EDITORIAL XUNDABÉ.
(Undécima Edición)
Comenzamos un nuevo año, que esperamos traiga muchas mejores cosas que el anterior, que dicho sea de paso, agradecemos de manera muy especial y fervorosa al Todopoderoso, por habernos permitido superar grandes dificultades y afrontar nuevos retos, para la superación personal. No debemos olvidar que sin Dios, nada podemos lograr por inteligentes y capaces que seamos; siempre habrá un Ser superior, que güia nuestros pasos por el mundo en busca de un mejor destino.
Así pues, al iniciar nuevamente este bello andar por el mundo de las letras, esperamos llegar a muchos de ustedes, con el mismo entusiasmo y dedicación como lo hemos venido haciendo durante los dos años anteriores; esperando que cada día tengamos nuevos lectores, y por supuesto, muchos más escritores que deseen compartir con nosotros sus escritos, para engrandecimiento de “XUNDABÉ”; taller de escritores. Los esperamos, para ser honrados con sus publicaciones inéditas, que muy seguramente encontrarán eco en todo el mundo a través de la Internet.
Si durante los años anteriores, con la poca experiencia que tenemos, pudimos sostener nuestra publicación, seguramente que con su ayuda, la seguiremos alimentando con sus escritos y sobre todo, porque con la voz de aliento que usted amigo lector, tan amablemente nos envía por medio de sus criticas y comentarios, que han sido de mucha importancia para superarnos cada día más, en el desempeño de este pasatiempo ameno y enriquecedor, como es la literatura; hemos podido llegar a encontrarnos nuevos y muy buenos amigos, que sin ser pacientes, han sabido comprender nuestro deseo de seguir viviendo por y para los demás.
Que Dios, en su infinita misericordia, nos depare un año muy productivo en materia laborar y espiritual, para que podamos continuar engrandeciendo nuestro proyecto de lecto-escritura. Compartimos con todos nuestros amigos los pacientes, sus acompañantes, sus familiares y con los nuevos alfabetizadores, la alegría de una Navidad feliz y el comienzo de un venturoso y prospero año nuevo, que deseamos nos llene de satisfacciones en lo personal, familiar y social.
¡UN FELIZ AÑO 2009. Son los deseos fervientes de su taller de escritores: “XUNDABÉ”. A la vez que les brindamos una cordial bienvenida, a los estudiantes que nos apoyarán con su servicio social estudiantil; con sus talleres, sus crónicas, sus cuentos, sus críticas, exposiciones y comentarios que serán muy útiles para nuestro aprendizaje. ¡BIENVENIDOS!
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AÑO NUEVO, VIDA NUEVA.
(Tomado de “Reflexiones”)
Empezar un año, como si fuera cualquier cosa, es una enorme torpeza. Un año de vida es un regalo demasiado grande para echarlo a perder.
¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar? Si es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás. Si al iniciar un nuevo año sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.
El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor tiempo de la vida, porque el que se proponga convertirlo en su mejor año, lo puede lograr.
El año nuevo es una oportunidad más para transformar la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto. “Quiero algo diferente, voy a comenzar bien; así será más fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año pasado no fue mi mejor año, me dejó un mal sabor. Este va a ser distinto, quiero que así sea; es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder. Tengo otra oportunidad que no voy a despreciar, porque la vida es demasiado breve”.
¿Quién es capaz de decir: “Desde hoy, desde este primer día todo será distinto? En mi hogar me voy a arrancar ese egoísmo. Que tantos males provoca; voy a estrenar un nuevo amor a mi cónyuge y a mi familia; seré mejor padre o madre. Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiar de trabajo, sino de humor. En él incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumada y llena de polvo; voy a poner un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro en mi jornada diaria. Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta, injusto. Otro estilo de vida, otra forma de ser, ¿Por qué no intentarlo?
En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas: “¿Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar de nuevo?”
Un año recién salido de las manos de Dios, es un año que aun no estrenas. ¿Qué vas a hacer con él? El año pasado ¿No te gustó?, ¿No diste la medida? Con éste ¿Qué vas a hacer? Un nuevo año recién iniciado: todo comienza, si tú quieres; todo vuelve a empezar.
Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que, aun conscientes de sus debilidades, confían y luchan por una vida mejor. Todos desean a los demás y a si mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo para ellos mismos.
COMO LIDERAR UN EQUIPO
“Aquel que conoce a otros es inteligente.
Aquel que se conoce a sí mismo es sabio”
Lao Tse.
Bien importante es saber en que condiciones nos encontramos frente al cómo liderar un grupo o equipo de trabajo. Pues bien. Para inspirar un equipo de trabajo es muy importante conocer su estilo de liderazgo y mucho más, las características del grupo que se va a dirigir, por esta razón, se han diseñado una serie de pasos concretos, para lograr una mejor comprensión e interacción con el mundo de hoy.
En la medida que se conozcan las formas de comportamiento, la forma como se piensa, se siente y se actúa ante las diferentes situaciones, mayor será la posibilidad de incidir en cada una de las personas que componen el grupo y mayor es también la forma de saber las formas en las que se debe dirigir al grupo.
No solo es conocerse, si no bien importante es también conocer el perfil de cada persona del grupo en cuestión y sus características más sobresalientes, ya que esto permitirá definir estrategias o formas de interacción más efectivas de acuerdo a las generalidades del equipo de trabajo.
Si es cierto que un grupo se debe adecuar al perfil de su líder, también es cierto que para ganar mayor autoridad y generar buena inspiración y mayor credibilidad, se debe saber cómo se puede llegar a cada una de las personas y sobre todo saber cuales son sus fortalezas y debilidades de cada uno de sus integrante, ya que será una razón suficiente que amerita el que se haga un ejercicio y se desarrolle la metodología.
Hay muchas maneras de ganar el apoyo por parte de un grupo: una puede ser los conocimientos técnicos, la capacidad de convicción, la imagen que se proyecte o el ejemplo que se de. Sin embargo existen otras maneras que podrían genera mayor impacto sobre el grupo, siempre y cuando se conozcan en buena forma, el perfil y las características definidas de las personas que conforman el equipo.
Con estos pormenores usted podrá ganar mejor apoyo, y proponer nuevas formas para una mejor comunicación, para controlar y mejorar las relaciones interpersonales, para solucionara las necesidades básicas de todos y cada uno de los integrantes.
Es pues muy importante saber que clase de grupo se quiere liderar, cuales son sus objetivos, que problemáticas va a enfrentar; de manera tal, que se precise con exactitud cuales pueden ser los métodos más adecuados para solucionar cualquier tipo de dificultades que se suelen presentar en cualquier circunstancia. Tengas en cuenta, que liderar un grupo o equipo de trabajo, requiere del concurso adecuado de su líder, en concordancia con todas las personas que conforman dicho equipo o grupo de estudio o de trabajo, cualquiera que sean sus objetivos o metas a alcanzar….
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Al iniciar el recorrido literario de éste nuevo año; es muy gratificante tener como invitado especial, a un joven estudiante del grado once de la Institución Educativa Sebastián de Belalcázar. Él es, Cristian Camilo Rojas Pérez, quien nos escribe dos cuentos en un lenguaje sencillo, fácil de entender y sobre todo muy ameno, para deleitar con ellos nuestra lectura e incentivar de paso la imaginación con que el joven escritor, expone sus temas.
Así como él comparte su obra, esperamos que muchos otros lo hagan próximamente, para tener el gusto de publicar sus sueños, sus vivencias y todo lo que tenga que ver con su creatividad intelectual. No desfallezcamos pues, en éste intento de recorrer el mundo a través de las letras y por éste medio tan difundido y actual como lo es la Internet.
Igualmente, durante todo el año invitaremos de manera muy especial a otros estudiantes, que aunque no estén haciendo su servicio social con nosotros, quieran compartir su obra literaria; por supuesto, serán bienvenidos y bienvenidas, de manera que el taller de escritores “XUNDABÉ” sirva como plataforma de lanzamientos de los nuevos grandes escritores de nuestra amada Colombia. ¡Anímate: comparte con nosotros tu talento!
