Xundabé edición 21


EDITORIAL XUNDABÉ.
(Vigésima primera Edición)


Hemos celebrado el aniversario número cinco del taller de escritores, y nos damos cuenta, que a lo largo de este tiempo, logramos que muchos pacientes -sobre todo- y muchos jóvenes estudiantes, quieran compartir sus experiencias y sus escritos, con los que enriquecemos nuestra página considerablemente-
No sobra repetir, que continuamos esperando a cada día, más, y más personas nos escriban, contándonos su historia personal o la de sus amigos o familiares, o simplemente un cuento que alguna vez quisieron redactar, y que ahora, quieren hacer conocer de un sin número de lectores en todo el mundo.

A parte de lo anterior, nos preparamos a recibir un nuevo gobierno nacional, que esperamos sepa cumplir las promesas hechas durante la campaña electoral, y tenga en cuenta, que según la constitución nacional, la salud y la educación, son obligación del estado colombiano. Desde nuestro humilde conocimiento, como ciudadanos colombianos que somos, en nuestra condición de pacientes, tan solo esperamos que Colombia, de verdad sea el país que queremos, el mismo que nos merecemos y por el cual, la mayoría, aportamos un granito de arena, para que la nación sea el paraíso de todos y cada uno de los que lo habitamos; poniendo mucha atención en las personas que más necesitan el apoyo incondicional de sus compatriotas.

Sea pues, éste el momento de llevar una voz de aliento a aquellas personas, que por las razones que todo mundo conoce, no peden gozar de la libertad que se merecen. Desde estas páginas abiertas a toda la opinión pública, queremos elevar una plegaria al Todopoderoso, para que les devuelva la paz a los hogares que la han perdido durante tanto tiempo, y hacemos votos fervientes, para que se consolide la unión en las Américas, como fuera el sueño de nuestro Libertador.
Amigo lector: anímate a escribirnos!
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Para nuestro acompañante y colaborador, don Gerardo Ospina, es muy importante, tanto la Geografía como la historia, no solo regional y nacional; sino, de una manera más amplia, si se abarcan las materias, a nivel universal. Por tanto, próximos a celebrar el bicentenario de la independencia de Colombia; es interesante resaltar, por el momento, aspectos destacados en la historia de la amada Antioquia; que como es bien sabido por todos, este, que otrora fuera “Estado Soberano”, tuvo mucha importancia en el desarrollo político, cultural y económico del país en general. Recordemos, que nuestro departamento, ha sido pilar fundamental en la vida nacional, desde los tiempos de la “Nueva Granada” y de la “Gran Colombia” . Es por eso, que ha querido tener en cuenta el himno, y la bandera del departamento en mención. Muy bien por nuestro amigo Gerardo.

EL HIMNO ANTIOQUEÑO:

Para empezar con el himno de Antioquia, debemos saber que su autor fue el poeta don Epifanio Mejía, nacido en el prospero y hermoso municipio de Yarumal. Allí él, escribe un poema titulado “El Canto del Antioqueño” que se publicó en el año de 1868; pero fue sólo a finales del siglo XIX, que se abrió un concurso, para que éste poema fuera musicalizado con el fin de convertirlo, en el himno propio de la región. Este concurso fue ganado por el maestro caucano don Gonzalo Vidal, y por la ordenanza 1962, fue adoptado oficialmente como el “Himno de Antioquia” Gloria y honor a estos dos grandes maestros de las letras y de la música nacional, respectivamente.
Recordemos además, que este poema consta de XXIII estrofas, teniendo en cuenta, que posee su coro inicial. De estas estrofas, las más conocidas son desde la primera hasta la séptima; por ser éstas, las más comúnmente entonadas en los actos culturales, cívicos o deportivos departamentales.


LA BANDERA.

Está diseñada de dos colores: el Blanco arriba, y el Verde abajo, siendo las dos franjas completamente iguales, llevando al centro, el escudo de la ciudad capital. El Blanco simboliza: pureza, integridad, firmeza y elocuencia; mientras que el Verde representa la esperanza, la abundancia, la libertad y la fe.

