Amor (Carolina Gaviria Rueda)

Es un sentimiento que nos hace reír, sufrir, soñar, disfrutar, en fin, cuando llegamos a experimentar el verdadero significado de esta palabra, comprendemos que la vida vale la pena disfrutarla al lado de una gran persona que nos sabrá valorar y apoyar en cada momento en que lo necesitamos. ¿Quién ha existido en la tierra que no se halla enamorado?, ¿es posible concebir un mundo donde todas las personas se olviden de lo que sienten, se priven de la libertad de ser seres humanos que se apasionan, se alegran y ven en cada circunstancia que se les presenta una oportunidad mas para ser feliz con sus semejantes?

Gracias al amor nos damos cuenta que por él somos capaces de hacer cualquier cosa, que además nos produce alegría saber que a pesar de las distancias o inconvenientes, siempre tendremos a alguien que nos esperará y desea volver a vernos para hablar de tantas, cosas que son imposibles de olvidar, por el importante significado afectivo que representan.

Es verdad que la vida es una mezcla de sueños e ilusiones, tropiezos y derrotas, tristeza y gozo, también es un castillo de arena que puede derrumbarse en cualquier momento. Sin embargo, cuando somos valientes y tenemos una razón tan poderosa como el cariño de alguien para luchar por lo que queremos, podemos obtener hasta lo imposible; ya que el cuerpo envejese y el tiempo pasa, pero nuestros sentimientos siempre permanecerán en el alma.

“El amor tiene algo de fulminante e instantáneo, es decir, algo que lo inscribe como fenómeno en el campo imaginario y por eso la fascinación que desata, pero también es cierto, que él, puede registrarse en el orden simbólico y propiciar así, que su experiencia no se disuelva en el instante, sino, que se construya como historia, caso en el cual, la muerte no operará en el amor como la romántica ideal de la disolución en la nada, sino como lo que permite la superación y el cambio. Por eso, si el amor es instante, también puede ser historia; si es éxtasis, también puede ser construcción de una compañía constructiva; si es fusión, también puede ser logro incesante de una identidad propia. Digo: puede ser, porque también, dependiendo de la relación concreta en que se inscriba, puede no ser, y entonces el amor queda reducido a esa imagen romántica del abrazo, en la que se funden los amantes…” (González Restrepo Carlos Mario. Feria de Ilusiones. Revista Universidad de Antioquia, No. 234)

Todas las personas pensamos que amar significa absorber al otro, o simplemente recibir y dar besos, lo cierto es que olvidamos que no podemos obligar a nadie a que satisfaga nuestras necesidades; a sea lo que queremos que sea; a que haga lo que queremos que haga; a que responda como desearíamos que respondiera o a que sienta lo que pensamos que debería sentir. Admitamos que ésta palabra, va mucho más lejos de cualquier definición que pueda darle un ser humano; esto se evidencia en que muchos sabemos que es el amor; sin embargo resulta muy difícil describirlo. Es por esta razón, que alcanzamos a comprender la complejidad de éste sentimiento que puede llevar a un hombre a la desgracia o por el contrario, hacerlo feliz.

Amor nuevo (Marino Gaviria V.)


Siento la necesidad inmensa de contarte, lo que ayer me sucedió con mi nuevo amor. Tuve la oportunidad de pasar la primera noche entre sus brazos, pero todo fue como lo presentía y para mí, siendo una cosa de la cual pocas veces me arrepiento, en éste caso fue todo tan distinto, que siempre estaré arrepentido de haber llegado un día a conocerle, como yo le conocí.

Debo decirte todo lo que sucedió la pasada noche, para que tú trates de entender el dolor que sufro de repente, que mi alma siente y que mi corazón, no podrá aguantar, pero no por eso quiero molestarte, ni rogarte que vuelvas a mi lado, porque estoy seguro de que no podré convencerte y solamente tú, pudiste tomar tan cruel determinación, que ha hecho perder en mi vida una ilusión.

Voy a contarte pues, lo que me ha pasado con mi nuevo y mal amor. Todo comenzó cuando le vi llegar, después de haberte despedido tú de mí: “hasta mañana” y ya no creía, que ese amor vendría. Pues bien; le vi llegar, entrar hasta mi cuarto y esperar; allí, me concedió su primer beso, un beso frío, que daba la impresión de ser tan muerto, como una lápida fatal, que cubre en una tumba, aquel amor que un día fuera para nosotros algo hermoso. Fue un beso yerto, sin sabor, sin amor y sin deseo; pero tuve la impresión de que fuera el solo miedo, que causa el encontrar un amor nuevo, que no permite entregarse por completo, a quien por primera vez, no sea su dueño.

Compréndeme por favor que todo aquello para mí, fue pasajero; fue una noche espantosa y sin deseos. Tal vez, aquél amor, quería para mí cosas muy buenas, pero no pudo complacerme, no lo pudo; fui insatisfecho; no me dejaba acariciar su pecho, no me permitía que besara sus mejillas ni su pelo; no me acariciaba, únicamente se limitaba a dejarme recorrer todo su cuerpo, tan frío, sin calor sin movimiento.

Era como estar en una roca, que por más fuerza que se haga no se mueve, solamente permite que se toque y se de vuelta alrededor de ella, pero no deja de ser fría y así sin movimiento, no se puede satisfacer con ella algún deseo.

Te pido por favor que me perdones, pues no quiero molestarte con todo esto, apenas sí quiero que lo sepas todo, para poderte pedir que no me abandones por completo y me permitas, si tú quieres, que esté cerca para conservar siquiera tu amistad por siempre, para que me ayudes y me acompañes y me alivies el dolor que llevo dentro; no por culpa tuya; sino por mí que no me entiendo; pero tu, que has llegado a conocerme como quiero, puedes ayudarme a jamás volver a pensar en un amor nuevo, que resulte ser así, como este que te cuento, que solo dejan decepción y descontento, porque no saben entregarse por entero, como tu amor que para mí fue tan sincero y aunque no quieras yo lo llevo dentro, porque fue, lo que en tantos años había soñado tener, que tuve y ya no tengo.

Perdóname otra vez, pero no puedo dejar de pensar en ti un momento y recordar las horas que se fueron, que dejaron en mí, un grato recuerdo, de algo que se pierde en el invierno de mis lágrimas amargas del despecho; las que me hicieron renacer un día, aquella flor de amor que en mi alma se moría y que solo tú, con tu mirada la volvías y creció con tu amor, con tus caricias, pero ahora parece marchitar de nuevo; pues te repito: con ese amor que tengo nuevo, no florecen la alegría ni el deseo de un vivir intenso; seguir con ese amor nuevo, no puedo; es como estar con un barco en la tormenta, que tratando de guiar no se maneja, porque las olas que sacuden la marea, no permite al timonel: lo mueva y el naufragio fatal de aquel barco es indecible; pues bien; eso mismo a mí me pasa y me siento naufragar entre sus brazos, que en vez de dar amor, dan un zarpazo, de una fiera sin domar que no hace caso; tan solo tú, mi amor: ¡puedes lograrlo!.

Incertidumbre (Marino Gaviria V.)

Es la noche de un Sábado Septembrino. Son las doce de la noche; es una hora en la que me encuentro solo aquí en mi cuarto y mis únicos compañeros, además de un cigarrillo son: una hoja de papel y un lapicero, quienes se encargan de arrancarme del alma; de lo más profundo de mis sentimientos, lo que justamente, a ésta hora escribo. Y es que la incertidumbre que me embarga en éste instante, presintiendo las cosas más amargas y más crueles, que el destino me depara quizá, para el día de mañana.

Siento que la incertidumbre y la vida misma, se han empeñado en taladrar mi pecho, hasta llegar a hacer sangrar mi pobre corazón desecho. La incertidumbre de una carta que aún no llega, arranca desde lo más profundo de mi ser toda ilusión; me arrebata la intensión de escribir próximamente una canción de amor o de nostalgia, de emoción o de esperanza; de despecho o de confianza; ya no sé, cómo es que escribo si no me hallo, no puedo escribir, ni leer y sin embargo, insisto en intentar de nuevo, porque siento que he perdido una ilusión y cuando un hombre pierde sus ilusiones, es un hombre sin ganas de vivir. No sé que hacer. Beber para olvidar? No puedo!, sólo ahogo en el licor mis penas; pero se avivan más y más aún, cuando me pasa el efecto del trago que me embriaga y vuelven la pena y el dolor a lastimar mi pobre corazón herido.

Solamente el escribir, en esta soledad tan negra y triste, acompañada del frío y del dolor que en mí se entrañan, es un bálsamo de paz para mi alma tan herida, por querer algo imposible. Quise llorar, pero no pude; mis propios ojos se niegan a verter lágrimas. Quiero estar solo como ahora, quiero estar ahora rodeado de la gente que me quiere como siempre; no me entiendo yo mismo en éste instante, no me entiendo; lo que con tanta anhelo hoy he esperado, no llegó y me siento más solo y sin consuelo, sin amigos, ni esperanzas, sin amor.

Y... qué es amor?. Amor es querer a quien nos ama, es sufrir por quien queremos; el amor, es llorar días enteros, la ilusión de sentirnos en la vida, como algo que valemos y que somos; como seres humanos que nacemos y que al crecer, vamos sintiendo el temor de enamorarnos y perder esa inocencia que nos hizo reír y disfrutamos, pensando que la vida solamente se verá color de rosa y nunca imaginamos las espinas tan punzantes que algún día nos lastiman tan injustamente, cuando estamos más felices.

Si pudiera en éste instante, arrancarle a mis labios la sonrisa, o si pudiera al menos, hacer que mis pupilas, arrancaran de mis ojos, un lágrima:¡cuán dichoso, yo sería!, podría apagar la llama ardiente, que devora mi alma y la calcina; podría desahogarme un poco, aunque estoy solitario en mi amargura; pues no quiero beber la amarga copa , que me trae entre sus líneas, esa carta, que no recibo todavía y se avecina. Quisiera gritar desesperado, que por favor la traigan pronto, porque quiero saber su contenido, aunque la verdad, yo mismo ignoro si la quiero leer apenas llegue y permitir que ella misma acabe, con el poco de dicha que me queda.

Yo no quiero hacer sufrir a nadie con mi llanto; sólo anhelo que me llegue aquella carta, para darme por vencido para siempre o al contrario, cantar con alegría, que he triunfado con valor a la desdicha!.

Amándote (Marino Gaviria V.)


Vuelvo a escribir de nuevo, para decirte que te quiero y recordarte que sin ti me muero; que cada vez que te encuentro en mi camino, te quiero más, con una intensidad tan grande, que controlar no puedo, porque me faltan fuerzas para hacerlo y sin embargo cada vez estas más lejos; así me lo demuestras, quizás, sin tú quererlo y yo estoy que me consumo en el dolor de haber perdido lo que tanto quiero, que quise alguna vez con sentimiento, que quiero todavía, aunque no debo. Tú no me quieres?. No lo creo! Tal vez, como antes, no, pero me quieres. Yo te espero, aunque esta espera, cada día sea más larga y sienta más remoto tu regreso; yo te espero, te espero aunque no debo; tal vez nunca vuelvas según creo, pero tengo aquí dentro de mí la llama ardiente, que aunque no la veas, yo la siento que me quema y me consume con denuedo; porque es tanto el amor que por ti siento, que arrancarte de mi vida ya no quiero, pues me resisto a quererlo y aunque puedo, yo no quiero perder esa esperanza, que por más imposible que parezca, estoy casi seguro que algún día sin quererlo vida mía, esa llama sigue ardiendo y diciéndome por siempre que yo debo esperar a que regreses, pues para mí, es casi imposible que yo pierda esa esperanza, que cada día renace y se acrecienta más y más anhelo con afán vuestro regreso.

Revivir aquellas noches, sería hermoso!, tanto anhelo tu regreso; que estoy dispuesto a rendir mi vida entera, para que sientas tal deseo y que tú quieras, y si así fuera, te prometo que te haría tan feliz, así lo creo, pues espero que tú sientas lo que siento, cuando estamos juntando nuestros cuerpos y olvidando así tristes recuerdos, pero viviendo intensamente aquél momento: el momento esperado y feliz de tu regreso, que me haría sentir de nuevo, la llama ardiente que encendiste alguna vez y llevo dentro.