¿CAE PLATA DERRETIDA?
(Cristian Camilo Rojas Pérez. Estudiante del Grado Once)
En la ciudad se rumora que los viernes salen las brujas, y por qué no, también se cumplen deseos
Pues doña Teresa aprovechó la noche; compró una vela para el dinero atraer, una muy particular, grande, verde y con 7 mechas para encender.
Doña Teresa y su esposo comenzaron a las 12:00 a.m. la encendida de la vela con la oración correspondiente:
-San Billete, sácanos de ésta ruina –dijo doña Teresa.
-Y que nos abunde la platica - respondió su esposo.
Con mucha fe observaron los devotos, pero había algo raro: un huequito en la vela, y un pequeño papel adentro que doña Teresa descubrió. Cuando en un descuido, ¡bummm!, la vela explotó.
Asustados y bañados de parafina los curiosos esposos quedaron.
¿Esta será la señal del dinero? No lo sé. Lo que sí es seguro, es que hasta las 2:00 a.m. se rieron a carcajadas de su estupidez.
Con la casa llena de humo, aburridos, sonrientes y con una papeleta que explotó en su cuarto, doña Teresa, es la hora que aún espera sus billetes.
LA LLORONA DEL SIGLO XXI.
(Cristian Camilo Rojas Pérez. Estudiante del Grado Once)
Viernes en la mañana, Elisa, madre de tres hijos, bañaba el más pequeño en la bañera. Mientras jugaba con el bebé, los otros dos hijos se encontraban en la habitación posterior, cuando de repente,, Elisa escuchó un grito muy fuerte de un niño que lloraba.
En ese momento, José, su otro hijo, entró al baño empapado de sangre y llorando. Elisa impactada al ver que José estaba desnudo y con sangre en sus genitales le puso una manta para detener la hemorragia y de inmediato se dirigió a su vehículo. En el corredor, camino al coche, su hoja tenía unas tijeras con sangre; ¡ella había cortado el miembro de su hermano! La madre desesperada y conmocionada subió al carro, y en su desespero por arrancar escuchó un golpe detrás, bajó a ver lo que sucedía, y amarga sorpresa, su hija quien había herido a su hermano yacía en el suelo inconsciente. Elisa la montó al vehículo junto con su otro hijo, y recordó que el bebé estaba solo estaba en la bañera, fue por él y amarga sorpresa, el bebé se había ahogado en la bañera.
Elisa fue juzgada y culpada por la muerte de sus tres hijos, siendo inocente pagó su condena. En la cárcel unas reclusas la asesinaron y cuentan que en las noches se escuchan los llantos de una mujer, que se ha convertido en la leyenda de La Llorona del siglo XXI.
LA NOCHE CASI PERFECTA.
(Steveen González Hoyos. Bachiller 2008)
Eran poco más de las siete de la noche. Me encontraba revisando mis viejos discos hasta que encontré una balada que le encantaba a ella. Por eso decidí llamarla. Hablamos durante dieciséis minutos. De pronto me dijo que me amaba. Yo le respondí: -tú y yo, sólo amigos- Se lo dije porque todavía tenía las citarices de lo que me hizo cuatro meses atrás, y yo trataba de convencerme a mí mismo que no extrañaba sus labios, su cabello, su cuerpo, y lo que hacíamos en la enfermería. Pero terminó convenciéndome. Así decidimos encontrarnos en mi casa. Y sólo cinco minutos después de que entró, la tenía atrapada entre mis brazos, y le besé hasta la sombra. Mientras acariciaba dulcemente su cintura, mientras ella me frotaba, sabíamos que pasaría lo inevitable. Así que dejamos que las prendas se cayeran. Fue algo tan maravilloso que en medio de la confusión ninguno supo quién era de quién. En medio de la acción nos volvimos uno solo, como si hubiese un hilo invisible que cuando se rompe se siente una soledad absoluta.