Es entonces, momento también de recordar a personajes tan importantes en la vida de la ciudad y de todo el departamento, como lo han sido en su momento hombres y mujeres que han escrito la historia de nuestra raza. Son innumerables. La lista sería interminable; pero dadas las circunstancias, me parece que es bueno nombrar algunos, que sin ser los más conocidos, no por eso dejan de tener gran importancia, en la vida cultural y política de Antioquia. Donde dejaron huella imborrable, en la historia de sus pueblos. Mencionemos entre otros a: Presbítero Doctor, Monseñor Jesús Iván Cadavid Gutiérrez, Guillermo Zuluaga Azuero (Montecristo); Hernán Vásquez Duque, Ana Felisa González; Leonel Gaviria (Mansión); Valentina Figueroa; Helena Benítez; Teresa Cossio; Jaime Saldarriaga, Nicolás Gaviria; Helena Figueroa, Jorge Urán Madrid; Esteban Jiménez; Guillermo Carrasquilla; y así, podríamos nombrar cientos de miles de personas, que con su invaluable trabajo, forjaron la historia de cada uno de los 105 municipios de esta Antioquia Grande y prospera región.

Así mismo, es bueno recordar a los personajes típicos, que con sus ocurrencias, también han escrito la historia; pues sirven como referente del pasado de los pueblos. Y los arrieros, que con sus mulas, surcaron las trochas y caminos de herradura, para llevar el progreso a sus tierras; estos fueron conocidos por un apodo que los hizo inconfundibles y célebres por algún hecho o dicho que los marcó en su momento. Recordemos a unos cuentos del suroeste, en representación de los demás pueblos de Antioquia: Balbanera Isaza (Barbarita), Joaquín Gallina, Cosa Fea, Guanaca, Toño Pasito, Arrempuje, Fiebre, Carreto, Carrifle, Bosu’eleche, José Ayelao, José Alitas, y otros tantos, que cada pueblo, conserva en su memoria; por ser símbolo de su idiocincracia, de sus costumbres, de su raza.

Gerardo Ospina.

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A DIOS ROGANDO… Y CON EL MAZO DANDO.
(Tomado de Reflexiones Nº 9) Transcribe Anfephe.

Dicen que Dios Nuestro Señor, una vez, salió con sus ayudantes a caminar por el mundo, pues quería ver cómo andaba todo aquello que Él, había sabido dejar por acá.

Iban por esos campos de Dios, y eran tiempos de inundaciones de repente, se encontraron con un hombre renegando porqué se había empantanado su carro en un lodazal muy grande. Estaba el hombre con el barro hasta el cuello, empujando la rueda. Insultaba a los Santos y decía muchas barbaridades.
Entonces San Pedro miró al señor y le dijo: “¡Señor, castígalo!”, “¿Cómo?” le preguntó el Señor, ¿Cómo lo voy a castigar? “Vayan todos ustedes a ayudarle a sacar el carro”. “¿Pero no escuchó lo que dijo?” insistió San Pedro, “¡Qué importa lo que dijo! ¡Lo importante es lo que hace! Vayan, vayan a ayudarle” dijo Dios.
Fue San Pedro con todos los Apóstoles y les fue muy fácil sacar el carro; pero el hombre, parece que no agradeció mucho. Subió al carro, y se marchó.

Siguieron caminando y vieron otro lodazal grande como el anterior y esta vez, a otro hombre quien se había atascado allí. Él, estaba arriba del carro también empantanado hasta el eje. Pero desde arriba del carro, el hombre se había puesto de rodillas y rezaba con mucha humildad: “Señor Dios, Tú que eres tan bueno, ayúdame, sácame de este pantanero. Mándame a tus Santos Apóstoles y a los Ángeles para que me ayuden y me saquen el carro de acá”, y siguió rezando así. San Pedro, preguntó al Señor: “¿Vamos a ayudarle?”. “No”. Dijo el Señor. “No le ayuden nada”.¿Cómo? dijo San Pedro, bastante extrañado. “Te digo que no hay que ayudarle, dijo el señor; vamos, sigamos”. Y siguieron de largo, y lo dejaron en el barro.

