EDITORIAL XUNDABÉ
(Sexta edición)
“EL DOLOR, NO ES EL AZOTE DE DIOS QUE NOS CASTIGA; ES LA MANO DE DIOS, QUE NOS REDIME”.
Es la frase que desde nuestros comienzos hemos adoptado como lección propia; para entender y dar a conocer nuestra condición de seres humanos expuestos a todo tipo de sufrimiento por las enfermedades que podamos contraer; pero también con la certeza de que Dios nunca nos ha abandonado.
Roberto Muñoz Londoño: poeta y político Colombiano; en su bello poema “EL DOLOR” describe magistralmente un sinnúmero de dolores que se le presentan a la humanidad desde el comienzo de la existencia; esto es, desde la creación y que se van sucediendo día a día, en todos los tiempos de manera física o espiritualmente, hasta llegar a nuestra actualidad.
Comienza el poeta haciendo un corto epígrafe, con el cual dedica su obra a toda la humanidad. Nadie queda por fuera de su texto, ya que de alguna manera, todo ser viviente ha experimentado su propio dolor; quien más, quien menos, pero todos lo hemos vivido en un momento determinado. Sin embargo, el creador del universo, en su infinita bondad, siempre estará pendiente de nuestra condición humana y frágil.
Adán y Eva en el paraíso, sintieron el primer dolor de la raza humana, cuando por una desobediencia, perdieron la felicidad que se les había concedido; luego el hombre desde que nace hasta que muere, tiene un porque tener que sufrir su pena. Y aunque se hable del tormento, la vida es una y hay que saberla aprovechar al máximo, aún con el sufrimiento de una dolencia o enfermedad, porque ahí, está nuestra superación personal y el ejemplo que estamos llamados a enseñar a aquellos que teniéndolo todo, no saben que la salud, es la mayor riqueza de la que se pueda disfrutar, pasando los bienes materiales a un segundo plano, sin desconocer su importancia en la vida del hombre.
No es el dinero o el saber lo que nos hace libres; es la manera de superar el dolor, lo que nos hace sabios, fuertes y verdaderamente nos enseña a ser humildes y solidarios con los demás, para aligerar una carga que en algún momento de la vida nos agobia el corazón y oprime el alma.
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Sea esta la ocasión, para expresarle a nuestros lectores, que para celebrar el día del idioma: hemos escogido una serie de frases que han surgido en nuestro grupo de escritores. Con ellas, demostramos una vez más, que nos asiste un ferviente deseo de salir adelante y por consiguiente de enseñar a otros que a pesar de las dificultades, vale la pena vivir. Pues, a partir de éstas frases, cada uno de los asistentes al taller, han escrito diversidad de cuentos, para agrado de los lectores.
Así mismo, continuamos con la tarea de seguir mostrando nuestra producción literaria, con la cual nos deleitamos y a la vez le ofrecemos la oportunidad a nuestros seguidores, a que nos critiquen de tal manera que poco a poco vayamos creciendo cada día más, hasta lograr alcanzar un nivel más alto en nuestro intento de seguir publicando vivencias y experiencias cotidianas.
“Toda persona es un mundo diferente, un libro distinto, una historia que contar”.
Marino Gaviria Vargas.
“Si hubiera podido escoger en que momento haber nacido hubiera escogido un momento en que el mundo estuviera preparado para personas como yo”.
Juan Camilo Cadavìd Ramírez.
“Me gusta el paisaje del campo tanto como su gente, por que estoy enferma de amor”.
Ana Inés Valencia.
“Se desmayo, se desintegró y en la playa de azúcar y de sal, solo encontré su manta guajira”.
Paulina Gómez Correa.
“Andaba entre vanidades y cuidados; tal vez entonces, tuve muy en alto mi autoestima”.
Rosalba Gutiérrez.
“La divinidad de Dios, me empuja a darle valor a mis días y a mis pensamientos”.
Consuelo Álvarez.
“Hermoso atardecer, bellos arreboles y de repente se oscurece el día”.
Nancy Parra.
“El viajero tomó sus ilusiones, las guardó en su maleta y con ellas se marchó”.
Cristian Gaviria Rueda.