Entonces, en medio de su orgasmo fingido, me desperté en mi alcoba, con un disco en la mano, la balada sonando y ella revoloteando en mi cabeza.
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Por iniciativa de uno de nuestros participantes al taller de escritores; paciente de cáncer de próstata, a quien le llama muchísimo la atención le literatura y ésta ligada a las matemáticas; hoy comenzamos un articulo bien importante en nuestra nueva edición, que tiene que ver mucho con recordar de donde y cómo surgió esta ciencia tan fundamental de los números. A don Adolfo Vásquez, le agradecemos su decisión de contribuir con esta página; por lo tanto le aceptamos gustosos su sugerencia, y por eso hoy, publicamos sus primeras entregas que según él, son tomadas del algebra de Baldor, que hemos conocido siempre, pero que hemos olvidado mucho.
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Medir y contar, fueron las primeras actividades matemáticas del hombre primitivo. Haciendo marcas en los troncos de los árboles lograban estos primeros pueblos, la medición del tiempo y el conteo del número de animales que poseían; así surgió la Aritmética. El origen del Algebra es posterior. Pasaron cientos de siglos para que el hombre alcanzara el concepto abstracto del número, base indispensable para la formación de la ciencia algebraica.
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En Egipto, maravilloso pueblo de faraones y pirámides, encontramos los primeros vestigios del desarrollo de una ciencia matemática. Sus exigencias vitales, sujetas a las periódicas inundaciones del Nilo, los llevaron a perfeccionar la Aritmética y la Geometría. En el papiro de Rhind, debido al escriba Ahmer, el más valioso y antiguo documento matemático que existe, se presentan entre múltiples problemas, soluciones de ecuaciones de segundo grado.
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No ha sido sino recientemente que se ha puesto de manifiesto la enorme contribución de los Caldeos, Sirios y Babilonios al acervo matemático de la humanidad. En tablillas descifradas hace muy poco tiempo, figuran operaciones algebraicas con ecuaciones de segundo grado y tablas de potencia, que requieren de un dominio de la matemática elemental, pero no supone esto que los Caldeos fueran una concepción abstracta de las matemáticas.
DESPOJOS
(Paulina Gómez C. paciente)
Me teñí el cabello de rojo para seducirte.
Pinté turquesa la niña de mis ojos.
Bisturí y láser vienen para convencerte.
que mis ilusiones será, bellos despojos.
En tallas menores acomodé mi figura.
Corsés, pantimedias, encajes hermosos,
embellecen en asfixiante premura,
la esperanza de encuentros amorosos.
En mis uñas de pies y manos,
Pinté corazones rojos en blanco fondo,
Para cuando nos acariciemos,
el mensaje de amor te llegue pronto.
Para ti, luchas y pensamientos:
danzarina, gimnasta de spa me convertí.
Odalisca de sensuales movimientos,
de tintineantes aderezos me volví.
A países orientales viajé,
recetas afrodisíacas aprendí,
mi voz con ajenjo afiné,
sopas tomé de yagué, canela y benjuí.
Cuando al fin se dio el encuentro,
perfumes, aromas y ansiedades,
desde lejos y cerca miran tristes,
como apasionados besas a tu amante.
De Lina C. Puerta; transcribimos esta bella carta dirigida a su familia y que fue enviada días antes de la publicación del libro, que se hizo en homenaje al cumpleaños de la escritora del poema anterior.
Florida. EE. UU.
No pierdo la costumbre de despertarme al amanecer,, hoy no me volví a dormir, me levanté a escribir.
Pensé en Cata mi hija, sumé seis horas a mi tiempo y traté de adivinar su actividad matutina…
Luego me trasladé a Medellín y visualicé a mi madre haciendo su rutina de ejercicios de respiración. Recordé que el próximo mes celebra sus setenta años y se me ocurrió un regalo original: publicar sus escritos. Llamé a mi gran amigo y cómplice: Carlos Pérez, padre de mi hija, quien me ofreció todo su apoyo sin reparos.
Hablé con mi hermano mayor y juntos definimos los detalles del libro e invitamos a Hernán Arango para escribir el prólogo.