Más adelante San Pedro dijo: “Discúlpenos Señor, no es que yo lo quiera corregir a usted, pero no entiendo qué fue lo que pasó. Al otro que era un renegado, que estaba tratando de sacar el carro, sí nos mandó para que le ayudáramos, a pesar de sus insultos, y a este que puso toda su confianza en nosotros y nos rezaba y nos alababa, a él, no pudimos ayudarlo”. “Justamente”, dijo el Señor, “El otro hacía todo lo que él podía, y por eso merecía ser ayudado. Este otro es un cómodo, tan sólo quiere que nosotros le solucionemos el problema.

¿Entonces: le vamos a ayudar?
A Dios rogando, pero también dando.
Hagamos como si todo dependiera de nosotros.
Pero sabiendo que todo depende de Dios.

LA MUJER DESESPERADA
(Peter Anderson Ramírez Rivera)

Eran un par de jóvenes cuando se conocieron. Él, un chico simpático, amable y sobre todo, amoroso. Lucrecia, una joven que tenía muchas ilusiones.

Lucrecia, la mejor amiga de Andrés, no tenía claro su definición sexual. Nunca le vieron un novio. En el cumpleaños de Lucrecia, Andrés le presentó su primo; ella de inmediato lo rechazó pues no sentía ninguna atracción por él. Andrés ese mismo día le propuso matrimonio a Lucrecia, ella aceptó. Y todo fue tan rápido y confuso, pues Lucrecia en ese momento despertó una fuerte atracción por Luna, pero nunca dijo nada y al fin se casó.

En la luna de miel, hubo mucho sexo y ella quedó en embarazo. Andrés al darse cuenta se marchó. Lucrecia desesperada buscó refugio en Luna, pues ella no la rechazó. Entablaron una amistad, lo que le dio pie a una hermosa relación.

Luna y Lucrecia, formalizaron su relación. Ese mismo día fue el parto de Lucrecia. Cuando Andrés se dio cuenta del nacimiento decidió volver. Luna se enteró de su llegada y por no perderla calló. Pero eso no impidió que se reencontraran. Lucrecia decidió darse otra oportunidad con él, mas no se dio cuenta que lastimaría a Luna. Ella al enterarse le escribió una nota y se suicidó.

Andrés fue el primero que supo de la muerte de Luna y no entendió el por qué lo hizo. Al mirar la nota concibió todo, regresó al lado de Lucrecia y le mostró la carta. Lucrecia no supo qué decir. Él, cogió sus cosas, su hijo y se marchó; pero antes le dijo: -Si amas de verdad, no harías sufrir a nadie. Pero aún así: te amo!


EL DON DEL PROBLEMA
(Johan Sebastián Muñoz Guzmán)


En un lugar apartado de la ciudad se encontraba una familia bastante numerosa. Un día cualquiera, decidieron los hermanos mayores: Juan, Pedro, Mónica y Sandra, venirse para la ciudad, donde podían encontrar oportunidades tanto de Studio como de trabajo. Todos se miraron asombrados de oír esta noticia tan repentina, y aceptaron sin saber lo que les esperaba.

Decidieron viajar lo más pronto posible. Por el camino se encontraron con personas desagradables, egoístas y muy poco colaboradoras, y esto hizo que los padres casi se devolvieran nuevamente para su pueblo.

Juan y Pablo se enfrentaron a la ciudad, sin miedos, sin temores; buscaron refugio, dónde quedarse. Esto mismo hicieron sus hermanas pero a ellas no les fue muy bien, pasaron por muchas dificultades, y les tocó soportar burlas, desaires y otras cosas, pero para ellas fue vivir nuevas experiencias.