Con un beso, me entregaste aquella vez algo muy bello. Después, en varias noches se repite y cada vez que me besabas con deseo, había un no sé qué de algo tan bello, pues con cada beso que me dabas, hacías que creciera cada día más, ese recuerdo. Cual recuerdo?. El recuerdo de aquél día de verano tan intenso, cuando por primera vez, yo te veía exhibiendo tu delgado cuerpo; aquel día, es muy difícil de olvidar; más lo recuerdo. Era ya muy tarde y yo apenas sí miraba tu silueta, reflejada en el cristal de un doble espejo, de ese espejo brillante de tus ojos, que expresaban sin decirlo:

“te deseo” y tus labios dibujaban la sonrisa que parecía decirme en el momento: no me mires con tristeza; eres mi dueño. Desde aquél día feliz nació en mi pecho, un pequeño capullo que floreció más luego, que duró tanto tiempo y con tus besos, cada día era más grande y más frondoso, ya que tú, esa flor la cultivabas con empeño; pero otro día, vida mía, de repente marchitó sin yo quererlo.

Después, aquella flor renació luego, volviste a transportarme a ese hermoso jardín: el de tus besos, entonces esa flor antes marchita volvió luego a revivir y a mostrar en sus pétalos frondosos, el amor que volvía a regresar de nuevo. Pero después, al cabo de algún tiempo, esa flor volvió y se marchitó de nuevo y esta vez, parece que se muere para siempre y yo no quiero; además, para cuidarla por si vuelves, yo la sigo regando y la cultivo con recuerdos; con recuerdos tuyos, por supuesto y aún se tiene en pie por si regresas, por si de pronto tú, vuelves a mirarla con amor intenso.

Quisiera suplicarte que regreses, pero debo dejar que tú decidas, si curar o engrandecer la herida, que has dejado en mí, desde aquél día, en que te fuiste de mi lado y me dejaste; quisiera pedirte y te lo pido: que aunque estés muy lejos no me olvides; más, por mi parte, siempre estás muy cerca, estás dentro de mí, aquí en mi mente, en mi recuerdo tu imagen tierna y cariñosa tiene vida!.

Tierra de ensueños (Marino Gaviria V.)


Ya me voy acercando a mi tierra,
a la que hace unos días dejé,
ya me voy acercando a mi tierra
y siento quererla hoy más que ayer.

Allí en casa, mi madre me espera,
más no piensa que hoy volveré,
mis amigos tampoco lo saben,
mañana en la tarde, los saludaré.

A mi tierra querida de ensueños
con gran dicha me voy acercando,
mis amigos, mi madre me esperan,
más no saben que ya voy llegando.

Con inmensa alegría, hoy regreso
a mi tierra querida de ensueños,
mis amigos ¡oh! madre querida,
qué alegría saber que muy pronto,
todos juntos, muy feliz nos veremos.

Recuerdos del pasado (Marino Gaviria V.)


Volver a recorrer las viejas calles
del pueblo que me dio su libertad,
es despertar de un sueño tan profundo,
es revivir, recuerdos de bondad.

Llegar a la estación de aquella infancia,
do compartía mis dichas y tristezas,
es recorrer los sitio donde entonces,
dejé grabadas las ilusiones nuevas.

Es compartir contigo mi pasado,
allá en el pueblo, donde niño, me críe,
cantando alegre, ¡rato inolvidable!
es despertar del sueño que forjé.

Después de recorrer, aquellas calles,
llorando de dolor en el silencio
en que se encuentra aquel hermoso pueblo,
cambiado por doquier, casi del todo.

Hoy es llorar, llorar la larga ausencia
de haber pasado allí, alegres momentos,
es recordar las dichas que se fueron
y que nunca volverán a renacer.

Ya solitario, me encuentro en éste valle,
donde murieron las dichas que ayer fueron,
hoy todo acaba, el silencio de la noche
y solo yo: de recuerdos también muero.

Al Penderisco (Marino Gaviria V.)


Sobre una inmensa llanura empradizada,
Majestuoso serpentea el Penderisco,
el río más hermoso de Colombia,
como si naciera en el mismo Paraíso.

Allí, se levanta arrogante un pueblo
de gentes de pujante raza,
con casas coloniales en sus calles,
un cabildo y la iglesia en una plaza.

Es “Urrao” así se llama por ventura,
el paraíso escondido de Colombia,
así lo llamó el general Uribe Uribe,
así lo confirma hoy, la historia.

San Carlos de la Isleta, fue primero,
cundo el Cacique Toné, allí vivía,
cuando a ese valle inundado por un lago,
lo vigilaban los indios, desde el alto La Florida.

Después vino una borrasca sorprendente
y abrió por el norte, una gran brecha
y vació el lago y secó el valle,
lo que fue Xundabé, por esa fecha.

Xundabé; aquél que es nido de tórtolas,
el que fue defendido por las tribus,
hoy lo recuerdan el teatro y una calle,
lo mismo que al Toné: la Escuela, el Circo.
Majestuoso el Penderisco se desliza,
por el valle circundado de montañas,
sus afluentes: el Pabón, el río Urrao,
lo hacen crecer con sorprendente maña.

Es silencioso y manso el Penderisco,
y aunque enfurece, respeta al cementerio
formando una gran hoz con la colina,
donde a los muertos, da el adiós postrero.

Y al pié del Peseta, hay una peña,
a la cual le dedican mil leyendas,
pero el río silencioso en su carrera,
esos mitos y cuentos, él se lleva

Callecitas del recuerdo (Marino Gaviria V.)


Callecitas de mi pueblo,
que me vieron recorrer,
cuando muy tierno en mi infancia,
yo comenzaba a crecer.....

Callecitas de mi pueblo,
cómo extraño su vaivén
que se mecen con el viento
y un poquito del querer.....

En cada calle una esquina,
en cada esquina un amor,
un amor que se ha perdido
con el tic tac del reloj,

Cómo extraño aquellas calles
con asfalto en su espesor,
callecitas que recuerdo,
pues allí dejé un amor.....

Calles que yo voy cruzando,
mirando a su alrededor
las casitas ya muy viejas,
con un recuerdo de amor,
Callecitas de mi pueblo,
las extraño al caminar,
si puedo volver a ellas,
podría volver a amar.....

Xundabé

Página dedicada a publicar trabajos del Taller de Escritores creado por pacientes adscritos al Instituto de Cancerología, Sede Medellín, Colombia (Suramérica).

ELLA (Pablo Puerta)
Mientras la licuadora agita una trozada papaya, y mezcla el agua con algunas gotas endulzantes, estira el brazo para encender el radio y escuchar noticias o embustes de farándula. El locutor pregunta sobre las sorpresas y las emociones repentinas a un sicólogo:-“doctor, ¿esta uno preparado para ganarse la lotería…?” y los comentarios vienen y van. Ella se atreve a contestar:-“si me gano la lotería constituyo una fundación, hago un centro para….. (no recuerdo lo que dijo) y recojo todos los indigentes y me los llevo para allá y…
Ella es la mejor descripción de Paulina Gómez, una mujer nacida en Santa Rita de Ituango, corregimiento que solo se animan a visitar los que nacieron allá, los guerrilleros o paramilitares que cruzan el Nudo de Paramillo o los que realmente se alientan a conocer un pueblo inserto y dejado en la cordillera occidental.
Líder desde la niñez, cuenta sus aventuras refiriéndose a una tercera persona, a una niña ingenua y llena de episodios: cobrar impuestos, zurcir heridos, atender la tienda, admirar los hermanos medios, cumplir con los menores, estudiar, remendar ropa, observar a su padre construir el campo de aviación, vestir marranos (mascotas), escuchar los gritos del peón que se lo tragó la rueda Peatón, ver enterrar el indio que se robaba las gallinas.
Desalojada de su tierra por la incertidumbre de un padre envejecido y de una madre joven que deseaba ver a sus contemplados hijos en mejores condiciones sociales y económicas, llega a la ciudad inundada de ruidos, espacios limitados, personas indiferentes y jóvenes buenos mozos.
Conociendo cuñadas y cuñados, fue entregando, con invisibles bendiciones y mudas lagrimas, a cada uno de sus hermanos en una sociedad inmersa de inseguridades. Y veía llegar con inmensa alegría y animado amor a cada uno de sus sobrinos. O hijos o sobrinos… Y nunca se sabrá, porque siguen siendo sus hijos- sobrinos.
Conoce el hermano de unas amigas, su único amor, Pablo; y le llega la hora de partir, también, con la bendición silente del cielo y la desconfianza de la madre recelosa.
Aislada y a escondidas de la cultura machista va levantando hijos, supervisando sobrinos y empujando hermanos. Logra terminar el bachillerato, repitiendo cada lección de ingles y resolviendo cada problema de matemáticas pegada de un radio mientras recoge juguetes y espera los buses de los colegios.
Lidia con algunos años de universidad. Hace cerámica, pinta, canta en el coro de la iglesia. Escribe una canción y ayuda a fundar grupos para las personas de la tercera edad.
Entierra su gran amor sin saber que es un amor platónico, un amor imaginario o un amor fugaz. Un amor fiel o un amor leal. Y su testamento simplemente indica: mis cenizas al lado de las suyas…
Pero llega un nuevo compañero, que no solo se aferra, se pelea por ella y se obsesiona hasta el punto que tuvieron que intervenir su ángel de la guarda, sus almas gemelas, el Espíritu Santo y no se quien mas.
Si, un carcinoma agresivo, perverso y mezquino quería arrebatarle el cuerpo. Pero su fe y sus ganas de vivir invocaron a alguien del más allá que intervino y resolvió el asunto: años más de vida. A tal punto, que cuando iba para misa y la atracaron, uno de los hampones le devolvió las pertenencias. En una presentación se le derrumbo un inmenso parlante encima y nada. Se rodó por unas escalas y nada. Se rodó en bus y su fuerza de voluntad agarro al conductor y nada. Gritos, insultos y calumnias de próximos y nada.
Entre llantos y dolores sigilosos va sobrepasando la etapa mas difícil de la vida: entierra su madre, despide cuñados, asila su hija, descubre la vulnerabilidad del cuerpo humano, sepulta a diario amigos foráneos e ingenuos que el desbastador cáncer va atrapando, y evidencia la indiferencia de allegados.
Piensa en cada uno de ellos y sobrepasa las barreras de cada ser terrenal, disfruta y comparte una presión del Seguro Social y algunos pesos extras para comprar radios, juegos, libros, útiles, implementos de aseo, ropa, música y mil cosas que no entiende pero que sus camaradas terminales necesitan para llegar tranquilos y resignados al prematuro fallecimiento.
Y le queda tiempo. Tiempo para sentarse a escribir borradores de acrósticos, de sonetos, cartas, crónicas, poesías, cuentos y canciones. Luego los pasa, paso entre paso, a un computador.
A sus setenta años le encanta el Internet, chatear con todo el que se apunta, enviar mensajes, la hidroterapia, viajar en bus, renegar del presidente, llamar a preguntar por los que aun están vivos, colocar tutelas, mortificar a la defensoría del pueblo, comprar y repartir regalos, apoyar proyectos, dar consejos. Ver los partidos del Nacional y atender el teléfono por horas. Aun repasa con el vigor y la lozanía la lista de sobrinos, desde un dolido e inmolado Raúl, hasta Ramón el menor. Y los sobrinos nietos los asume como una abuela. Y para revista de todos los amigos y compañeros.
Y sabe en donde están.
Se ríe de la vida y ama a cada quien. Reconoce a cada persona los valores y las cualidades. Sufre la pobreza del otro, aguanta la miseria del ajeno, silencia la avaricia del roñoso e imprime la bondad, la transparencia y la honestidad en los negocios, sobrelleva la mugre del indigente. Sonríe ante la infidelidad de ajenos y propios, descubre secretos y llora cada uno de los muertos, como si fueran propios.
Simplemente con su andar y con su dedicación esta abriendo el ojo de la aguja para que muchos de nosotros podamos pasar al cielo.