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Como un homenaje a su terruño y al río que circunda un pueblo prospero y hermoso, el prolífico escritor Marino Gaviria, escribe temas importantes como los poemas siguientes, hechos con amor y sobre todo, gratitud al pueblo que lo vio crecer y en el que durante su infancia y gran parte de su adolescencia aprendió a querer, por que en él, conoció sus primeras letras; por lo que hace de esas bellas tierras, un verdadero caudal de inspiración.
Más adelante, otros de sus temas inspirados en el amor y la incertidumbre, de un cariño sin retribución o correspondencia como todos un día quisimos, cuando entregamos el corazón a quien queremos con amor profundo. Nos hace sentir un sinnúmero de sentimientos que hacen pensar en el desengaño y otros tropiezos que nos presenta el amor no correspondido. En éste mes del idioma, resaltamos unos temas más, del maestro y fundador de “XUNDABÉ”; taller de escritores.
He aquí sus temas:
CALLECITAS DEL RECUERDO.
Callecitas de mi pueblo,
que me vieron recorrer,
cuando muy tierno en mi infancia,
yo comenzaba a crecer.....
Callecitas de mi pueblo,
cómo extraño su vaivén
que se mecen con el viento
y un poquito del querer.....
En cada calle una esquina,
en cada esquina un amor,
un amor que se ha perdido
con el tic tac del reloj,
Cómo extraño aquellas calles
con asfalto en su espesor,
callecitas que recuerdo,
pues allí dejé un amor.....
Calles que yo voy cruzando,
mirando a su alrededor
las casitas ya muy viejas,
con un recuerdo de amor,
Callecitas de mi pueblo,
las extraño al caminar,
si puedo volver a ellas,
podría volver a amar.....
A L P E N D E R I S C O
Sobre una inmensa llanura empradizada,
Majestuoso serpentea el Penderisco,
el río más hermoso de Colombia,
como si naciera en el mismo Paraíso.
Allí, se levanta arrogante un pueblo
de gentes de pujante raza,
con casas coloniales en sus calles,
un cabildo y la iglesia en una plaza.
Es “Urrao” así se llama por ventura,
el paraíso escondido de Colombia,
así lo llamó el general Uribe Uribe,
así lo confirma hoy, la historia.
San Carlos de la Isleta, fue primero,
cundo el Cacique Toné, allí vivía,
cuando a ese valle inundado por un lago,
lo vigilaban los indios, desde el alto La Florida.
Después vino una borrasca sorprendente
y abrió por el norte, una gran brecha
y vació el lago y secó el valle,
lo que fue Xundabé, por esa fecha.
Xundabé; aquél que es nido de tórtolas,
el que fue defendido por las tribus,
hoy lo recuerdan el teatro y una calle,
lo mismo que al Toné: la Escuela, el Circo.
Majestuoso el Penderisco se desliza,
por el valle circundado de montañas,
sus afluentes: el Pabón, el río Urrao,
lo hacen crecer con sorprendente maña.
Es silencioso y manso el Penderisco,
y aunque enfurece, respeta al cementerio
formando una gran hoz con la colina,
donde a los muertos, da el adiós postrero.
Y al pié del Peseta, hay una peña,
a la cual le dedican mil leyendas,
pero el río silencioso en su carrera,
esos mitos y cuentos, él se lleva
RECUERDOS DEL PASADO
Volver a recorrer las viejas calles
del pueblo que me dio su libertad,
es despertar de un sueño tan profundo,
es revivir, recuerdos de bondad.
Llegar a la estación de aquella infancia,
do compartía mis dichas y tristezas,
es recorrer los sitio donde entonces,
dejé grabadas las ilusiones nuevas.
Es compartir contigo mi pasado,
allá en el pueblo, donde niño, me críe,
cantando alegre, ¡rato inolvidable!
es despertar del sueño que forjé.
Después de recorrer, aquellas calles,
llorando de dolor en el silencio
en que se encuentra aquel hermoso pueblo,
cambiado por doquier, casi del todo.
Hoy es llorar, llorar la larga ausencia
de haber pasado allí, alegres momentos,
es recordar las dichas que se fueron
y que nunca volverán a renacer.
Ya solitario, me encuentro en éste valle,
donde murieron las dichas que ayer fueron,
hoy todo acaba, el silencio de la noche
y solo yo: de recuerdos también muero.
