia la playa.Los alcatraces y otras aves, pescan con precisión su ración diaria, observan la playa, por si acaso les han traído migajas de pan o de pasteles, para lanzarse en bandada a recogerlas.A pesar de su cuerpo afiebrado y débil, sus ojos pueden mirar la línea que forma el horizonte al besarse con el cielo; va a llegar hasta allí; se adentra en el mar caminando, hasta que el agua le llega a la cintura. Empieza a nadar, dejando atrás su historia. A medida que desaparece la playa, el agua es mas transparente y puede observar multitud de peces multicolores, en esa pecera gigante construida por el azar.Cada vez está más débil, entrega su decisión a sus firmes deseos de no sufrir más. Entra en un túnel de figuras geométricas, hexágonos de color marrón desvanecido en rojo y amarillo, los cuales se van palideciendo hasta convertirse en blanco brillante e insoportable.Siente su desintegración como una desmembración total. Sus ojos con vida, observan tranquilos, cómo los huesos quedan sin piel y sin músculos, las viseras, se las reparten felizmente sus compañeros del túnel. Antes de cerrar sus ojos para siempre, ve dos manos que se aferran tercamente a la línea multicolor del horizonte.