Jhony Alexis
Es muy grato encontrar en nuestro correo electrónico, mensajes tan significativos como los que nos han llegado de todas partes del mundo; quisiéramos que así como nos envían una voz de aliento, también nos manden sus escritos para publicarlos en nuestra página habitual.
De uno de los jóvenes prestadores del servicio social, recibimos maravillosos mensajes, cargados de humildad y deseos de vernos salir adelante; sus mensajes, con diapositivas, nos muestran a un estudiante con muchos valores y aspiraciones de lograr las metas propuestas en su vida. De él, recibimos una bella nota en la cual nos autoriza publicar su biografía, realizada por uno de sus compañeros y ampliada un poco por otro de nuestros asistentes al taller, según petición del biografiado, que nos comunica que siempre estará agradecido por tenerlo en cuenta en la próxima edición. Nos complace publicarla en ésta oportunidad.
BIOGRAFÍA.
(Juan Pablo Orozco García) Servicio social estudiantil.
(Baldemar Ramírez López) paciente.
VELÁSQUEZ VARGAS, Jhony Alexis: Nació el 22 de Marzo de 1993 en la ciudad de Medellín; ocupa el segundo puesto, entre su hermana mayor y su hermano menor; comenzando sus estudios de preescolar en 1997, en el barrio Zamora de la misma ciudad. Siendo un niño con grandes sueños que se proponía alcanzar, al año siguiente hace el primero de primaria y así, con buenas notas, llega hasta terminar el quinto de la primaria. Su último día en la escuela lo recuerda con nostalgia, porque le brindaron una significativa despedida del plantel; hecho ocurrido en el año 2003, cuando recibió; además de su diploma, muchos regalos y lo más especial fue la comida que más le agrada.
Transcurren las vacaciones de fin de año y en el 2004, se dispone a iniciar la secundaria, en el grado sexto, pero aquel día de iniciación de clases, se sintió muy nervioso porque no sabía como sería todo dentro del colegio. Pasaron los primeros meses y se fue dando cuenta que no era tan difícil como se lo habían dicho algunos amiguitos, y el joven estudiante poco a poco se acostumbró al nuevo modelo de aprendizaje, dándose a querer por sus profesores, que cada vez lo apreciaron más, dado que se portó como debía ser, con muy buenos resultados académicos y disciplinarios; tanto que llegaron a decir que la hermana no se parecía en nada al hermano. Allí estudió hasta el grado octavo.
En busca de nuevos horizontes, de progreso: sus padres pudieron conseguir su propia casa en la urbanización Caríbia, en el barrio Belalcázar, a donde se trasladaron en diciembre del año 2006, por tal motivo, debió, Jhony Alexis, junto a sus hermanos, a cambiar de institución educativa; en éste caso entonces, ingresan a la sede del “Sebastián de Belalcázar”, en el mismo barrio, en donde hace el noveno y actualmente cursa su décimo grado con una media técnica en informática, que realiza en el CASD de Medellín. Dice nuestro amigo y colaborador, que le está yendo muy bien en sus estudios del bachillerato; esperando que el próximo año pueda terminar esta etapa sin contratiempos; para poder continuar en la universidad, con lo que aspira hacer una carrera y así, con los valores que tiene, proponerse muchas metas para el futuro; las que si Dios se lo permite, las logrará con plena seguridad.
No dudamos que el joven amigo llegará muy lejos. Rogamos al Todopoderoso, que siempre lo guíe por caminos que al saberlos explorar, sean bien aprovechados por él, para su satisfacción personal, la de sus padres y hermanos, ya que muy seguramente, será un gran dirigente que ayude a construir una Colombia como la que todos esperamos que sea en un futuro no muy lejano. Deseos de grandes éxitos, le auguramos a nuestro amiguito.

MI EXISTENCIA. Marino Gaviria Vargas. (Paciente)
Mi vida comenzó en aquél día,
un día como ayer que ya se fue
entonces, conocí la luz del mundo,
tan lleno de amarguras y desdén.
Desde entonces, yo lucho en ésta vida,
tratando de alcanzar el sueño azul,
luchando conquistar los bellos frutos,
procurando no me falte la luz.
Mi vida transcurre hoy en día,
por el duro camino del dolor,
voy buscando la paz para mi alma,
una paz, que, me dará la comprensión.
Voy cantando en el camino de la vida,
voy llorando los golpes del dolor,
voy buscando sosiego a mi quebranto,
voy buscando la paz, la fe y resignación.
Mi vida mañana irá tronchada,
por el paso inevitable de los años,
será entonces, la vejez, que va llegando,
llenando de amarguras mi ilusión.
Cuando veas que mi cuerpo ya esté yerto,
no me mires jamás con compasión,
mira bien la palidez de mis pupilas,
di entonces: de esperanzas vivió y lleno de amor.

N A C I M I E N T O. Marino Gaviria Vargas. (Paciente)
Memoria mía:
Tú: que eres el combustible indispensable
de tu hermana inseparable: la inteligencia;
y el terreno más propicio y conveniente
para tu incomparable amigo: el sentimiento;
eres también el consuelo inagotable de los pequeños,
de los vencidos y de los tristes.
Ayúdame en ésta vez memoria amable,
por que tengo que escribir algunas cosas
de tiempos tal vez, no muy distantes del futuro.....
¡Nació un bebe!
En un barrio, no muy lejano en éste valle,
una dama a dado a luz, de sus entrañas un bebe,
un hermoso niño que a la larga,
será su más grande amor y su sostén
y desde ahora yo me pregunto: ¿quién será?
y si algún día mis ojos, lo han de ver.
De su padre: un noble caballero
ha sacado su raza, su hombría, su honradez;
de su madre: ha heredado la nobleza,
el orgullo, la inteligencia y su altivez;
es un niño: lo aseguro, así lo siento
que ha nacido ésta mañana, yo lo sé,
pero.... donde? muy cercano, eso es seguro
de pronto, un día no lejano lo sabré.
Sólo sé que ese niño será grande
y tal vez un día yo pueda conocer,
será la adoración de su abuelita,
pues su abuelo se fue no sé por qué
se marchó para siempre de éste mundo
y a su nieto no pudo conocer.
Tal vez un día no lejano por ventura
niño que naces hoy, te pueda conocer,
tal vez mi amigo llegues a ser en un futuro;
serás un gran apoyo en mis tristezas,
tal vez me des tu mano amiga,
para hacerme sentir que tengo vida
que valgo mucho y cómo puedo hacer,
que mi vida por fin tenga un sentido,
que me hagas sentir feliz y por qué no!
contarte que el mismo día que naciste,
yo presentía que te iba a conocer;
quizá cuando ese día llegue
un travieso niño habrás de ser
o tal vez serás ya un adolescente
que por causas de la vida,
aunque hoy no sepa por qué escribo,
ese día lo logremos comprender.
Ese niño que hoy nace será grande
y para mí será tan espacial,
que no siendo hijo mío, es como si fuera
pues para mí será inmortal;
un mancebo caballero cuando crezca,
cuando juegue, cuando estudie,
cuando sienta que ese niño va a triunfar;
puede ser un aliciente a mis pesares,
tal vez me hará reír algunas veces,
tal vez sufra por él algún desdén,
pero será un apuesto caballero, estoy seguro,
hoy lo tengo que escribir no sé por qué,
ese niño que hoy está naciendo,
será grande en su familia
y vivirá siempre en su ley.
Para su madre seguirá siendo su niño,
para su padre será el hijo más noble,
para su abuela será su consentido,
de sus hermanos será el resplandeciente,
para mí, tal vez, será de lo más grande
que yo un día pueda conocer;
me dirá sí, cuando lo merezca,
o me dirá no y algún por qué,
ese niño de quién hoy hablo, no conozco,
porque hoy apenas acaba de nacer,
quizá ha nacido ésta mañana
y no sé si de pronto voy a conocer!

Fundación
“XUNDABÉ”. TALLER DE ESCRITORES. RESEÑA HISTORICA. Por iniciativa de la doctora Dora Lucía Ramírez, el 14 de Junio de 2006, un grupo de pacientes y acompañantes, bajo la dirección de Marino Gaviria Vargas, se reúnen, para fundar el taller de escritores; con el fin de que cada participante demuestre sus capacidades y exprese sus sentimientos, cultivando un arte maravilloso, que no sólo recrea, si no, que brinda la oportunidad de compartir las vivencias o recrear la imaginación a través del cuento. En Septiembre del mismo año, se toma como lema del grupo, la frase:“EL DOLOR, NO ES EL AZOTE DE DIOS QUE NOS CASTIGA; ES LA MANO DE DIOS QUE NOS REDIME” del escritor y político colombiano Roberto Muñoz Londoño, en su bello poema “El Dolor”.Durante el mes de Octubre, se estudian varios nombres como: La Guaca, Manantial, Xundabé, Crisálida, Remembranzas, Servantiños, entre otros y con la justificación que cada uno presentó; se llevó a cabo una votación secreta, dando como resultado: “XUNDABÉ”. Nombre que le damos como un merecido homenaje a nuestra raza indígena y a su terruño de singular belleza. El 26 de Noviembre, se lleva a cabo la primera demostración literaria, durante la sexta muestra artesanal del Instituto de Cancerología y su Unidad de Soporte Oncológico, logrando que el público asistente le brinde su respaldo. Para Abril de 2007, el grupo de escritores, se encarga de celebrar el día del idioma, con gran satisfacción, ya que los trabajos presentados en su totalidad, son creados en el taller; recibiendo efusivos elogios por parte de quienes asistieron al evento. Se proponen y aprueban: la Filosofía, Misión y Visión del taller. Durante éste primer año de labores, los participantes han sido: Ana Inés Valencia, Paulina Gómez, Rosalba Gutiérrez, Jesús Antonio Lasso, Aldemar Ramírez, Consuelo Álvarez, Marina Tamayo, Mery Roldán, Nancy Parra, Josefina Valencia y Marino Gaviria; quienes acompañados por estudiantes de la Institución Educativa:”Sebastián de Belalcázar” de Medellín, se dedican a aprender y a hacer conocer sus escritos. Los estudiantes que prestan su servicio social, para cumplir con su programa de alfabetización en el taller, aportan grandes ideas, compartiendo con los pacientes sus conocimientos. Son ellos: Cristian Gaviria Rueda, Jonathan Eduardo Álvarez Atehortúa, Bryan José Crespo García; quienes a su vez son apoyados por Sebastián Arias y Bryan Rios Merino; contando con aporte importante del coordinador Carlos Upegui, quien nos aporta una valiosa ventana de divulgación, por medio de ésta página en la Internet. Buscamos a través de ésta página, dar a conocer nuestro trabajo para que usted, amigo lector, que se tomó el trabajo de leerla, lo divulgue ante sus familiares y amigos, para que nos apoye con sus comentarios y sugerencias, que gustosos recibiremos en nuestro correo electrónico texundabe@hotmail. Como pues, tenga en cuenta que somos completamente empíricos y que tan sólo nos mueve el deseo de vivir, de compartir con usted, y de esa manera, animar a quienes, teniendo talento para hacerlo, no se atreven a demostrarlo. Los trabajos que a continuación aparecen, son el comienzo de un taller de aficionados ávidos de salir adelante; con la esperanza que será la primera de muchas publicaciones que tenemos en mente hacer y que si usted nos permite, le daremos a conocer cada quince días, si Dios nos lo permite. En ellas, haremos un pequeño recuento de cada escritor y de su obra. Gracias por leernos."XUNDABÉ”, Taller de Escritores.