Los padres esperaron que sus hijos buscaran lugar donde acomodarse, y al ver que ninguno aparecía, decidieron dormir en la calle. Pensaron que los habían olvidado.

Juan y Pedro trabajaron haciendo Strip tase, y no les fue tan difícil, máxime por ser hombres bastante acuerpados. Sin embargo sus hermanas, por otro lado, fueron explotadas por hombres que les pagaban por su compañía. Les fue muy duro por ser inexpertas, y sobre todo, porque fueron criadas en un hogar con valores y respeto.

Fue así, como esa familia se destruyó. Muchos cayeron en los vicios y los padres, se hicieron yugo del engaño y el dolor, y les tocó pedir limosna en las calles de una ciudad desconocida y sedienta del mal.

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PIERRE SIMON LAPLACE: Matemático y astrónomo francés, nació en 1749, muere en 1827. Pertenecía a la academia francesa con el titulo de Marqués. Fue profesor de la Escuela Militar de Paris. Organizó la Escuela Politécnica y la Escuela Normal Superior. Es célebre como astrónomo por su famosa teoría sobre el origen del sistema solar, expuesta magistralmente en su obra: “Exposición del Sistema del Mundo”, que es una condensación de su “Mecánica Celeste”. En el orden matemático, dio una demostración completa del Teorema de D´Alembert.

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CARL FRIEDERICH GAUSS: Nació en 1777 en Alemania. Llamado el “Príncipe de las Matemáticas”. Es uno de los casos más extraordinarios de precocidad de la historia de las ciencias. Protegido por el Duque de Brunswich, pudo realizar profundos estudios que lo llevaron a dejar constituía la aritmética Superior. Demostró primero que nadie el llamado Teorema Fundamental del Álgebra. Dirigió el Observatorio de Goftingo, donde murió en 1855. Su obra principal fue el “Disquisitione Aritméticae”, que es un trabajo clásico.

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AGUSTIN-LOUIS CAUCH: Matemático Francés, que vivió entre los años 1789 y 1857. Su vida estuvo sometida a los azares de las revoluciones y contrarrevoluciones que primaron en su tiempo. Legitimista convencido, no aceptó el cargo en la Academia par no tener que jurar ante la Revolución. Fue profesor de Matemáticas en Turín. Fue uno de los precursores de la corriente rigorista en esa disciplina. Comenzó la creación sistemática de la teoría de los grupos, tan imprescindible en la matemática moderna. Dio una definición de las funciones.

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SOLITARIO CANTOR
(Marino Gaviria Vargas) Paciente


Era una tarde de esas que por lo hermoso de la temporada, nos invita a admirar la belleza de la naturaleza, y sobre todo la magnificencia de su creador; el esplendor de la llanura, el verde de la montaña; la majestuosidad de los arroyos, el resplandor del sol en el horizonte, el susurro del viento entre las flores, o el canto melodiosos de las aves en el firmamento. Fue una tarde bella de verano, cuando el cantor, siendo muy tierno llegó a la casa, para quedarse, ¡quien sabe cuanto!

La tarde aquella en que fue muy recibido en la casa, se supo que su nombre sería Rufino; por supuesto, no faltó quien dijera que su nombre compuesto era Rufino Andrés; pero como es común, cuando un nombre es compuesto, generalmente se utiliza uno solo; así pues; que casi siempre se le llamó por su primer nombre.

Alegre. Siempre cantaba por las mañanas y por las tardes, nunca dejó de interpretar su misma rítmica canción, con la que acompañaba a los habitantes de la casa, o avisaba la visita de un particular que llegaba de vez en cuando a saludar a la familia y de paso a admirar y a acariciar a nuestro hermoso y particular fiel acompañante. Nunca se quejó de su condición de esclavo y mucho menos de la pérdida total de su libertada. Condenado a vivir en cautiverio, casi desde su nacimiento, las rejas nunca le impidieron dar gracias a la vida, ni expresar su alegría cuando llegaba alguno de sus amos. Alegre cantaba y saltaba, invitando a quienes le veíamos, a estar en actitud armónica con todas las circunstancias de la vida.