TIERRA DE ENSUEÑOS
Ya me voy acercando a mi tierra,
a la que hace unos días dejé,
ya me voy acercando a mi tierra
y siento quererla hoy más que ayer.
Allí en casa, mi madre me espera,
más no piensa que hoy volveré,
mis amigos tampoco lo saben,
mañana en la tarde, los saludaré.
A mi tierra querida de ensueños
con gran dicha me voy acercando,
mis amigos, mi madre me esperan,
más no saben que ya voy llegando.
Con inmensa alegría, hoy regreso
a mi tierra querida de ensueños,
mis amigos ¡oh! madre querida,
qué alegría saber que muy pronto,
todos juntos, muy feliz nos veremos.
A M A N D O T E
Vuelvo a escribir de nuevo, para decirte que te quiero y recordarte que sin ti me muero; que cada vez que te encuentro en mi camino, te quiero más, con una intensidad tan grande, que controlar no puedo, porque me faltan fuerzas para hacerlo y sin embargo cada vez estas más lejos; así me lo demuestras, quizás, sin tú quererlo y yo estoy que me consumo en el dolor de haber perdido lo que tanto quiero, que quise alguna vez con sentimiento, que quiero todavía, aunque no debo. Tú no me quieres?. No lo creo! Tal vez, como antes, no, pero me quieres. Yo te espero, aunque esta espera, cada día sea más larga y sienta más remoto tu regreso; yo te espero, te espero aunque no debo; tal vez nunca vuelvas según creo, pero tengo aquí dentro de mí la llama ardiente, que aunque no la veas, yo la siento que me quema y me consume con denuedo; porque es tanto el amor que por ti siento, que arrancarte de mi vida ya no quiero, pues me resisto a quererlo y aunque puedo, yo no quiero perder esa esperanza, que por más imposible que parezca, estoy casi seguro que algún día sin quererlo vida mía, esa llama sigue ardiendo y diciéndome por siempre que yo debo esperar a que regreses, pues para mí, es casi imposible que yo pierda esa esperanza, que cada día renace y se acrecienta más y más anhelo con afán vuestro regreso.
Revivir aquellas noches, sería hermoso!, tanto anhelo tu regreso; que estoy dispuesto a rendir mi vida entera, para que sientas tal deseo y que tú quieras, y si así fuera, te prometo que te haría tan feliz, así lo creo, pues espero que tú sientas lo que siento, cuando estamos juntando nuestros cuerpos y olvidando así tristes recuerdos, pero viviendo intensamente aquél momento: el momento esperado y feliz de tu regreso, que me haría sentir de nuevo, la llama ardiente que encendiste alguna vez y llevo dentro.
Con un beso, me entregaste aquella vez algo muy bello. Después, en varias noches se repite y cada vez que me besabas con deseo, había un no sé qué de algo tan bello, pues con cada beso que me dabas, hacías que creciera cada día más, ese recuerdo. Cual recuerdo?. El recuerdo de aquél día de verano tan intenso, cuando por primera vez, yo te veía exhibiendo tu delgado cuerpo; aquel día, es muy difícil de olvidar; más lo recuerdo. Era ya muy tarde y yo apenas sí miraba tu silueta, reflejada en el cristal de un doble espejo, de ese espejo brillante de tus ojos, que expresaban sin decirlo:
“te deseo” y tus labios dibujaban la sonrisa que parecía decirme en el momento: no me mires con tristeza; eres mi dueño. Desde aquél día feliz nació en mi pecho, un pequeño capullo que floreció más luego, que duró tanto tiempo y con tus besos, cada día era más grande y más frondoso, ya que tú, esa flor la cultivabas con empeño; pero otro día, vida mía, de repente marchitó sin yo quererlo.
Después, aquella flor renació luego, volviste a transportarme a ese hermoso jardín: el de tus besos, entonces esa flor antes marchita volvió luego a revivir y a mostrar en sus pétalos frondosos, el amor que volvía a regresar de nuevo. Pero después, al cabo de algún tiempo, esa flor volvió y se marchitó de nuevo y esta vez, parece que se muere para siempre y yo no quiero; además, para cuidarla por si vuelves, yo la sigo regando y la cultivo con recuerdos; con recuerdos tuyos, por supuesto y aún se tiene en pie por si regresas, por si de pronto tú, vuelves a mirarla con amor intenso.