Editoriales 3 y 4
Editorial Xundabé
Cuarta edición.
En este mes de amistad, dedicamos a usted amigo lector un significativo mensaje, que nos anima a compartir con nuestros semejantes, los momentos importante y aún aquellos pequeños detalles, para ser solidarios unos con otros.
Así mismo, saludamos a todas aquellas personas, que desde distintas partes del país, nos han enviado su voz de aliento, con lo cual nos sentimos más comprometidos a mejorar cada día más.
Es importante para nosotros, saber que usted está ahí, leyendo nuestros escritos, con los cuales, nos sentimos identificados con todos y cada uno de ustedes.
Es nuestro deseo, contar cada día, con más y más amigos, que quieran hacernos sus comentarios y porqué no, enviarnos sus escritos, que con todo gusto, le publicaremos en nuestra página.
Hagamos de éste mes, un tiempo muy especial en nuestra vida, con la plena esperanza, que a partir de la solidaridad y sociabilidad que nos une, construimos una sociedad nueva, para proyectarnos a un futuro mejor.
Nuestro taller de escritores les dice de todo corazón:
GRACIAS AMIGO..
Por caminar con migo…
por hacerme con tu afecto…
mucho mas fácil el camino.
Por el tiempo que me das
y al escucharme… aligeras el paso…
del dolor moral de mi existencia…
Por darme ocasión de darte,
algunas veces algo de mí mismo…
haciéndote sentir que eres importante.
Por tomar mi corazón,
que como el tuyo, esta sediento de cariño
por esto y mucho mas…
GRACIAS AMIGO.

Editorial Xundabé
Tercera entrega.

Llegamos a nuestra edición número tres de la página, que por fortuna, ha tenido gran acogida por parte del público lector; que a través de sus amables comentarios, nos van enseñando cosas que debemos saber para ser mejor cada día más. Agradecemos de todo corazón su valioso apoyo, y esperamos que con el tiempo, usted nos ayude a madurar y a crecer, con nuestro intento de mostrar al mundo, lo que puede llegar a ser excelente terapia de superación, para una mejor calidad de vida, de quienes padecen de cualquier tipo de adversidad.

Agradecemos a la doctora Dora Lucía Ramírez, que con su iniciativa, nos animó a crear el grupo de escritores, a sabiendas de que tan sólo nos mueve el deseo de contar pequeñas historias, que nada tienen de trabajos verdaderamente literarios, pero que de alguna manera, puede mostrar el camino de salir adelante a otras personas, que necesitan superar o aliviar un poco sus penas.

Gracias también, al personal médico y empleados de la Unidad de Soporte Oncológico, que con tanta amabilidad, nos atienden y nos aportan tan importante espacio para el desarrollo de todas nuestras actividades. Sin su apoyo sería difícil intentar siquiera, el haber pensado en poner en práctica ésta idea.

Un espacial agradecimiento al doctor Pedro Nel Navarro Oquendo, gerente del Instituto, al doctor Sergio Zúñiga, al doctor John Jairo Vargas, al doctor Tiberio Álvarez, quienes nos hacen sentir como en casa, compartiendo con nosotros su calidad humana. Agradecimientos también a la doctora Gloria Marín, quien con su amabilidad, cariño y entrega a su labor, devuelve la esperanza a los pacientes que llegamos a su consultorio a recuperar la voz perdida por causas de la enfermedad padecida; y a la doctora Juliana A. Pérez R. por su incansable labor de animar y llenar de vida a quienes llegamos hasta ella, buscando alivio a nuestros males. Nunca nos cansaremos de decirles: “QUE DIOS LOS BENDIGA SIEMPRE”, ya que son personas que no esperan recompensa alguna a sus afanes y sólo desean que sus pacientes, recuperen sus esperanzas y sus ansias de vivir felices, con su fe, puesta en el Todopoderoso.

Consideramos, que es bueno destacar la labor desinteresada de nuestro editor licenciado Carlos Upegui, quien sin inconveniente alguno, dedica su tiempo libre, en publicar en la red, nuestro humilde trabajo. Personas como él, nos aportan mucho más de lo que pueden imaginar, ya que nos animan a continuar, con un propósito creado desde nuestra fundación como taller de escritores.
A él, le decimos de todo corazón: gracias, por creer en nuestra intención de ser portadores de un proyecto; que día a día tenga más adeptos, que compartan con el resto del mundo, sus experiencias a través de la narración.

Es importante hacer saber a nuestros lectores, que ésta página está abierta a toda persona que siendo paciente, aficionada a las artes literarias, nos quiera compartir sus cuentos y todo tipo de narración, sin importar en qué lugar del país resida. Es nuestro deseo que todo aquél que quiera escribirnos, lo haga sin temor a ser rechazado su aporte, con la plena seguridad, que su artículo será publicado en nuestra ventana. Gracias nuevamente por contar con nosotros, por leernos, por apoyarnos y por compartir sus experiencias.

EDITORIAL XUNDABÉ (Sexta edición)
“EL DOLOR, NO ES EL AZOTE DE DIOS QUE NOS CASTIGA; ES LA MANO DE DIOS, QUE NOS REDIME”.
Es la frase que desde nuestros comienzos hemos adoptado como lección propia; para entender y dar a conocer nuestra condición de seres humanos expuestos a todo tipo de sufrimiento por las enfermedades que podamos contraer; pero también con la certeza de que Dios nunca nos ha abandonado.

Roberto Muñoz Londoño: poeta y político Colombiano; en su bello poema “EL DOLOR” describe magistralmente un sinnúmero de dolores que se le presentan a la humanidad desde el comienzo de la existencia; esto es, desde la creación y que se van sucediendo día a día, en todos los tiempos de manera física o espiritualmente, hasta llegar a nuestra actualidad.

Comienza el poeta haciendo un corto epígrafe, con el cual dedica su obra a toda la humanidad. Nadie queda por fuera de su texto, ya que de alguna manera, todo ser viviente ha experimentado su propio dolor; quien más, quien menos, pero todos lo hemos vivido en un momento determinado. Sin embargo, el creador del universo, en su infinita bondad, siempre estará pendiente de nuestra condición humana y frágil.

Adán y Eva en el paraíso, sintieron el primer dolor de la raza humana, cuando por una desobediencia, perdieron la felicidad que se les había concedido; luego el hombre desde que nace hasta que muere, tiene un porque tener que sufrir su pena. Y aunque se hable del tormento, la vida es una y hay que saberla aprovechar al máximo, aún con el sufrimiento de una dolencia o enfermedad, porque ahí, está nuestra superación personal y el ejemplo que estamos llamados a enseñar a aquellos que teniéndolo todo, no saben que la salud, es la mayor riqueza de la que se pueda disfrutar, pasando los bienes materiales a un segundo plano, sin desconocer su importancia en la vida del hombre.
No es el dinero o el saber lo que nos hace libres; es la manera de superar el dolor, lo que nos hace sabios, fuertes y verdaderamente nos enseña a ser humildes y solidarios con los demás, para aligerar una carga que en algún momento de la vida nos agobia el corazón y oprime el alma.



Comentarios
Nuestros lectores

Agradecemos el comentario que tan amablemente nos hace el licenciado Jaime Sánchez Betancur, quien fuera rector de la Institución Educativa Sebastián de Belalcázar y que ahora rige los destinos de la Institución Educativa: Ciro Mendía de la ciudad de Medellín. En él, nos expresa la satisfacción con que se puede leer un cuento, una anécdota, una reflexión, un poema o una simple frase escrita por nuestros asistentes a XUNDABÉ, Taller de escritores. Así mismo esperamos que otros lectores nos escriban sus comentarios, ya que con ellos sabremos como superarnos cada día más. Gracias pues, a don Jaime, del cual, trascribimos con orgullo su comentario que a la letra dice:

“Que bello trabajo el que tienen con el taller, eso alivia el alma y cura toda enfermedad. Todos los trabajos están muy buenos. Hay que empezar a soñar con la publicación.

En Yo Conmigo, Marino deja sentir su sensibilidad en su narración por una escritura depurada y viva. Deja claro que somos invisibles en este mundo lleno de canto rodado y cemento.

Sutilmente nos fija criterios para hacernos visibles, bellamente visibles. Yo conmigo es de estas historias que mezcla la realidad con la fantasía, una fantasía que toca con la meditación y la gloria, elementos difíciles de reconocer por Occidente. Bien por esa.

Para felicitar también el acróstico de Martha Lucia, tiene madera literaria. Me imagino que así como se describe así es. Besos y Abrazos.

Hay que felicitar al Instituto de Cancerología por este trabajo tan interesante con sus pacientes.

Atentamente Jaimetas.