Nos dio ejemplo. Hasta hace muy poco y durante más de catorce años, demostró su alegría y sus ganas de vivir; aunque solo, pues nunca tuvo una compañera, ni conoció familia alguna: hermanos, hijos o parientes. Talvez, en su pequeña memoria, guardaba el vago recuerdo de sus padres, de quienes fue separado prácticamente desde la cuna. Y no fue una mano criminal quien lo separó del nido tierno en que vivía. Fue el amor de un inocente niño quien lo quiso tener y cuidar en su regazo, sin comprender que aquel cantor tenía el derecho de ser libre como el viento. Pero el niño, siempre cuidó de él, siempre estuvo atento a su canto, a su silencio, que de vez en cuando se acentuaba por alguna enfermedad pasajera, o simplemente por un estado de ánimo, al que estamos tan sujetos siempre, todos los seres vivos.

Por tiempos relativamente cortos, su canto enmudecía, mientras cambiaba su ropaje. Cuando este cambio se daba, su canto era más fuerte, más sonoro, más alegre, tanto que impregnaba un no se qué de vida, que invitaba a soñar con cosas más maravillosas y a volar en aras de un futuro próspero y encantador.

Los años pasan y no pasan en vano. Se van llevando parte de la vida y los recuerdos van quedando rezagados en recónditos rincones del alma. De Rufino queda un bello e inolvidable recuerdo. Cantó con entusiasmo y con amor. Alegró las mañanas familiares, y anunciaba las visitas que personas allegadas hacían a la casa, para compartir un agradable rato, cuando se departía en alegres tertulias nocturnales, contando un gracioso chiste, o haciendo grata burla de tal o cual situación en particular, que alguno de los presentes había vivido en cualquier época o lugar.

Los niños que lo veían, quisieron acariciarlo, brindándole su tierna mano, para demostrarle así, su simpatía y profundo cariño hacia el humilde cantor.
Su mirada siempre tierna, hacía imaginar un sin número de preguntas que nunca pudo formular y mucho menos comprender, se limitó a su condición de eterno y fiel cantor para complacer a sus amos que mucho le quisimos y cuidamos hasta el último momento de su grata compañía.

Muchas veces, en medio de mis tristezas le hice preguntas que nunca respondió, y a las que tan solo su canto daba un significado de vida para disfrutar y compartir con los seres queridos. Rufino, fue parte de la familia en solitario, siempre acompañado de personas que lo quisimos, lo cuidamos y junto a él, vivimos momentos inolvidables. Dejó huella imborrable en el seno de un hogar ya golpeado por duros designios del destino.

Desde hace unos días, Rufino dejó de cantar inexplicablemente. Nadie nunca supimos la verdadera causa que lo llevó a quedarse silencioso. Sin embargo, continuó demostrando su alegría, aunque ya muy menguada por sus años. Tembloroso ya, casi ciego y paralítico, alzaba su mirada al cielo, como implorando piedad por su situación, que ya se notaba deplorable. Lo contemplamos con angustia, sin poder hacer nada en su favor; tan solo quedaba esperar que la vida misma se encargara de dar cuenta de un ser tan maravilloso como era este sin igual amigo.

Hoy, cuando su ama de llave permanente, lo sacó de su pequeña casa para aseársela, y mientras lo colocó en las manos de la anciana madre, Rufino alzó su última mirada y en un solo suspiro dejó por siempre de existir.