Quisiera suplicarte que regreses, pero debo dejar que tú decidas, si curar o engrandecer la herida, que has dejado en mí, desde aquél día, en que te fuiste de mi lado y me dejaste; quisiera pedirte y te lo pido: que aunque estés muy lejos no me olvides; más, por mi parte, siempre estás muy cerca, estás dentro de mí, aquí en mi mente, en mi recuerdo tu imagen tierna y cariñosa tiene vida!.
D E S E O S
Contigo quiero desahogarme un poco y es por eso que te estoy escribiendo esto: tú sabes que desde hace mucho tiempo, he querido hablarte de mis sentimientos hacia ti, ya que aparte de ser una simple amistad, he llegado a quererte mucho más de lo que tú te imaginas y lo más interesante últimamente, es que he llegado a desearte tanto, que siempre estoy pensando en ti y la verdad, es que hasta sueño contigo muchas veces.
Por favor: no desconfíes de mí por lo que más quieras, pues bien sabes que únicamente puedo tan solo desear, tenerte junto a mí por un instante (cosa que yo veo imposible, porque tu manera de ser no te lo permite y yo te concedo toda la razón; por equivocarme de ese modo); amarte, bien sabes que no puedo, porque sería imposible por parte de los dos. Contigo, quiero dialogar continuamente, pues, aparte de decirte lo que significas para mí, me siento muy bien al darme cuenta de que al menos tienes tiempo para escucharme, para ayudarme y lo más importante de todo es, que así contribuyes en gran parte a mi poca felicidad.
Te agradezco de todo corazón, el que al menos quieras escucharme. Tal vez, eso contribuya y no lo dudo ni un momento, a estrechar entre nosotros, cada vez más, los lazos de amistad que hasta hoy nos han unido gratamente; además, quiero llegar a quererte en la forma que tú quieres que te quiera; así lo espero y no quiero llegar a defraudarte nunca, porque tampoco quiero que tú llegues a odiarme, porque entonces sería yo quien me odiaría a mí mismo, de solo pensar que he perdido la última amistad que ahora me queda, con la cual, mis tristes penas y desengaños de la vida, se han tornado un poco más llevaderos unos y menos trágicos y amargos otros.
Ahora déjame decirte esto: me agrada tu compañía, me hace mucha falta tu presencia, deseo seguir siendo siempre tu amigo, necesito dialogar siempre contigo y si no podemos compartir nuestros cuerpos, como yo lo quisiera, pues, por lo menos, permíteme que compartamos nuestra alegría, nuestro dolor, nuestras penas; el triunfo, la derrota y todo lo demás, que la vida nos ofrezca.
Además, concédeme también que en tu ausencia, yo pueda estar siempre presente en tu recuerdo; pues bien sabes tú, que aunque estés lejos, siempre estarás conmigo en mi recuerdo, en todo momento, en todo lugar voy a verte y a sentirte en todas las cosas que tengo de ti, ya que la ternura y la sinceridad con la que me has regalado siquiera una tarjeta y las frases que me dices siempre, resuenan en mis oídos, cuando por mi dura culpa, tienes que reprocharme o corregirme en algo.
No quiero molestarte, ni mucho menos ofenderte; tan solo quiero que conserves éstas líneas, como un testimonio, el más fiel de mi cariño y de la simpatía y la ternura que me inspiras.
Te pido lo mejor del mundo: no me reproches por desearte tanto, ni tampoco por quererte así tan demasiado. No me odies ni me detestes por querer estar siempre contigo; no me guardes rencor o indiferencia por nada del mundo y entre todo esto, lo mejor que puedo decirte es, que no me niegues nunca tu amistad, ni me deprecies por ningún motivo; ya sabes que no quiero que nuestra amistad termine, como termina un velero, cuando se hunde en alta mar, sin dejar ni siquiera alguna huella que dé testimonio de su naufragio fatal y misterioso; yo no quiero naufragar así contigo, perdiendo con ello ese maravilloso y valioso tesoro de tu linda amistad, pues para mí, tú significas más de lo que crees y yo quiero conservarte siempre, aunque para lograrlo, tenga que hacer hasta lo indecible.