Editorial octava edición
EDITORIAL XUNDABÉ.
(Octava edición)
“Salud! adorada Bandera que un día,
batiendo tus Pliegues, allá en Boyacá,
sellaste por siempre la lucha bravía
de un pueblo que ansiaba tener libertad”
Es el himno que entonamos en éste siete de Agosto, para recordar aquella cruenta lucha en el Pantano de Vargas, cuando nuestros patriotas con singular arrojo, sellaron por siempre la libertad nacional; una libertad que pese a los esfuerzos de los soldados que allí rindieron su vida por la patria, poco a poco se ha ido perdiendo a manos de un gigante Americano, que con el correr de los tiempos, se ha apoderado de la soberanía, que un día, se consiguió en el territorio nacional.
Sea pues, ésta una nueva oportunidad de renovar nuestro compromiso con la amada Colombia que anhelamos todos: libre de todo yugo que se nos quiere imponer; libre de atropellos injustificados y desiguales que se presentan a diario; libres, de verdad libres, desde todo punto de vista. Honremos con profundo agradecimiento a todos los héroes que de una u otra forma han contribuido al fortalecimiento de la democracia, de la que todo Colombiano ha buscado disfrutar, para poder alcanzar a construir un país con un futuro más amable para todo ciudadano de bien.
Que interesente sería, que en la conmemoración de éstas fechas, todos los Colombianos pensáramos en aquellos que otrora rindieron su vida por la libertad y pusiéramos un granito de arena, para que cada día el país en que vivimos sea recocido como lo que es: un territorio de hermosos paisajes, con inmensas riquezas naturales y por sobre todo de gente amable y solidaria, culta y hospitalaria, en donde los sueños se hacen realidad por el apoyo de unos a otros.
No olvidemos que importante también es, festejar la independencia de una Antioquia Grande, en toda la extensión de la palabra. Una Antioquia que no ha sido ajena a los problemas políticos de nuestra nación y que de manera pujante y altiva, ha superado esos pormenores y sobre todo ha contribuido a la superación de grandes conflictos que a través de los tiempos nos golpean.
Gloria al poeta de la raza Antioqueña que con su pluma, escribió el más bello de los himnos departamentales, inspirado en las verdes montañas, en sus valles con sus ríos, en su cielo siempre azul, en sus primeros fundadores; su hombre insignia: el arriero, con su mula y su enjalma, con su atuendo de dril y de alpargatas, de zurriago en mano, poncho al hombro, carriel terciado, con el machete al cinto y sobre todo revestido de un alma pura y limpia: honesto trabajador; “hechao pa’lante”.
“Oh libertad que perfumas
las montañas de mi tierra;
deja que aspiren mis hijos
tus olorosas esencias”
Hermoso legado que nos dejó el poeta de Yarumal, el mismo que recuerda con todo el corazón un antioqueño; que hoy lejos de su terruño, lo añora con nostalgia, pero siempre lo amará y lo llevará en lo más recóndito de su corazón.
¡Viva COLOMBIA! ¡Viva ANTIOQUIA!
Anfephe.
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Transcribimos las siguientes frases, que tan gentilmente nos aportan los estudiantes que han pasado por el taller como prestadores del servicio social, a quienes no nos cansamos de agradecer su acompañamiento y su apoyo incondicional a la causa que un día, de ser un sueño, pasó a ser una grata realidad, de la que ya tuvimos el placer de celebrar el tercer año consecutivo. Estas frases, muy sencillas por cierto, nos muestran una serie de figuras literarias, que son las que marcan el estilo de cada uno de los Tallerístas y las que permiten que cada trabajo sea agradable al lector, que con tanto empeño nos sigue a través de ésta página, que esperamos continuar a menudo.
Bien por los jóvenes: Bryan José Crespo García y Cristian Gaviria rueda; que con éstas figuras, también motivan a reflexionar.
-Brillante faro que brilla en la oscura noche, pues, él ilumina
nuestro camino al andar. (epíteto)
-Los que no ven el abismo de la perdición, de allí no saldrán, pues no hay salvación. (alusión)
-Aquella hermosa flor que en la montaña sube, me hace pensar en el amor. (epíteto)
-La gente que no a disfrutado la vida y no la han llevado bien es aquella gente que vive sin haber vivido. (paradoja)
-Desde que se ve salir el sol desde el horizonte hasta que se esconde se le ve brillar y brillar. (repetición)
-Ayuda a los demás, pues no sabrás cuando estarás mal. (sentencia)
-Un pequeño fósforo en una gran pradera, ha ce mucho daño pues quema, quema, quema. (repetición)
-Salva vidas todos los días, ayuda a los demás sin pensar en el dinero, si no en la salud de el enfermo. (metonimia)
-Caminar, trotar y luego correr esta es la acción de aquel que no tiene paz en su vida, de allí es difícil encontrar la salida. (polisíndeton)
-La noche sin gracia hasta no ver las estrellas y a todo esto que seria del cielo sin éstas. (sinécdoque)
-Cuando llueve o hace sol, nos ponemos felices o tristes de pende de la ocasión, lo mejor es cuando llueve y hace sol a la vez pues sale el arco iris. (polisíndeton)
-La traición es como un papel arrugado, por mas que trates de arreglar nunca va a quedar igual y lo mismo pasa con una herida que ya a sanado suficiente, siempre quedara la cicatriz. (metáfora compuesta)
-Vivir, gozar, disfrutar, la vida es para amar; pero con respeto y responsabilidad para no hacer nada mal. (asíndeton)
-Ojos grandes y brillantes que penetran la oscuridad, grandes y afilados dientes que a cualquiera pueden devorar. (símil)
-Su cuerpo marrón que en la selva pasa sin ser detectado y con sus grandes garras de él no hay salvación. (prosografía)
-Encerrado en un camisón del cual no hoy salvación, su cabello despeinado y su cuerpo forzado por tratar de escapar. Su mente trastornada por su pasado sombrío, que no quiere recordar por miedo a la realidad. (retrato)
-Su color azul como el cielo; lleno de exóticas criaturas, cambia de color como el camaleón, cuando el sol se refleja en él, muy extenso es, que hasta cualquiera se podría perder en él. (fotografía y símil)
Bryan José Crespo García – Cristian Gaviria Rueda
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En su larga vida; don Julio César Vargas Castro, escribió gran cantidad de poemas, dedicados a su tierra unos y a sus sobrinas otros. De gran belleza todos sus escritos muestran a un hombre románticamente enamorado de la vida y de su profesión, amante de la niñez; educador por excelencia, quiso que sus sobrinos cultivaran el arte de las letras y puso a su disposición sus conocimientos literarios. Aunque escribió algunos libros sobre economía para dictar su cátedra, siempre tuvo por costumbre componer temas románticos de espectacular belleza y significado.
Fue un Colombiano más, que voló en pos del sueño americano; radicándose por algún tiempo en New York; Lugo sus quehaceres lo llevan a la ciudad del Monte, en el estado de California, donde finalmente después de varios años de vida allí, lo sorprendió la muerte.
De su larga lista de poemas, destacamos los siguientes como homenaje póstumo al hombre, al poeta, al ser humano entregado a su familia que fue, al amigo incondicional que siempre lo caracterizó.
PARA TI.
(Julio César Vargas Castro)
Yo quisiera un mundo de ensueños para ti;
donde no existan el odio,
la ambición, la envidia,
que tanto hacen sufrir.
Yo quisiera que mi amor lo comprendieras,
como una hija que Dios me deparó,
que mis consejos siempre recibieras
para que nunca sufras la cruel desilusión.
Yo quisiera que tu alma encantadora
goce la dicha en su plena juventud,
que nunca los placeres de la vida
arrojen lodo a tu singular virtud.
Todo lo que quiero para ti amor mío:
qué menos puede un padre ambicionar,
verte triunfante y feliz, eso es lo que ansío
eres una niña, no puedes naufragar.
QUIERO MORIR.
(Julio César Vargas Castro)
Quiero morir dijiste un día….
sin saber que manda la vida para ti,
es preciso luchar con valentía
para triunfar antes de morir.
Tienes los dones y la gracia pura,
de una joven que debe a la vida sonreír
y ante ti se postran de hinojos,
los dioses a ofrecerte un bello porvenir.
Ten fe en Dios, oh niña mía,
cruza por el mundo llena de vigor,
tu verás las glorias de la vida
y obtendrás para ti el galardón.
TU PROMESA.
(Julio César Vargas Castro)
Acuérdate mi niña
lo que un día prometiste,
cuando de tus colinas
al valle descendiste.
Cuando surcaste el río
que humedecía tus plantas;
cuando dejaste el nido
anclado en las montañas.
Cuando al esclarecer la aurora
tu hogar lejos dejaste
y cruzabas los senderos
que en otro tiempo andaste.
Cuando tus cabellos blondos
el viento esparcía
y una ligera lluvia,
tu rostro humedecía.
Salieron de tu boca,
estas frases sublimes:
conquistaré a mi paso
la gloria que redime.
No tornaré sin antes,
luchar por la victoria
y traeré los dones,
que mi juventud aprisiona.
Por eso niña hermosa,
quiero que recuerdes,
la promesa que un día
lanzaste al valle verde.
Y que jamás declines,
ante insólitos cortejos
y nunca te conquisten
…..amores pasajeros.
Igual que todo escritor, don Julio César, hace un sentido homenaje a su pueblo natal Urrao, por el que suspiró toda su vida; tanto que después de haber salido de allí, para radicarse en Medellín y luego en Bogotá, antes de irse a los Estados Unidos, siempre estuvo ligado a su terruño a través de sus amigos, sus compañeros de Colegio y por supuesto con su familia, por la que siempre demostró su afecto, apoyándoles en todos los proyectos que emprendían.
Destacamos entonces, el siguiente tema literario, que con tanto amor compuso para demostrar su gran afecto, su admiración por la naturaleza que le permitió nacer allí.
A MI PEQUEÑA
(Julio César Vargas Castro)
Vienes de los verdes valles,
donde se reclina la sombra en la montaña,
bañada por el sol radiante
y cruzados por cristales aguas.
Donde mis mayores entonaron,
himnos patrios y canciones
sin sentir la nostalgia,
que hoy a ti te aprisiona
pensando en tantos corazones.
Donde ha nacido una niña
de libertad sedienta,
al calor de un sol brillante,
sin sentir la tristeza
del pueblo eladicante.
Es la tierra divina
por sus ríos….y prados….
el Penderisco…y el Pabón
que ciñen las sienes del pueblo,
con el caudal del Urrao.
Por eso suspiras y lloras,
cual ave que libre y errante
le tiendes los brazos
y sin redes, así la aprisionas.
Aunque don Julio César murió lejos de su pueblo natal, siempre repitió con orgullo patrio lo que años antes escribió el poeta Felix Durán, en el bellísimo himno Urraeño:
“Ya que amante mi cuna meciste,
bajo el palio feliz de cielo:
dame patria Uraeña por tumba,
un rincón escondido en tu suelo”
Fue el sueño que no se le cumplió al escritor que hoy nos ocupa.
Gracias don Julio César, por habernos dejado tan maravilloso legado.
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Para continuar la publicación de ésta revista de escritores aficionados, no podemos dejar de transcribir los escritos de la más prolíferas narradora, que comenzó su carrera literaria desde sus años de escuela y que poco a poco fue fortaleciendo por el deseo de vivir y luchar por ser feliz.
YANIS.
(Paulina Gómez) Paciente
Nací en Guatapé. Mi nombre: Yanis. La tierna alegría que hay en mi corazón, todo el amor que desbordo en afecto correspondido, corretean por mi cuerpo y por el espacio que recorro todos los días y parte de sus noches.
Me hecho en compañía de Omar en el tapete colocado en la entrada de la casa; pongo una de mis manos sobre su espalda, como amarrándolo a mi vida y a mis ilusiones. Es: lindo, paciente y errante, pelirrojo de ojos dorados. En otros lugares lo llaman: Gringo, Olafo; Mono, Judío Errante; con tal de que le den comida, atiende cualquiera de estos nombres. Él lo bautizó Omar y se quedó con nosotros.
Tengo privilegios desde que nací y me “regalaron”. Lo conozco a él como padre y madre. Desde pequeñita me mese en sus brazos, cuando llega del trabajo por las noches, se sienta en su mecedora, recuesta mi humanidad en su barriga caliente; me parece lindo escuchar los latidos acompasados de su corazón; me duermo y sueño con estrellas y luceros que bajan al prado a jugar fútbol con nosotros.
Los pájaros barranqueros vigilan desde el amanecer. Apostados en los árboles más altos que hay en el lugar, esperan con ansioso deleite que él se levante a colocarles desayuno de banano maduro, en un tronco que hay en la mitad del prado; a veces tumban el dulce manjar al suelo y nosotros presurosos corremos a comérnoslo sin ningún permiso.
El ganado de nuestros vecinos, meten sus trompas negras y húmedas por las cuerdas del alambrado que hace las veces de lindero, esperando las cáscaras de banano que de vez en cuando él les ofrece, ese detalle permite un amoroso respeto de parte de los atados; a Omar y a mí no nos quieren, se creen toros de lidia en una plaza monumental, esperando el menor descuido para meter sus pitones en nuestra barriga.
Varios acontecimientos cambiaron nuestra feliz rutina.
Llegó a la finca, otra regalada y negrita como yo, pero flaca y apestada. No siento celos de ella, porque es tan débil, que no tiene fuerzas para subirse a los muslos de él. La bautizó Ana María en recuerdo de un amor tímido, juguetón e imposible que se quedó en un hasta siempre.
Luego apareció por aquellos lares, Káiser el alemán, inmenso, elegante y posesivo.
Aunque su casa dista dos kilómetros de la nuestra, no olvida a quienes lo quieren y atienden bien. Con él llegaron algunas situaciones “embarazosas” que más adelante narraré para no perder la cronología de ésta historia.
Llegó la doña, mujer lenta como tortuga, con bastón. Nos lleva a pasear todos los días, caminatas éstas llenas de aventuras y emoción.
En la primera salida, él me dice al oído: negra, ¡cuídala, cuídala, cuídala! Me pegué a su pierna izquierda, la seguí en sus caminatas en compañía de Omar y la apestadita y desganada Anama, como la llama ella. Nos encontramos con Higuita, el famoso portero del Escorpión; me gustó: vestido de negro desde la cabeza hasta los tenis, su cabello largo y ensortijado, negro también como su caballo; levanta la mano, sonríe y nos saluda; ella piensa que parece que fuera a cantar ese hermoso tango que le compusieron en Argentina.
Otro día brillante y fresco, ella se sentó en un barranco a observar los pajaritos desayunando moras y mortiños, ¡qué pereza!
Lo vemos; al unísono saltamos, seis manos y muchos dientes se abalanzan sobre él y lo bajamos al piso. ¡No, no y no! Repite ella, con su voz chillona y determinante. Se agachó apoyada en su bastón, lo cogió con suavidad y amor. Lo envolvió en un canto de su leñadora, nos devolvimos para la casa pensando que de almuerzo tendríamos sancocho de colibrí o picaflor.
Lo recibió en sus manos grandotas, lo calmó y calentó en “mi barriga” –Está vivo y no tiene ninguna lesión- dice, mientras ella nos echa con la manguera agua fresca, por fuera y por dentro. Él, devuelve el pajarito al rastrojo, de donde no debía haber salido. ¡Adiós sancocho!
Llegan las lluvias, no importa, salimos, nuestra felicidad es saltar en todos los charcos de greda amarilla revuelta con cagajón y boñiga. El nieto de ella y un amiguito, niños de siete años, brincan igual que nosotros, llenándose de barro-estiércol, hasta que no pueden más con el peso del mismo, adherido a sus ropas; les tocó como a nosotros un lindo baño con manguera.
En otra salida le dio a Omar por demostrarnos sus habilidades de cazador. Se entró a una finca vecina; correteó las gallinas, hasta darle alcance a un pollo gordo y de gran tamaño; con la felicidad reflejada en sus ojos color de sol, le entregó la presa a ella, para que esta vez, sí nos hiciera un buen sancocho. ¡No, no y no! Dio excusas en medio de la algarabía de todo el gallinero. Continuamos nuestra caminata con el sueño trunco de comer pollo, en cambio del rutinario menú de siempre.
Llegó la navidad; Albita que ya es un ángel en el cielo, nos llenó el prado de farolitos rojos y blancos, que como tulipanes de plástico, alegran el paisaje y nuestros corazones.
Lo mejor del pesebre es subirnos a él y revolcarlo, las figuras hechas de troncos se ven más bonitas acostadas. Ella corre de aquí para allá organizando, cantaleta va y viene. Nos pusimos de acuerdo y con golpes suaves en sus piernas, la tiramos al prado, para que jugara con nosotros, le jalábamos el buzo, lamíamos su cara y le mostramos cuán lindo se ve el firmamento, cuando todos estamos boca arriba, relajados y felices.
Él corrió, la ayudó a levantarse. Nos sermoneó: ¡con ella no! ¡Quietos!. Sacudió un periódico, prueba de su molestia.
Cuando nuestros vecinos llegan, el cielo brilla con un azul intenso, el horizonte se despeja y las nubes se retiran presurosas formando figuras de dragones voluminosos, que tratan de atrapar ángeles inocentes.
¡Que asados hacen! Desde la víspera, olorosos aliños llenan el ambiente y nuestras tripas chirrían alegres, entonando villancicos mudos, alabando y dando gracias al niñito que nos trajo unos vecinos tan lindos y condimentados.
Todos los sábados, Káiser sabe que llegan sus amores, no se separa de ellos, disfruta primero que nosotros, las viandas preparadas con amor y esperanza. Un domingo cualquiera por la tarde, se paró frente al automóvil para que no se fueran y “sin querer queriendo”, una llanta le destrozó uno de sus pies. Él, el amor mío, lo socorrió, pero fue tarde, una gangrena gaseosa se anidó en su herida.
Sólo a mí, llevó de paseo a Guatapé. Me estremezco, todos mis pelos se ponen de punta cuando dice: vamos Yanis; Omar, Ana y Káiser no van, ellos se marean con solo subirse al bus. Miro a mis compañeros con una extraña tristeza alegre.
Nado en la represa, me siento como un ángel escoltando la lancha que lleva algunas personas y nuestros trebejos. ¡Que paseo! Paisaje silencioso, sol, nubes juguetonas, peces y paz. De nuevo en la finca, narro a mis compañeros las aventuras en el lugar de mis ancestros, con Piedra del Peñol incluida.
Continúan las lluvias. Hay preocupación en la casa, porque ya mi organismo está preparado físicamente para que llenen de huesitos mi barriga. A dos kilómetros a la redonda, mis congéneres son avisados por el olor de mi naturaleza. Llegan pretendientes de todos los pelambres. En la casa toman precauciones, pero no se dan cuenta que el peligro está aquí dentro.
Omar es lo que se llama: “pipí contento”, me ofusco y lo muerdo y en esas nos pasamos todo el día. Sufrió la mutilación de sus testículos, como castigo por un daño que hizo en una finca vecina. Yo lo amo y soy cariñosa con él, está muy alborotado con mi aroma, pero eso no sirve para nada.
Llegó enfermo y con su pata entablillada e hinchada; lo amarraron a un poste de la casa. Apenas me di cuenta que la doña se encerró porque está lloviendo mucho, me fui con Omar y me le acomodé bien al alemán, para que hiciera lo que tenía que hacer.
El alemán le puso todo el empeño al asunto y eso fue lo mejor que me pudo pasar; mientras tanto Omar se desbordaba de ternura, besa mi cabeza y susurra en mis oídos tristes y resignados mensajes, llenos de amor y comprensión. Ella nos observa por la ventana de su alcoba, no puede ser, -piensa la doña-, si se lo hubiesen contado no lo creería. El alemán cayó exhausto, para no levantarse más. Al día siguiente, un bulto de cal y muchos metros de tierra, fueron sus compañeros en la eternidad.
Los días pasaron, me volví gruesa y mis tetas se templaron. En un amanecer lluvioso, mi cuerpo espontáneamente arrojó la proteína que yo me comería después.
Omar nos enseñó a cruzar la autopista, lo hacemos periódicamente y a escondidas, porque no nos llevan a Guarne a misa los domingos. El parque es lindo y su gente amable. En navidad lo adornan con luces de colores y los villancicos se escuchan por doquier. El paso de la autopista es el principio del fin.
Un día después de repetirse nuestra rutina, ellos se fueron a la finca. Él, a estudiar y en busca de nuevos horizontes, ella a operarse de un mal que la aqueja y a hacer un viaje a tierras lejanas donde viven sus hijas.
Varios años después, una moto se adelanta a un bus en zigzagueante irresponsabilidad, acabando con los sueños de Omar, Ana María y los míos. Antes de cerrar mis ojos definitivamente, los vi de nuevo por la entrada del hipódromo, con dirección a nuestra casa. No distingo bien el carro, pero sí sus siluetas y equipajes: un racimo de bananos para los barranqueros y un bulto de cuido para mis hijos pintados de dálmata.
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No puede faltar parte de la ya extensa obra de don Marino Gaviria, que ya cuenta con más de doscientos cincuenta títulos, entre poemas, cuentos, crónicas, acrósticos y una serie de historias biográficas, que ha sabido recrear con singular estilo e imaginación, logrando gran aceptación por los entrevistados, quienes elogian su capacidad para describir a sus personajes tal como son actualmente y a su vez, éstos, se precian de haber concedido un simpático reportaje al escritor.
En ésta ocasión, contamos con la colaboración de uno de nuestros más asiduos lectores, -Anfephe- quien nos envía la biografía del mencionado y algunos de sus poemas.
SEGUIRE ESPERANDO.
(Marino Gaviria Vargas) Paciente.
Quisiera irme, donde pueda olvidar,
ese amor puro, que me has negado ya,
irme muy lejos, no quiero recordar
las horas bellas, que quedaron atrás.
No me arrepiento de haberte amado tanto,
yo te agradezco, las dichas del ayer
y cuando quieras volver a estar conmigo,
no olvides nunca, que yo te esperaré.....
Nunca te olvides de aquél, que tanto sufre
por tus caricias, que ya no ha de sentir
recuerda que siempre estaré esperando,
que un día me digas: quiero volver a ti.
Y si no vuelves, no sufras por mi culpa,
yo no te culpo, por ser conmigo así
porque no creo en ese amor eterno,
sólo te digo: que creo mucho en ti.....
ESTA MI CANCION.
(Marino Gaviria Vargas) Paciente.
Es ésta mi canción, canción más triste,
una triste canción que hace llorar,
mi pobre corazón tan abatido
y herido que no deja de sangrar.
Con ella, yo recuerdo tus caricias,
con ella, yo recuerdo nuestro amor,
aquellas dulces horas que pasaron
y alegraron mi pobre corazón.
No me canso de decir tu dulce nombre,
no se cansan mis labios de gritar
por eso en la penumbra de mi cuarto
quiero verte de nuevo regresar.
Si alguna vez, escuchas en la radio
y ésta mi canción te hace llorar,
olvídame si quieres vida mía,
más yo, contigo he de soñar.....
no me canso de decir tu dulce nombre.....
ESE AMOR QUE FUE.
(Marino Gaviria Vargas) paciente.
Qué pena que te vayas de mi lado,
qué pena que no vuelvas conmigo,
qué pena, que me hayas abandonado,
cuando más necesito tu cariño.
Yo, que por ti, tanto me he desvelado
y a tus caricias, tanto me he acostumbrado,
hoy siento la nostalgia de perderte
al ver que tú, te alejas de mi lado.
Lloro al saber que ya me has olvidado,
lloro al pensar que no regresarás,
recuerdo tus caricias y tus besos,
añoro tu manera de amar.
Pienso que yo solo, tuve la culpa,
y si la tengo, perdóname mi error,
mi vida: yo te quiero todavía
pues tengo entre mis labios tu amor.
Esa miel, que me diste aquella noche,
creo que, jamás la he de beber,
sufro, lloro y pienso en tu cariño,
me duele que ya tú, no has de volver.....
B I O G R A F I A.
GAVIRIA VARGAS, Marino. Nació en Altamira (Antioquia) el 31 de Marzo de 1954. A los cinco años de edad fue trasladado al vecino municipio de Urrao, donde cursó sus escasos años de estudio; primero en la escuela Helena Benítez, luego en la escuela Jaiperá, después en la escuela Urbana de Varones Cacique Toné y por último en el liceo regional Simón Bolívar; estas dos últimas convertidas hoy, en la Institución Educativa: “J. Iván Cadavìd G” en honor al presbítero, quien fue su fundador y primer rector. Fue en los comienzos del bachillerato, cuando se dedicó a escribir sus primeras canciones, poemas y aún piezas teatrales del género cómico. Fundó el grupo “Atracciones Kennedy” y con él, se desplaza a varios municipios cercanos a representar pequeñas piezas teatrales y sainetes.
En el ámbito del colegio, participó en varios festivales de la canción, donde se le reconoce su talento artístico. En 1975 se traslada a Medellín y funda en el barrio Kennedy, el grupo artístico y cultural “Los Andes”, donde escribe dos obras de teatro y hace un guión bíblico, basado en los 14 capítulos del libro de Tobías, hecho éste que le dio gran popularidad, ya que ésta obra en cuatro actos, fue representada en varios barrios de la ciudad.
En 1981 fundó en la parroquia de San Judas Tadeo del barrio Castilla, la tuna “Nuevos Horizontes”, agrupación que duró varios años. Durante su vida, ha viajado mucho y en cada lugar que visita su narrativa cobra más vida y surgen nuevos escritos que a diario cultiva con entusiasmo y motivado siempre por deleitar su inventiva, para entretener a quien lee sus escritos.
En el año 2004 es atacado por un Carcinoma Escanoceslular Invasor, que le afecta la garganta, y lo deja sin voz; por eso se dedica a escribir con más ánimo que nunca para hacer conocer su talento como escritor; en el 2005 funda el taller de escritores “Xundabé” y después de un tiempo no muy largo, con un tratamiento terapéutico, recupera su facultad de hablar por medio de voz erignofónica.
Esperamos contar siempre con sus escritos de gran imaginación y belleza, para el deleite de todos nuestros lectores.
LA MUERTE DE UN ÁRBOL
(Marino Gaviria Vargas) Paciente
Nunca supe desde cuando estuvo plantado, custodiando los patios de la escuela; creo que desde hace varias décadas, por que su estado actual ya es muy precario. Había crecido como todos sus compañeros del campo estudiantil, siendo mudo testigo de muchos acuerdos y desacuerdos de estudiantes y profesores que han pasado por el establecimiento. Establecer una fecha exacta de su nacimiento, se me hace verdaderamente imposible, pero puedo asegurar que es lo bastante viejo para presentar el estado actual en que se encuentra.
Como todo árbol, tuvo un hermoso follaje, en cuyas ramas se albergaron los más bellos pájaros, que trinaron en aquellas mañanas primaverales y se albergaron en las sombrías tardes de invierno, inyectándole al paisaje un aire grato de radiante alegría y embelleciendo cada día más, los patios escolares, dando sombra a los traviesos niños y niñas que frecuentaban las gradas vecinas a su plantación. ¡Que era hermoso el árbol, era hermoso! Pero el tiempo implacable que todo lo deteriora, no quiso dejar sano a este vegetal que embelleció el entorno.
Los estudiantes que un día lo vieron crecer, lo miraron con inmensa admiración, con un amor especial por la naturaleza y bajo su sombra aprendieron la lección del día. Pasaron los años y aquellos niños ya se fueron de la escuela; nunca más volvieron a preguntar por aquel árbol; más, los que hoy juegan aferrados a su tronco, solo han encontrado un árbol viejo y corroído por el tiempo.
Cuentan los vecinos del lugar, que su follaje, tan verde como el que más, fue motivo de inspiración a algún poeta para escribir sus románticas canciones o poemas y bajo sus sombras, muchos novios allí se conocieron y juraron amarse, como todos: para siempre; pero también los amigos allí se prometieron fidelidad a sus secretos más íntimos y se contaron sus tristezas o sus dichas familiares, que los hicieron abrasarse amablemente al árbol, como compartiendo con él sus sentimientos.
Hace tiempo, ya el árbol yace muerto, pero de todas maneras aún sigue de pie; como un leproso sus ramas caen a pedazos, su corteza se desprende lentamente y él, todo enfermo, silencioso, en medio de los otros, se niega a derrumbarse, reafirmando con su actitud de resistencia, que un clásico del cine de los años sesenta, afirmaba en su titulo que: “los árboles mueren de pie”. Así esta éste; negándose a caer, porque aunque yace muerto desde hace mucho tiempo, aún sus ramas secas siguen elevándose hacia el cielo, como suplicando que por favor hagan algo para no dejarlo sucumbir en el olvido; pero ya nadie lo escucha; por el contrario, ya dieron la orden que sea derribado, por representar algún peligro para los estudiantes que juegan a su alrededor, con la inocencia de un infante, sin tener la más mínima precaución para prevenir un accidente.
Hoy estoy de turno, debo derribarlo aunque me duela, es inevitable aquél mandato. Debo buscar un cómplice, que me ayude y que por supuesto me asegure que no va causar daño al caer. Consigo un laso para sujetarlo a otro árbol que me ofrece la resistencia adecuada para sostenerlo cuando el serrucho haya cumplido con su cometido. Fueron varios minutos que me tomó talar su tronco, que al momento cayó en pedazos por el suelo. Ya no podrá servir de inspiración ni dará sombras, pero tampoco volverá a ofrecer ningún peligro y allí, en el suelo su tronco seguirá esperando que el sol incandescente del verano y el frío penetrante del invierno, continúen con su trabajo de lento deterioro, hasta que en un mañana, de lo que ayer fue un bello y frondoso árbol, tan solo quedará un puñado de tierra de capote y así pues, será su final definitivo.
Y de aquel inmenso árbol, ya nadie hablará desde el momento, pero allí, muda y solitaria ha quedado la evidencia de que un día existió un gigante de frondosas ramas, de verde follaje; hogar de muchas aves, refugio de estudiantes que temieron no responder con sus tareas. Una indefensa raíz que desde el suelo clama mas bien ser arrancada, por que la vida que le dio a su tallo, desde hace mucho tiempo ya no existe, y el chamizo que duró más años, ha caído derrumbado para siempre.

