Incertidumbre (Marino Gaviria V.)

Es la noche de un Sábado Septembrino. Son las doce de la noche; es una hora en la que me encuentro solo aquí en mi cuarto y mis únicos compañeros, además de un cigarrillo son: una hoja de papel y un lapicero, quienes se encargan de arrancarme del alma; de lo más profundo de mis sentimientos, lo que justamente, a ésta hora escribo. Y es que la incertidumbre que me embarga en éste instante, presintiendo las cosas más amargas y más crueles, que el destino me depara quizá, para el día de mañana.

Siento que la incertidumbre y la vida misma, se han empeñado en taladrar mi pecho, hasta llegar a hacer sangrar mi pobre corazón desecho. La incertidumbre de una carta que aún no llega, arranca desde lo más profundo de mi ser toda ilusión; me arrebata la intensión de escribir próximamente una canción de amor o de nostalgia, de emoción o de esperanza; de despecho o de confianza; ya no sé, cómo es que escribo si no me hallo, no puedo escribir, ni leer y sin embargo, insisto en intentar de nuevo, porque siento que he perdido una ilusión y cuando un hombre pierde sus ilusiones, es un hombre sin ganas de vivir. No sé que hacer. Beber para olvidar? No puedo!, sólo ahogo en el licor mis penas; pero se avivan más y más aún, cuando me pasa el efecto del trago que me embriaga y vuelven la pena y el dolor a lastimar mi pobre corazón herido.

Solamente el escribir, en esta soledad tan negra y triste, acompañada del frío y del dolor que en mí se entrañan, es un bálsamo de paz para mi alma tan herida, por querer algo imposible. Quise llorar, pero no pude; mis propios ojos se niegan a verter lágrimas. Quiero estar solo como ahora, quiero estar ahora rodeado de la gente que me quiere como siempre; no me entiendo yo mismo en éste instante, no me entiendo; lo que con tanta anhelo hoy he esperado, no llegó y me siento más solo y sin consuelo, sin amigos, ni esperanzas, sin amor.

Y... qué es amor?. Amor es querer a quien nos ama, es sufrir por quien queremos; el amor, es llorar días enteros, la ilusión de sentirnos en la vida, como algo que valemos y que somos; como seres humanos que nacemos y que al crecer, vamos sintiendo el temor de enamorarnos y perder esa inocencia que nos hizo reír y disfrutamos, pensando que la vida solamente se verá color de rosa y nunca imaginamos las espinas tan punzantes que algún día nos lastiman tan injustamente, cuando estamos más felices.

Si pudiera en éste instante, arrancarle a mis labios la sonrisa, o si pudiera al menos, hacer que mis pupilas, arrancaran de mis ojos, un lágrima:¡cuán dichoso, yo sería!, podría apagar la llama ardiente, que devora mi alma y la calcina; podría desahogarme un poco, aunque estoy solitario en mi amargura; pues no quiero beber la amarga copa , que me trae entre sus líneas, esa carta, que no recibo todavía y se avecina. Quisiera gritar desesperado, que por favor la traigan pronto, porque quiero saber su contenido, aunque la verdad, yo mismo ignoro si la quiero leer apenas llegue y permitir que ella misma acabe, con el poco de dicha que me queda.

Yo no quiero hacer sufrir a nadie con mi llanto; sólo anhelo que me llegue aquella carta, para darme por vencido para siempre o al contrario, cantar con alegría, que he triunfado con valor a la desdicha!.

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