Permíteme siquiera que te mire de cerca, que pueda escuchar tu voz a cada instante, que te siga contando mis secretos y decirte con la sinceridad de mi alma, que mi meta más próxima y hermosa, por encima de todo: sigues siendo tú!
Y si un día me pides que me calle, que no siga diciéndote mis cosas y que me guarde para mí, mis sentimientos; ten presente que desde lo más profundo de mi ser, te seguiré repitiendo, aunque en silencio: “te deseo”.
Por último: quiero agradecerte todo lo que en buena hora has hecho por mí, el que me hables, me escuches y me entiendas. De verdad, que te doy las gracias más sinceras, por brindarme sin reparos de tu parte, la más maravillosa amistad.
I N C E R T I D U M B R E
Es la noche de un Sábado Septembrino. Son las doce de la noche; es una hora en la que me encuentro solo aquí en mi cuarto y mis únicos compañeros, además de un cigarrillo son: una hoja de papel y un lapicero, quienes se encargan de arrancarme del alma; de lo más profundo de mis sentimientos, lo que justamente, a ésta hora escribo. Y es que la incertidumbre que me embarga en éste instante, presintiendo las cosas más amargas y más crueles, que el destino me depara quizá, para el día de mañana.
Siento que la incertidumbre y la vida misma, se han empeñado en taladrar mi pecho, hasta llegar a hacer sangrar mi pobre corazón desecho. La incertidumbre de una carta que aún no llega, arranca desde lo más profundo de mi ser toda ilusión; me arrebata la intensión de escribir próximamente una canción de amor o de nostalgia, de emoción o de esperanza; de despecho o de confianza; ya no sé, cómo es que escribo si no me hallo, no puedo escribir, ni leer y sin embargo, insisto en intentar de nuevo, porque siento que he perdido una ilusión y cuando un hombre pierde sus ilusiones, es un hombre sin ganas de vivir. No sé que hacer. Beber para olvidar? No puedo!, sólo ahogo en el licor mis penas; pero se avivan más y más aún, cuando me pasa el efecto del trago que me embriaga y vuelven la pena y el dolor a lastimar mi pobre corazón herido.
Solamente el escribir, en esta soledad tan negra y triste, acompañada del frío y del dolor que en mí se entrañan, es un bálsamo de paz para mi alma tan herida, por querer algo imposible. Quise llorar, pero no pude; mis propios ojos se niegan a verter lágrimas. Quiero estar solo como ahora, quiero estar ahora rodeado de la gente que me quiere como siempre; no me entiendo yo mismo en éste instante, no me entiendo; lo que con tanta anhelo hoy he esperado, no llegó y me siento más solo y sin consuelo, sin amigos, ni esperanzas, sin amor.
Y... qué es amor?. Amor es querer a quien nos ama, es sufrir por quien queremos; el amor, es llorar días enteros, la ilusión de sentirnos en la vida, como algo que valemos y que somos; como seres humanos que nacemos y que al crecer, vamos sintiendo el temor de enamorarnos y perder esa inocencia que nos hizo reír y disfrutamos, pensando que la vida solamente se verá color de rosa y nunca imaginamos las espinas tan punzantes que algún día nos lastiman tan injustamente, cuando estamos más felices.
Si pudiera en éste instante, arrancarle a mis labios la sonrisa, o si pudiera al menos, hacer que mis pupilas, arrancaran de mis ojos, un lágrima:¡cuán dichoso, yo sería!, podría apagar la llama ardiente, que devora mi alma y la calcina; podría desahogarme un poco, aunque estoy solitario en mi amargura; pues no quiero beber la amarga copa , que me trae entre sus líneas, esa carta, que no recibo todavía y se avecina. Quisiera gritar desesperado, que por favor la traigan pronto, porque quiero saber su contenido, aunque la verdad, yo mismo ignoro si la quiero leer apenas llegue y permitir que ella misma acabe, con el poco de dicha que me queda.
Yo no quiero hacer sufrir a nadie con mi llanto; sólo anhelo que me llegue aquella carta, para darme por vencido para siempre o al contrario, cantar con alegría, que he triunfado con valor a la desdicha!.