Acerca de "Mi alegría es azul"
Me parece muy importante; con la venia de don Hernán, transcribir tan espectacular prologo hecho a la obra: “Mi Alegría Es Azul” de Paulina Gómez; junto a él, “ELLA” de don Pablo Puerta, hijo de la autora: quienes hacen una completa y bella radiografía de la vida y obras de nuestra amiga y compañera Paulina. Creo que no estoy faltando o abusando de los escritores, por que sé, recibirán este artículo, como merecido homenaje a todos ellos, ya que la autora mencionada ha sido y será ejemplo de los deseos que los asiste para continuar con tan especial forma de superar la crisis causada por el mal que un día padecieron.
Disfruten pues, tan gratas lecturas.
PROLOGO
(Hernán Arango)
Una de las tareas delicadas que me a tocado hacer a lo largo de mi existencia, es tener la osadía de decir “si” cuando se me pidió escribir el prologo de “MI ALEGRIA ES AZUL”.
Siempre pensaba que lo mas difícil que el destino me había asignado, era tener que pasar por un cáncer mortal de vejiga y su correspondiente cirugía, la de mas alto riesgo en el mundo de la urología, al decir de los galenos. Fue supremamente difícil por la responsabilidad que implicaba para conmigo mismo, y con mis adorados hijos.
Ahora que tengo la intrepidez de escribir el prologo de “MI ALEGRIA AZUL”, confieso que no es nada fácil hablar de la autora de este libro, “la niña Paulina Gómez”, lo cual también significa para mi un gran honor.
Cuando digo “niña”, lo expreso con la seguridad de lo que estoy exponiendo. Paulina es francamente ¡una chiquilla!, no le conocemos la cara adusta propia de los viejos ni los gestos recios de quien esta aburrido, decepcionado, enfermo o enojado. Constantemente tiene la risa de la niña inocente y alegre, risa contagiosa y lozana que solamente los niños honestos y llenos de júbilo pueden ostentar.
Quienes hemos tenido la fortuna de ser sus amigos, así como los que gozan de conformar su familia, sabemos que paulina es un ser excepcional. Optimista, bondadosa, caritativa, es la persona que todo el mundo desearía tener a su lado constantemente.
Capaz de asistir en un hospital a un niño desconocido, durante varios días, para brindarle alegría y felicidad mientras un cáncer cruel y despiadado acaba con su vida… capaz de sacrificarse por cualquier persona, ya sea amiga o desconocida, pobre o rica… capaz de poner su hombro a quien necesite apoyar su cabeza en medio de la adversidad y el infortunio… esa, esa es “la niña Paulina Gómez”, a quien también he llamado “la adorable brujita malvada”.
Esta bondad de paulina hace que sus hijos se hayan dado a la tarea de publicar sus escritos, todos ellos colmados de amor y de esperanza. Debo felicitarlos de todo corazón por tener semejante madre y por haber tenido la idea de lanzar este libro hoy, cuando la niña Paulina alcanza, por primera vez sus 70 años. Tengo también que dar los agradecimientos a ellos. Lina Claudia, Pablo León y Cesar Augusto: ¡Mil gracias por haberme distinguido con el encargo de escribir este prologo, sencillo pero lleno de amor y sinceridad!
Estoy convencido de que “MI ALEGRIA ES AZUL”, dará a todos una buena dosis de bondad y de servicio a los demás. Pienso que “la adorable brujita malvada” debe servirnos a todos de ejemplo de lo que debe hacer cada individuo para ayudar a sus semejantes. Y también nos brindará una cuota de fe y de ilusiones, al permitirnos ver sus fotos y recordar su alegría constante y su risa contagiosa. Esta última solo es comparable a las notas melodiosas de un violín, acompañadas por los acordes majestuosos de un tiple en los dedos cansados y estriados del abuelo.
Pareciera que me olvide de hablar del libro y me dedique a hablar de la autora. Pero es que ambos elementos, autora y libro, son análogos. Al leer el libro se conoce a Paulina y al conocer a paulina se sabe de qué trata la obra, pues es el fiel reflejo de su autora. Que maestra es Paulina: ¡escribió un libro sin darse cuenta y sin saberlo!
Además de ser un compendio ameno, es una filigrana tejida con las fibras mas intimas del corazón, adornadas con las piedras preciosas de la ternura y la amistad. Tengo la seguridad de que quien lo tome en sus manos será incapaz de soltarlo hasta degustar la ultima pagina.
Quiera dios que “Pauli”, como la llaman sus hijos, esté con nosotros muchísimos más años en la tierra, para bien de los que tanto necesitamos de ella, de sus concejos y de su optimismo…
Adorable brujita malvada: me hago cómplice de todos los amigos del instituto de cancerológia y demás grupos de apoyo a los cuales perteneces para darte el más estrecho de los abrazos y felicitarte de todo corazón al llegar a la tierna edad de 70 años en medio de esa juventud rebosante y ejemplar.