Ofrezco disculpas a mi madre si dejamos por fuera algunos de sus escritos favoritos
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De los hermanos Gallo Restrepo ( Oscar- Guillo y Luís Antonio -Mincho), traemos a la memoria, sus únicos poemas vuelto canciones, que compusieran en su corto paso la Tuna Nuevos Horizontes del barrio Castilla, y que muy generosamente compartieron con nosotros en su paso luego por el taller de escritores. A ellos, les agradecemos su compromiso con la vida, con su familia y con sus amistades que han cultivado de manera ejemplar. Reciban entonces, este pequeño, pero merecido homenaje, de quienes los admiramos profundamente….Siempre los tendremos presentes.
ERAS MI AMIGO.
(Luís Antonio Gallo Restrepo)
Eras mi amigo y yo te apreciaba
mi afán era verte y hablar sinceramente.
A cada instante, hablamos de tantas cosas,
no conocías ni sabías del amor
que yo guardaba, para aquella que yo amaba;
así conociste a la dueña de mi amor.
Eras mi amigo y yo te contaba
lo que pasaba aquí en mi corazón
me estremecía, cuando me mirabas
y te contaba las cosas del amor.
Pero aquél día, en que yo no esperaba,
en un momento hablamos de los dos,
en un abrazo, sentimos la alegría
de ser amigos, nosotros: tú y yo.
A PESAR MIO.
(Oscar Gallo Restrepo)
Es imposible; que cuando más ansío,
el vínculo correr de mis quimeras,
más de mí, tu recuerdo se apodera
y te busco y te sigo y te quiero a pesar mío
y te busco y te sigo y te adoro a pesar mío.....
Ya eres dueña de mi amor,
mas sin embargo, tiembla
tu pupila traicionera, cuando se posa
para inflamar la hoguera
donde la culpa de adorarte espío,
y te busco y te sigo y te quiero a pesar mío….
Si de tus ojos, la esperanza imploro,
tu hermosura y mi pasión deploro,
no sé si al contemplar tu orgullo;
si vivir repitiendo que te adoro
o hacerte imaginar; imaginar que te desprecio......
PEQUEÑO FRANCISCANO.
(Marino Gaviria Vargas. Paciente)
A primeras horas del domingo como tengo acostumbrado, me dirigí una vez más al templo parroquial, a participar de la santa misa para dar gracias a Dios por la vida y continuar pidiéndole bendiciones en favor propio y de los míos.
Durante muchos años, estuve acostumbrado a ver los monaguillos en el altar, revestidos con los ornamentos del color de los del celebrante. En mis tiempos infantiles, éstos oficios de monaguillo o acólitos que llamábamos, solo era permitido a los hombres; generalmente estudiantes, que después de haber recibido su primera comunión, se enamoraban de los diversos quehaceres religiosos de su parroquia y permanecían durante muchos años desempeñándose como: lectores, coristas, campanilleros e incluso los más mayorcitos y experimentados, en muchos casos, llegaron a ejercer como sacristán encargado y hasta permanentes de un templo. Hoy día este mismo oficio, puede ser desempeñado por niñas que demuestran con devoción y dedicación, que pueden hacerlo tan bien como los hombres; prestando una valiosa ayuda al sacerdote de turno, en la celebración; no importando el número de ellos.
Llegué un día del Señor al templo del barrio, que es casi siempre; donde comúnmente asisto a misa. En solemne procesión, salen de la sacristía los monaguillos en dirección al altar y por supuesto, el celebrante cierra la fila, éstos, se colocan al lado y lado del altar mayor, mientras el sacerdote da inicio a la Eucaristía, con el saludo correspondiente al Altísimo y a la concurrencia; luego, los infantes toman su posición respectiva, desde el mayor hasta el menor, de acuerdo a lo que cada uno debe hacer.