A M O R N U E V O
Siento la necesidad inmensa de contarte, lo que ayer me sucedió con mi nuevo amor. Tuve la oportunidad de pasar la primera noche entre sus brazos, pero todo fue como lo presentía y para mí, siendo una cosa de la cual pocas veces me arrepiento, en éste caso fue todo tan distinto, que siempre estaré arrepentido de haber llegado un día a conocerle, como yo le conocí.
Debo decirte todo lo que sucedió la pasada noche, para que tú trates de entender el dolor que sufro de repente, que mi alma siente y que mi corazón, no podrá aguantar, pero no por eso quiero molestarte, ni rogarte que vuelvas a mi lado, porque estoy seguro de que no podré convencerte y solamente tú, pudiste tomar tan cruel determinación, que ha hecho perder en mi vida una ilusión.
Voy a contarte pues, lo que me ha pasado con mi nuevo y mal amor. Todo comenzó cuando le vi llegar, después de haberte despedido tú de mí: “hasta mañana” y ya no creía, que ese amor vendría. Pues bien; le vi llegar, entrar hasta mi cuarto y esperar; allí, me concedió su primer beso, un beso frío, que daba la impresión de ser tan muerto, como una lápida fatal, que cubre en una tumba, aquel amor que un día fuera para nosotros algo hermoso. Fue un beso yerto, sin sabor, sin amor y sin deseo; pero tuve la impresión de que fuera el solo miedo, que causa el encontrar un amor nuevo, que no permite entregarse por completo, a quien por primera vez, no sea su dueño.
Compréndeme por favor que todo aquello para mí, fue pasajero; fue una noche espantosa y sin deseos. Tal vez, aquél amor, quería para mí cosas muy buenas, pero no pudo complacerme, no lo pudo; fui insatisfecho; no me dejaba acariciar su pecho, no me permitía que besara sus mejillas ni su pelo; no me acariciaba, únicamente se limitaba a dejarme recorrer todo su cuerpo, tan frío, sin calor sin movimiento.
Era como estar en una roca, que por más fuerza que se haga no se mueve, solamente permite que se toque y se de vuelta alrededor de ella, pero no deja de ser fría y así sin movimiento, no se puede satisfacer con ella algún deseo.
Te pido por favor que me perdones, pues no quiero molestarte con todo esto, apenas sí quiero que lo sepas todo, para poderte pedir que no me abandones por completo y me permitas, si tú quieres, que esté cerca para conservar siquiera tu amistad por siempre, para que me ayudes y me acompañes y me alivies el dolor que llevo dentro; no por culpa tuya; sino por mí que no me entiendo; pero tu, que has llegado a conocerme como quiero, puedes ayudarme a jamás volver a pensar en un amor nuevo, que resulte ser así, como este que te cuento, que solo dejan decepción y descontento, porque no saben entregarse por entero, como tu amor que para mí fue tan sincero y aunque no quieras yo lo llevo dentro, porque fue, lo que en tantos años había soñado tener, que tuve y ya no tengo.
Perdóname otra vez, pero no puedo dejar de pensar en ti un momento y recordar las horas que se fueron, que dejaron en mí, un grato recuerdo, de algo que se pierde en el invierno de mis lágrimas amargas del despecho; las que me hicieron renacer un día, aquella flor de amor que en mi alma se moría y que solo tú, con tu mirada la volvías y creció con tu amor, con tus caricias, pero ahora parece marchitar de nuevo; pues te repito: con ese amor que tengo nuevo, no florecen la alegría ni el deseo de un vivir intenso; seguir con ese amor nuevo, no puedo; es como estar con un barco en la tormenta, que tratando de guiar no se maneja, porque las olas que sacuden la marea, no permite al timonel: lo mueva y el naufragio fatal de aquel barco es indecible; pues bien; eso mismo a mí me pasa y me siento naufragar entre sus brazos, que en vez de dar amor, dan un zarpazo, de una fiera sin domar que no hace caso; tan solo tú, mi amor: ¡puedes lograrlo!.