CARTA A MI HERMANO. Jonathan Alexis Cano Zapata. (Servicio social estudiantil)
Nos llama mucho la atención el siguiente artículo, escrito por uno de nuestros jóvenes estudiantes que prestan el servicio social, y q1ue aunque está basado en un escrito de Mariano José de Larra, es importante hacerlo conocer, porque de ésta manera, muchos de nuestros lectores pueden darse cuenta que el escribir es cosa grata y entretenida para el buen provecho de nuestro tiempo libre. He aquí la colaboración de nuestro amigo:
CARTA A MI HERMANO.
Jonathan Alexis Cano Zapata. (Servicio social estudiantil)
Carta para mi hermano Andrés Camilo Cano Zapata, escrita desde el dormitorio, por el inseparable hablador de los dormitorios, que en éste año que ya va por más de la mitad, piensa que debe dirigirse por fin a su hermano.
Andrés Camilo, hermano mío: Yo, tu inseparable hermano; yo, casi bachiller; yo, Medellinita natural y por consiguiente de éste hermoso y culto país; cuya autenticidad pasa por mil refranes y proverbios, que van de ciudad en ciudad, de barrio en barrio o de casa en casa. Yo, inseparable y careciendo de tu presencia dotada de chispa y de mucha razón, con quien poder conversar y ventilar todas esas cosas que tienen embotado mi entendimiento que se me ofrecen y me cuestionan, y tú tan legado y discreto para conmigo, ¡qué de motivos para escribirte mi querido e inseparable hermano Andrés Camilo!
Ahí te mando pues esa locas ideas tal cual son mal o bien hilvanadas y derramándose por montones como el agua en una cascada mal enrastrojada, de las montañas de mi país “¿No se lee en éste país porque no sabemos escribir, o no se escribe porque no
nos atrevemos a leer?”
¿Acaso no somos tú y yo así; no leemos porque no escribimos y no escribimos porque no leemos?
Esta corta nota se me antoja por hoy y nada más horrible y desventurada cosa que me parece a mí: escribir lo que no se va a leer; pero más dura empresa se me parece a mí, así inocente e ignorante como soy, leer algo que nunca he escrito o porque no decirlo: escribir algo que nunca nadie va a leer.
Y para colmo de males quiero contarte un diálogo que con cuatro antioqueños de los más amigos, no hace mucho tuve una charla en la que todos me contaron en consecuencia a una misma cosa concluyendo cada uno a su turno y como quiera que ninguno de ellos nunca aprendieron a leer ni a escribir.
Querido hermano, hay te dejo la inquietud, para que desde las remotas tierras en donde te encuentras, pienses y me respondas algo. Mi inseparable amigo, mi incomparable hermano, nunca nos hemos separado, pero ahora tendremos que partir a lugares diferentes.

Frases y vivencias
Sea esta la ocasión, para expresarle a nuestros lectores, que para celebrar el día del idioma: hemos escogido una serie de frases que han surgido en nuestro grupo de escritores. Con ellas, demostramos una vez más, que nos asiste un ferviente deseo de salir adelante y por consiguiente de enseñar a otros que a pesar de las dificultades, vale la pena vivir. Pues, a partir de éstas frases, cada uno de los asistentes al taller, han escrito diversidad de cuentos, para agrado de los lectores.
Así mismo, continuamos con la tarea de seguir mostrando nuestra producción literaria, con la cual nos deleitamos y a la vez le ofrecemos la oportunidad a nuestros seguidores, a que nos critiquen de tal manera que poco a poco vayamos creciendo cada día más, hasta lograr alcanzar un nivel más alto en nuestro intento de seguir publicando vivencias y experiencias cotidianas.

“Toda persona es un mundo diferente, un libro distinto, una historia que contar”.
Marino Gaviria Vargas.

“Si hubiera podido escoger en que momento haber nacido hubiera escogido un momento en que el mundo estuviera preparado para personas como yo”.
Juan Camilo Cadavìd Ramírez.

“Me gusta el paisaje del campo tanto como su gente, por que estoy enferma de amor”.
Ana Inés Valencia.

“Se desmayo, se desintegró y en la playa de azúcar y de sal, solo encontré su manta guajira”.
Paulina Gómez Correa.

“Andaba entre vanidades y cuidados; tal vez entonces, tuve muy en alto mi autoestima”.
Rosalba Gutiérrez.

“La divinidad de Dios, me empuja a darle valor a mis días y a mis pensamientos”.
Consuelo Álvarez.

“Hermoso atardecer, bellos arreboles y de repente se oscurece el día”.
Nancy Parra.