Hay uno en particular que me llama mucho la atención, la razón: es el más humilde y devoto de todos, es el que con todo el fervor que amerita la ocasión, se dispone, junto con el sacerdote a ofrecer el sacrificio, dando la impresión que está realmente convencido de su participación como ayudante; luciendo su túnica pulcra e impecable, de acuerdo al color requerido según sea la festividad que se conmemore; levanta su mirada brevemente hacia el cielo para santiguarse; luego, con sus manos delicada y devotamente entrelazadas contra su pecho, su cabeza levemente inclinada, ofrece a Dios su oración personal, cuando el celebrante invita a los feligreses a colocar ante el Señor las peticiones.
El joven monaguillo, de unos escasos 14 años tal vez, con su actuación ferviente y silenciosa, me devuelve en el tiempo, a mis primeros años de la escuela; cuando anhelaba durante mucho tiempo llegar a un altar como colaborador en el templo y luego pasar al seminario, pero nunca me fue posible, ya que en aquella época, no faltó quien me aseguraba que allí tan sólo podía entrar quien verdaderamente tuviera la firme vocación de ser ordenado como Clérigo; pues, era menester que los padres de familia se encargaran de hacer peticiones ante el párroco de turno, para lograr el puesto de acólito; no tuve quien hablara por mí; quizá, esa fue mi primera frustración sufrida en la infancia. No sé porqué, sentí tanta admiración por aquél jovencito, que a su corta edad y siendo ya estudiante del colegio, sabe cómo agradecer a Dios: su ser y su existencia. Sé también, que es un joven respetuoso, colaborador en todo y con todos, responsable y cumplidor con sus tareas; solidario, con gran sentido de pertenencia; tan buen elemento, que ha llegado a ocupar el cargo de representante de grupo en su institución. Lo vi dar sus primeros pasos, en una familia humilde de un barrio popular de la ciudad; sin muchos recursos, pero con dignidad admirable, que le han valido el respeto y cariño de sus amigos, compañeros de estudio y directivos del colegio a donde se dirige con alegría; esperando siempre ser mejor y aprovechando al máximo la oportunidad que le da la vida para seguir adelante, cultivándose como ser humano, como persona con disposición de lograr sus sueños.
Un domingo; de los primeros del año; volví al templo acostumbrado y a la hora señalada, comenzó la procesión de monaguillos hacia el altar; vestían el color verde de la festividad conmemorada en ese día del llamado tiempo Litúrgico Ordinario y al final de la fila, antes del sacerdote, uno de ellos, llevaba vestido el hábito de San Francisco de Asís. Supuse que era un adelantado seminarista, que asistía como esporádico colaborador en la celebración; pues, como lo vi subir las gradas con suma reverencia y recogimiento, de espaldas hacia mí, no advertí de quien se trataba. Con gran admiración y sorpresa indescriptible, cuando llegó al sitio indicado, haciendo la venia ante el Sagrario y que se dio vuelta al publico, me enteré que se trataba de aquel jovencito, estudiante del colegio, del cual no sé su nombre, pero que revivió en mí un sueño de mi infancia, que no pude cumplir. No sabría decir la razón de aquel hábito en ese momento, tan devotamente llevado en la ocasión; que me hizo sentir nostalgia, por el recuerdo de mi primera ilusión frustrada. La misma que marcó el comienzo de muchos desengaños en mis intenciones de ser un hombre ilustrado. Ese recuerdo y la presencia de aquel jovencito en el altar, hicieron brotar una emocionante lágrima en mis ojos. ¡Que dicha tan grande hubiera sido para mí, el haber podido vivir esa experiencia en mi época infantil; cuando uno siempre sueña probar en varias cosas, para definir con el tiempo, que es lo que verdaderamente buscamos para ser útiles y alcanzar la felicidad tan anhelada con nuestras propias aspiraciones.
Con esto que estaba observando en el momento, llegaron a mi memoria, las historias de los dos más jóvenes santos de nuestra iglesia, en diferentes épocas: Santo Domingo Sabio y San Pancracio, que a muy temprana edad, ya tenían claro que su misión era servir sólo a Dios con toda alma y corazón; por eso llegaron a la canonización en sus tiempos, para seguir siendo venerados por el mundo Católico, como excelentes patronos de la juventud, dignos de imitar.
