AMABLE TRAGEDIA. (Marino Gaviria Vargas)

AMABLE TRAGEDIA. (Marino Gaviria Vargas).Poco a poco se me fue pagando la voz….Ya no sentía el timbre que tenía, cuando interpretaba mis canciones o declamaba mis poemas; por lo que comencé a sentirme mal, pues debía consultar al médico para salir de dudas, así que me acerqué al consultorio, donde el galeno de turno, me hace el examen rutinario: abra la boca, saque la lengua, diga a, y con paleta en mano me ausculta sin pronunciar palabra alguna. Escribe algo en la historia clínica y vuelve a examinar pulmones: respire profundo, revisa ojos, oídos, toma el pulso y regresa a su escritorio. No entiendo su caligrafía, que más bien parecen caracteres del idioma egipcio.¿Síntomas? –Me pregunta-Perdida de voz por tiempos relativamente cortos pero muy continuamente, no hay dolor, no hay fiebre. -respondo-¿Falta de apetito o dificultad para tragar? Para nada doctor.¿Fumador?Hasta hace diez años, que tuve el valor de dejarlo. Muy bien. Escribe la formula y me dice: antibiótico y a tomar mucho líquido. Nada helado; bebidas frescas pero al clima.Doctor: ¿cuál es su diagnóstico? Nada importante. Cuídese mucho. Estos intespectivos cambios de clima, afectan demasiado los bronquios, las vías respiratorias. Junto a estos medicamentos, puede ayudarle positivamente un remedio casero de esos con que las abuelas cuidaban a sus enfermos. ¿Nada grave doctor?Nada. De todos modos, hay que estar alerta. Regresé tranquilo a casa y en pocos días la voz volvió a recobrar volumen, pero el timbre ya no era el mismo.Pasó el tiempo. En el hospital del pueblo, no había equipos avanzados para detectar el mal que me quejaba otra vez: pérdida de la voz, pero no hay dolor ni fiebre, sin embargo un sabor metálico en la garganta, cada vez que desgarraba al toser. Ya la voz desapareció, ahora es sólo un susurro. Es necesario viajar a la capital a buscar un especialista. Lo hice en cuanto pude y logré conseguir la cita médica.-Buenos días doctor--¡Con esa voz! –fue su repuesta-Llegó el momento: los mismos exámenes. No dice nada. Escribe mucho sin pronunciar palabra; luego alargándome su mano me hace entrega de un papel: hágase éstos exámenes; en cuanto los tenga vuelve. ¿Qué tipo de exámenes doctor? Micro laringectomía y un tac de cuello, para estar seguros de un diagnóstico. Gracias doctor. Nos veremos entonces –le dije- y salí del consultorio, pensando en lo que puede ser. No diré nada, pero que es grave, es grave, por la expresión de su rostro; entendí que mi miedo al mal, más se afirmaba.Hice todos los exámenes con temor de escuchar el diagnóstico, pero con fe de que no lo fuera. Recibí los resultados. Rara expresión la que leí: “Carcinoma Escamo celular Invasor” –si es lo que creo, con seis letras lo habrían dicho todo- pensé. Días largos, noches interminables; la respiración se me dificulta cada vez más, la voz ya se niega a regresar, difícilmente puedo ingerir los alimentos, pierdo peso aceleradamente; la verdad, ya estoy preocupado. Hace días que no puedo salir a trabajar….Al fin, llegó la hora de la cita. -Quien sigue -llama el doctor-El medico lee la historia, revisa los exámenes, me mira preocupado y exclama: ¡debo operarte ya!Doctor: pero……¡Ya!. Si no le practico una traqueotomía ya, corre el riesgo de ahogarse. ¿Ya sabe qué tiene?-No doctor, no me han dicho nada-¿Qué es?“Cáncer”. Hay que actuar rápido.Recibí relativamente tranquilo la terrible noticia. Ya me lo esperaba, desde el momento en que empecé a sentir aquél sabor a óxido.Media hora después, ya me estaba colocando un tubo metálico en la garganta, para facilitar la respiración.Se sentirá mejor –dijo el cirujano- mientras lo programo para una intervención más completa.Definitivamente, no volvería a hablar.Exactamente un mes después fue la cirugía: ocho horas en el quirófano, catorce minutos en los que el medico perdía la esperanza de que saliera con vida; por fin regresé del túnel y todo volvió a la normalidad; la operación continuó y terminó con éxito. Dos días en cuidados intensivos, seis más en recuperación y vuelta a casa.Sigue la radio, luego terapias de la voz. He vuelto a hablar, no como antes, pero pude hacerlo de nuevo. Hace tres años de aquél día en que no creí volver….

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