El vacio es inmenso; por haber ocupado un lugar en el hogar que él, con su canto siempre alegró durante estos últimos quince años. Quince años que quedan en la memoria de quienes fuimos sus más cercanos amigos y que hoy vivimos con el dulce recuerdo de un ser sumiso y silencioso; amable y encantador; porque Rufino no fue simplemente un pájaro más del montón, que se encierra en una jaula por capricho. Fue un ave prodigiosa de melodioso canto; además era un bello Sinsonte de vistoso plumaje que por fortuna, durante toda su vida, ostentó nombre propio, reservado a esos seres que por sus méritos propios y proceder incondicional, se ganan el cariño de la gente.

Se nos fue Rufino y sus despojos reposarán por siempre, a la sombra de un pequeño árbol, sembrado en frente de la que fue su casa durante toda la vida; donde cavé la fosa y envuelto en humilde mortaja lo dejé allí, cual sepulturero que entierra un cuerpo inerte, de quien en vida lo dio todo por amor. Solo me queda decirle a su único amo: que su amor por Rufino fue sincero y puro; que aprendimos de él, la abnegación y el compromiso de servir a los demás sin esperar nada a cambio.


EL ARTE
(D. R. A.)

Si permitís que la palabra mía, otra vez se levante vibradora y en la frente de vosotros como un día, me veréis subir desde mi sombra ahora.
Traigo para brindaros en la boca, un hondo grito de entusiasmo ardiente, mil ambiciones en bandada loca, y un mundo de quimeras en mi mente.
Elegí como tema de mis cantos, una palabra de inmortal grandeza, os traigo un vocablo rey, un nombre santo, que mora inspirador en mi cabeza.
Vosotros al oírlo entre la calma, desde ahora, nocturna de alegría, vais a bajar al fondo de mi alma, vais a leer en la conciencia mía.
Unidos al consorcio peregrino, vosotros a mi espíritu sediento, vais a volar, yo os mostraré el camino, de un país ideal: mi pensamiento.
Quiero hablarte del arte esplendoroso; del arte excelso, soñador supremo, marino audaz del sentimiento humano, que boga y lleva la canción por remo.
Quiero hablarte del arte esplendoroso, panal que guarda claridad felea, escoplo cuyo filo luminoso, muere y detalla todas las ideas.
Quiero hablarte del arte rojo lirio, que riega sus perfumes como incienso, pintor cuyo pincel es el delirio, es la tristeza y el dolor, su lienzo.
Es la sombra de Dios, el Verbo oculto, es la estrofa inmortal dominadora, que ya hace tiempo que rindióle culto, en forma de Jesús, la Pecadora.
Guarda en su alma: tristeza y hondas brumas, en los cielos de invierno las congojas, en los campos: las flores y las plumas; en la mujer: los ojos y los labios y sin tocar la pluma la interroga, se desliza el pincel sobre su blanco y el negro afán del sentimiento, baja la extensión de su misterio.
Blanco verso no dicho aún vibra, y profundo en el fondo del ser germina y crece, y de cada abismo forja un mundo y de cada dolor él, saca un verso.
Es el arte inmortal jinete rubio, que el alma empuña hacia lejanos ritos y hace vibrar hacia genial combate, que une a los dos en la nada y el infinito se agiganta el amor cuando le toca, en su penumbra victoriosa os hila, se florece de pronto en una boca, radiante en el fulgor de una pupila, esencia material que el orbe lleva, alma rara encarnó en la poesía; dio un amor a la fe de Magdalena y una tristeza al alma de María