Aquí, comienzo a imaginar en mi silencio, cual puede ser el futuro del joven Franciscano: ¡Con qué fervor, participa de la misa! ¡Con qué humildad, se encarga de presentar en el misal, las lecturas correspondientes que el sacerdote debe hacer durante el oficio! ¡Con qué devoción, acerca el agua al celebrante, antes del ofertorio! Es digno de toda mi admiración y respeto. Su actuación durante la ceremonia religiosa, puedo decir, sin temor a equivocarme: que es sencillamente humilde, silenciosa y santa. Tal vez, Dios, le tenga reservado un puesto muy especial en el mundo; quizás en la vida religiosa y clerical.
En aquél momento de la consagración, el más solemne de la misa; creí muy conveniente elevar al Padre Eterno, una plegaria por el celebrante, por mi hermano Sacerdote; que ejerce lejos de ésta ciudad y por supuesto, por el niño Franciscano; para que su devoción crezca cada día fervorosa y firme; una más por que el Señor me de larga vida y me conceda la dicha de ver a ese joven monaguillo, que hoy me inspira a escribir con profunda emoción e inmensa alegría, éstas líneas; adelantar en sus estudios, para verlo convertido en un gran hombre en su carrera; cualquiera que sea, y un día, cuando ya sea un profesional; recordarle –si es que no lo es- que un domingo, en su infancia, fue él, con su bondadosa actitud, que revestido de monaguillo con el hábito del Santo, me conmovió verdaderamente y que por esa causa, yo me atreví, con todo el respeto que de mí se merece, a llamarlo: “El pequeño Franciscano”.
FRAILECITO FRANCISCANO.
(Marino Gaviria Vargas. Paciente)
Estudiante del colegio, de aquéste querido barrio,
a la misa los domingos, va el pequeño franciscano;
un humilde adolescente, con respeto y sin malicia
quien ayuda al padre en turno, los domingos en la misa.
Cual sería mi sorpresa, cuando vi quien era el niño,
que con hábito de fraile, compartía el pan y el vino;
y ofrece a Dios oraciones, por toda la concurrencia:
por los pobres, los enfermos y quienes conforman la iglesia.
Del pequeño frailecito, no sé su nombre de pila,
con devoción y humildad es quien siempre, cierra la fila;
al dirigirse al altar meditando y silencioso,
siente que su alma vuela, al cielo llena de gozo.
Es el cielo, que en la tierra, desde ya se está labrando
con humildad y obediencia, su corazón, va buscando;
siendo alegre sin reserva, simpático y amigable,
luce siempre puro, tierno, con su hábito impecable.
Y es que lo porta orgulloso, con respeto y devoción,
cuando para la santa misa, entra la procesión;
no me canso de admirar, en él, su valor humano,
adolescente estudiante: Frailecito, Franciscano….!
Esperamos pues, que los nuevos alfabetizadores, otros estudiantes y nuevos pacientes o acompañantes, continúen enviándonos sus escritos, sugerencias o comentarios que muy seguramente seran de gran ayuda a nuestro querer superarnos y contribuir con la recuperación de otros pacientes que tanta falta les hace un buen acompañamiento.
Nuestro mas ferviente deseo es que la vida siga siendo lo mas amable posible, para todos y cada uno de quienes conformamos el grupo de escritores, junto a nuestros familiares y acompañantes, apoyados de manera ejemplar y desinteresada de los jóvenes estudiantes que prestan su servicio social.
Sabemos de su gran esfuerzo por contribuir con nuestra causa. Conocemos el sacrificio que estos hacen por hacernos pasar ratos muy agradables y sencillamente maravillosos, en bien de una superación definitiva que tanta falta nos hace.
A todos y todas: un gracias de todo corazón; porque nuevamente recordamos, que: “EL DOLOR NO ES EL AZOTE DE DIOS QUE NOS CASTIGA; ES LA MANO DE DIOS QUE NOS REDIME”………….. Roberto Muñoz Londoño. Poeta y político Colombiano.
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