“El viajero tomó sus ilusiones, las guardó en su maleta y con ellas se marchó”.
Cristian Gaviria Rueda.

El final del nido

Dedicamos las siguientes páginas para destacar este valioso aporte de otro de nuestros asiduos colaboradores, como lo es el licenciado Señor Carlos Upegui, que tan generosamente hace que esta publicación llegue a nuestros lectores. También él hace su aporte a través de la siguiente narración.

El final del nido

Volaron tan alto como pudieron para contemplar por última vez la ciudad. Las embargaba un doble sentimiento. De un lado, sentían una sensación de libertad al saber que podían volar tan alto, tal vez hasta donde ningún hombre puede llegar sin la ayuda de los ruidosos aviones; de otro, tristeza de ver cómo se estaban acabando los espacios apropiados para vivir.
Desde el sur, como una gran serpiente, herida por las fábricas y por las casas, el río surcaba la ciudad y ya no era más un lugar habitable, ni siquiera para las más diminutas y resistentes especies. Era una locura intentar acercarse a beber un sus aguas como hacían sus antepasados.
Ya no podían esperar más. Debían tomar una decisión o acabarían muertas de asfixia. No podían seguir viviendo en Medellín. Los frondosos árboles que les brindaban la posibilidad de un hogar, estaban siendo talados para darle paso al “desarrollo”. Las tranquilas zonas verdes, poco a poco se convertían en moles de cemento. La ciudad estaba cada vez más caliente y no tenían cómo protegerse de los rayos del rechinante sol. La algarabía de los pájaros era reemplazada por el bullicio de los miles de vehículos que de forma inmisericorde contaminaban con el humo de sus motores.
Su plumaje no era vistoso. No cantaban ni emitían ningún sonido que llamara la atención. De no ser por su apacible presencia en los jardines, pasarían inadvertidas ante los ojos de los habitantes de la ciudad, ávidos de consumo y apurados por sus múltiples ocupaciones. Nunca pretendieron llamar la atención mas allá del movimiento que implica cubrir las necesidades básicas de un ave humilde y pacífica, que solo quiere tener un hogar digno y un futuro seguro para sus hijos.
Sólo tenían la capacidad de entender las conversaciones de las personas, pero de poco servía ya que escuchaban muy pocas cosas interesantes o de la incumbencia sólo de los seres humanos. Mantenían en secreto esa extraordinaria capacidad de entendimiento, ya que si los humanos se percataban de su poder, serían confinadas a vivir como esclavas en los balcones de las casas. Que seres tan extraños -comentaban- que gustos tan raros, que caprichosos, que violentos.
Con dolor habían aprendido que hay dos depredadores implacables rondando en los jardines de las casas. Por cuenta de los seres humanos y los gatos había orfandad y miseria en muchos de sus nidos. Por fortuna no pertenecían a las llamadas especies exóticas como el turpial, el sinsonte o la mirla porque correrían la suerte de quedar confinadas en jaulas hasta la muerte.
Debían actuar rápido. Advirtieron que las demás aves habían dado señales de percibir el peligro que venía. Los pocos canarios que osaban acercarse a las casas trinaban de manera diferente y se notaba una tonalidad más triste que de costumbre en su cantar. Ya se veían menos loros y guacamayas saliendo a su paseo matutino por la ciudad, y se notaba que ya no se sentían orgullosos de haber sido declarados un día como visitantes ilustres. Los pájaros carpinteros habían perdido la costumbre de trepanar los pocos árboles que quedaban. Los azulejos describían extrañas volteretas al volar, tal vez en señal de que algo andaba mal. Hacía varios días no se veía ningún colibrí chupando las flores. ¡Y es que ya ni flores había en los jardines! Por supuesto, la ciudad se estaba quedando sin pájaros. Sólo las humildes tórtolas habían esperado hasta el final para convencerse de que ya era imposible vivir más allí.
Habían oído hablar de los problemas de la ciudad cuando se acercaban con sigilo a las casas y escuchaban a las personas. Hablaban de problemas que no las afectaban directamente a ellas, pero nadie mencionaba nada sobre los extraños comportamientos de las aves.
Fueron llegando más y más tórtolas a cubrir el cielo de la ciudad hasta que fue imposible ignorar su presencia.
-¡Miren! Una bandada de tórtolas. Que raro. Las tórtolas nunca vuelan en bandadas -comentaban los habitantes al verlas- y hacían conjeturas pensando que algo muy extraño estaba pasando.
Todas las tórtolas de la ciudad se fueron uniendo hasta formar una enorme bandada que se dirigía hacia el oriente. Cruzaron la montaña y desde entonces no se ha vuelto a saber de ellas.
Nadie sabe que se hicieron. Unos dicen que se convirtieron en aves migratorias, con vistosos plumajes y hermoso trinar. Otros, que se quedaron a vivir para siempre en una región remota, tal vez más hospitalaria y propicia, donde no tuvieran que escuchar el ruido de los carros, el traqueteo de las metralletas, ni las conversaciones de las personas.
Desde entonces, por culpa de la insensatez de los hombres y la felina perversidad de los gatos, ya en Medellín no hay tórtolas que nos inspiren la paz y la tranquilidad que tanto anhelamos.

Hermanos (Marino Gaviria Vargas)

Hermanos
Marino Gaviria Vargas (paciente)

Disfrutando del cálido sol de la mañana, inocentes, jugaban los dos niños, con sus bolas de cristal al arroyuelo; una entretenida diversión que también en mi infancia, solía practicar con mis amiguitos de la cuadra y que nos hacía olvidar hasta de comer o de ir a dormir temprano, ganándonos por eso la reprensión de nuestros padres. Así los dos niñitos jugueteaban en la calle, si importarles quien pasaba por la vía; si era algún carro, una moto, un triciclo, un transeúnte, cualquier cosa, no los perturbaba nada ni nadie. Para ellos solo importaba aprovechar al máximo ese placer de divertirse, jugando sin descanso, con sus bolas, ellos solos.

No advertí nada en especial en ellos, pues los vi como dos niños comunes y corrientes jugando por la calle sin vigilancia alguna de personas mayores; únicamente ellos, entretenidos en pasar el tiempo, sin pensar en otra cosa que no fuera divertirse. A la mañana siguiente, montaban los dos en una patineta y al otro día una actividad distinta: el balón, la bicicleta; los billetes, que representaban un valor diferente, según la marca de la cajetilla de cigarrillos que se lograban reunir; o las tapas de gaseosas y en fin, tantas formas de jugar y divertirse que uno se inventaba cuando niño, para pasar más agradable y desapercibido el tiempo, de aquellos años inocentes de la infancia. Otras veces los veía caminar por las calles del barrio, haciendo algún mandado; pero siempre, siempre inseparablemente juntos. Y al día siguiente, juntos iban a la iglesia, juntos se dirigías a la escuela; iban, venías, corrían y jugaban siempre juntos. Así los vi crecer, sin separarse nunca uno del otro; pareciendo con ello, que no concebían la vida, el uno sin el otro, pues es muy raro ver a uno solo; son como “uña y carne”, no se separan por nada del mundo; son muy unidos para todo: juntos montando en una bicicleta o en la moto o compartiendo un dulce, así es como los he visto siempre desde aquel día en que por vez primera tuve la oportunidad de verlos. El tiempo fue pasando lentamente mientras los dos niños seguían creciendo en estatura, en madurez, en educación y poco a poco se iban convirtiendo en adolescentes. Me preguntaba en muchas ocasiones, porqué esa unión tan arraigada y me di cuenta después, que son un par de hermanos y que desde su cuna son excelentes amigos y confidentes; donde está el uno, siempre debe estar su hermano, se han querido tanto, que es digno de admirar esa unión tan especial, tan humana y solidaria, que siendo uno mayor que el otro, actúan cual si fueran mellizos o gemelos: sus amistades son iguales para los dos y hasta me atrevo a pensar que sus gustos son muy similares.

En mi vida, he conocido muchos hermanos que se quieren mucho, pero ningunos como estos; los he visto pelear o discutir en términos malsanos, pasando largo tiempo sin hablarse y luego se contentan, los he visto separarse sin dificultad y hacer un montón de cosas solos, uno sin el otro; pero estos, son un punto aparte, por su manera de ver la vida, de tratarse, de ayudarse, de compartir hasta el más mínimo detalle, los dos están en un mismo plan según se presente el momento; increíble es ver un par de hermanos que se quieran tanto y sin reparos ni diferencias, tanto, que cuando se pelean por algún motivo, con mucha calma y diplomacia arreglan sus problemas, que no ocurren con frecuencia y en pocos minutos siguen como si nada hubiera sucedido; solo existe el uno para el otro. Una cosa en particular sí he notado en ellos y es que el mayor, como que no se siente muy seguro, sin la presencia del menor en el lugar donde se encuentre y no me extraña mucho esa actitud del niño solo, porque en otros tiempos tuve la oportunidad de conocer a muchos hermanos que presentaban la misma particularidad, de que el mayor, siempre reclamaba la presencia del menor; nunca he podido saber a ciencia cierta cual es el motivo, pero de una cosa si estoy seguro y es, de que en su formación, siempre está el menor para apoyarlos, para secundarlos en sus travesuras, en sus trabajos y sus sueños forjadores del futuro.

He podido observar con especial admiración, que este par de hermanos, siempre están de muy buen humor mutuamente; si discuten, siempre están serenos y consientes de su proceder, casi nunca se les ve pelear; ni siquiera tratarse mal; diría yo, que son un verdadero ejemplo de imitar, un caso ecepsional de admiración: con cuanto amor se tratan; con cuanto respeto lo hacen; qué confiabilidad se demuestran mutuamente, que hasta da la impresión de que su dependencia uno de otro es tan arraigada, que de pronto llego a pensar, que al tener que asumir una separación inevitable, el sufrimiento puede causarles mucho daño. Sin embargo demuestran que su madurez es tal, que saben que el destino pronto los separará por diferentes caminos y deben asumir con entereza y sensatez, la responsabilidad que la vida les irá interponiendo en su viaje por el mundo. Compartir, de la manera tan cálida y humana, tan sincera y respetuosa, como lo hacen ellos; los dignifica, los coloca en una posición tan privilegiada que humildemente toman esa forma de vivir, como cosa tan importante en su existencia, sin que nada se interponga en su diario vivir y de compartir sus quehaceres, sus juegos y todo lo que les ha tocado vivir así tan unidos, tan solidarios y tan juntos.

Han pasado ya varios largos años desde aquel día en que los vi por vez primera y aún siguen disfrutando de la vida siempre juntos: montando en una moto, gozando de una caminata, haciendo los mandados de la casa, arreglando el ventanal de su vivienda, ayudando a sus padres en los trabajos domésticos o de la calle. Siempre he pensado que en todo lugar, en toda enseñanza, se hace saber que la paz está en el corazón de cada uno, pero también en lo que se aprende en el hogar, cosa que se refleja plenamente en el comportamiento de los hijos, en su manera de actuar en la calle con la gente, en su continuo vivir honorable y humilde, como estos dos hermanos que hoy describo, ya que siento por ellos una profunda admiración y que me parece en lo personal; son dignos de ella por su forma de actuar inseparablemente; pues, aunque tienen más hermanos mayores a quienes demuestran su amor, su respeto y amistad; ellos dos, son los que más comparten su vida juntos, sin olvidar o dejar a un lado a sus otros tres hermanos.

Sin querer extenderme mucho diré, que después del tiempo que ha pasado, sigo observando, cómo estos hermanos aún siguen unidos, conservando esa amistad que siempre los ha caracterizado, haciéndolos ver, más que hermanos como amigos y más que amigos, siempre hermanos. El tiempo sigue su marcha sin detenerse y los niños de ese entonces, ya son adolescentes. Todavía estudian y comparten sin medida, todavía traviesos en la calle, aún caminan siempre juntos, inseparables, en la mañana y en la tarde o por la noche, en todo caso, siguen diario, a cada instante, pasando siempre a estudiar al colegio, inseparables los hermanos.