Escuchad esta nota gemebunda que entre las sombras nace y se levanta, extiende su asiento rumoroso, bajo la sombra de una noche helada; nos ha robado el sueño, oigo la voz de la triste serenata, que sube y se levanta en el silencio, y baja y se retuerce, gime y canta; nos dice en el oído muchas cosas; murmura en la mente cosas santas; nos hace recordar dichas que fueron, nos hace recordar antiguas lágrimas; sacude la cabeza entristecida que medio duerme aún sobre la almohada, y pisa la estancia en el silencio, la procesión de imágenes del alma, los ensueños de amor que ya murieron; las quimeras de gloria ensangrentadas; las ansias infinitas de la vida, del corazón, las infinitas ansias, todas las alegrías luminosas, todas las tristezas solitarias. Decide aún, si el arte que os evoco es de Dios, de Dios mismo la palabra, donde quiera que la vida gire, el arte se extiende misterioso y grande, encendió las luces de la aurora, apagando las luces de la tarde, de la montaña en el verdor lejano, de la lejana placidez del valle, en la neblina que hacia el cielo sube, y en la neblina que del cielo cae; ved la torre que nace en el espacio, que delata su frontis gigantesco, con sus rígidos muslos de granito y sus potentes hombros seculares, adentro del misterio vaporoso de sus cortinas de inolvidable encaje, en el ambiente de oración y calma que mora en la trémula luz del lamparario, en la augusta quietud de los altares, en la blancura de la Hostia mustia, contemplareis el arte.
La campana que llora por los muertos; la fiesta nupcial que alegra el alma, el hierro que degüella a los cobardes, el fusil que castiga a los traidores, el cañón que defiende nuestros lares; la Bandera sin mancha de la Patria, que sus pliegues de ceda al viento bate; las lágrimas de tierna despedida, que tiemblan en pestañas vacilantes, la piedra que ponéis sobre la tumba del hijo, del hermano o de la madre; la sonrisa de amor con que os espera la esposa en la quietud de los hogares; la pupila que os busca si sois novia, la cabecita rubia si sois padre, la imagen de vosotros si amáis o amasteis mucho; todo esto, todo lo embellece el arte.
Mas allá de la historia y de los siglos, más allá de los tiempos y los años; una mujer a su amante, le dirá la despedida eterna, sollozando vio la sombra querida dibujarse, por el sol que se oculta en el ocaso y tomando un carbón mudo y sombrío, lo retrata con su temblorosa mano, después entre las sombras de una selva, en la raíz de un árbol milenario, labra el salvaje con su negro puño, su obra informe terminó con barro, unido al feroz de ínsula garras, potentes y cabellos largos le dijo a Dios, se posternó de hinojos y le brindó la sangre de su hermano; las enormes pirámides de Egipto, que esfinge en el desierto solitario, un panteón, con sus columnas blancas y un capitel, que coronó el encanto.
Un Coloso de Rodas y Venus, añadiente del pintor galano y de la espuma, que en la mar levanta un cuerpo sin rubor desnudo y blanco, allá pasa rugiendo en la llanura, con densa nube de humo por diadema, la luciente y fugaz locomotora, llevando en sus entrañas una hoguera, cruza la inmensidad de aquel océano, un buque audaz que con dos hondas juega y va por el alambre la palabra, el globo sin plumaje: vuela y vuela.
El retrato no deja que el amante oscurezca, alcanzando el microscopio, todo lo que hay en el cáliz de una flor enferma, o de un grano de polvo empedernido, la formidable cavidad sondea, el taladro y la pólvora estruendosa, de la montaña al corazón penetra, se copian los lejanos horizontes y la pajizas chozas de la aldea.
Las páginas del libro se cerraron, los versos del poeta se miran eternamente, unas pupilas en el cansancio que la noche sueña y sueña, que la punta del fusil se afila, que las cuerdas del tiple se templaron, subieron a la cumbre del Calvario, cual mártir infinito de la idea.
Decid al alma que se quede quieta, decid al corazón que no delire, decid a la mente del poeta, que deje de soñar, que nunca espire; decid al monte umbrío que enmudezca, que calme su espumosa catarata y a la tarde invernal que nos ofrezca sus fantasmas de nítida escarlata.
Haced que la pupila femenina, no se asome al misterio palpitante, ni a la garganta blanca libertina, provocada por labios del amante, rompa las cuerdas del sonoro piano, la honda fiebre que en las notas narra, extraviadas sacrílegas de manos; las cuerdas: reventad esa guitarra.






XUNDABÉ: Taller de Escritores