Marino Gaviria Vargas. (Paciente)
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Agradecemos el comentario que tan amablemente nos hace el licenciado Jaime Sánchez Betancur; quien fuera rector de la Institución Educativa: Sebastián de Belalcázar y que ahora rige los destinos de la Institución Educativa: Ciro Mendía de la ciudad de Medellín. En él, nos expresa la satisfacción con que se puede leer un cuento, una anécdota, una reflexión, un poema o una simple frase escrita por nuestros asistentes a XUNDABÉ, Taller de escritores. Así mismo esperamos que otros lectores nos escriban sus comentarios, ya que con ellos sabremos como superarnos cada día más. Gracias pues, a don Jaime, del cual, trascribimos con orgullo su comentario que a la letra dice:
“Que bello trabajo el que tienen con el taller, eso alivia el alma y cura toda enfermedad. Todos los trabajos están muy buenos. Hay que empezar a soñar con la publicación.
En Yo Conmigo, Marino deja sentir su sensibilidad en su narración por una escritura depurada y viva. Deja claro que somos invisibles en este mundo lleno de canto rodado y cemento.
Sutilmente nos fija criterios para hacernos visibles, bellamente visibles. Yo conmigo es de estas historias que mezcla la realidad con la fantasía, una fantasía que toca con la meditación y la gloria, elementos difíciles de reconocer por Occidente. Bien por esa.
Para felicitar también el acróstico de Martha Lucia, tiene madera literaria. Me imagino que así como se describe así es. Besos y Abrazos.
Hay que felicitar al Instituto de Cancerológia por este trabajo tan interesante con sus pacientes.
Atentamente: Jaimetas
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A continuación, publicamos un bello ensayo sobre ese noble y gran sentimiento, que es el amor; el cual, ha escrito por una niña acompañante de pacientes del taller de escritores, ella es: Carolina Gaviria Rueda, que hoy, nos colabora con su aporte para el grupo, y que por medio de ésta página queremos dar a conocer, par que otras personas sigan su ejemplo y no tema enviarnos su aporte por medio de nuestro ya divulgado correo electrónico: texundabe@hotmail.com.
A M O R
Es un sentimiento que nos ase reír, sufrir, soñar, disfrutar, en fin, cuando llegamos a experimentar el verdadero significado de esta palabra, comprendemos que la vida vale la pena disfrutarla al lado de una gran persona que nos sabrá valorar y apoyar en cada momento en que lo necesitamos. ¿Quién ha existido en la tierra que no se halla enamorado?, es posible concebir un mundo donde todas las personas se olviden de lo que sienten, se priven de la libertad de ser seres humanos que se apasionan, se alegran y ven en cada circunstancia que se les presenta una oportunidad mas para ser feliz con sus semejantes.
Gracias al amor nos damos cuenta que por él somos capaces de hacer cualquier cosa, que además nos produce alegría saber que a pesar de las distancias o inconvenientes, siempre tendremos a alguien que nos esperará y desea volver a vernos para hablar de tantas, cosas que son imposibles de olvidar, por el importante significado afectivo que representan.
Es verdad que la vida es una mezcla de sueños e ilusiones, tropiezos y derrotas, tristeza y gozo, también es un castillo de arena que puede derrumbarse en cualquier momento; Sin embargo cuando somos valientes y tenemos una razón tan poderosa como el cariño de alguien para luchar por lo que queremos, podemos obtener hasta lo imposible; ya que el cuerpo embejese y el tiempo pasa, pero nuestros sentimientos siempre permanecerán en el alma.
“El amor tiene algo de fulminante e instantáneo, es decir, algo que lo inscribe como fenómeno en el campo imaginario y por eso la fascinación que desata, pero también es cierto, que él, puede registrarse en el orden simbólico y propiciar así, que su experiencia no se disuelva en el instante, sino, que se construya como historia, caso en el cual, la muerte no operará en el amor como la romántica ideal de la disolución en la nada, sino como lo que permite la superación y el cambio. Por eso, si el amor es instante, también puede ser historia; si es éxtasis, también puede ser construcción de una compañía constructiva; si es fusión, también puede ser logro incesante de una identidad propia. Digo: puede ser, porque también, dependiendo de la relación concreta en que se inscriba, puede no ser, y entonces el amor queda reducido a esa imagen romántica del abrazo, en la que se funden los amantes…” (González Restrepo Carlos Mario. Feria de Ilusiones. Revista Universidad de Antioquia, No. 234)
Todas las personas pensamos que amar significa absorber al otro, o simplemente recibir y dar besos, lo cierto es que olvidamos que no podemos obligar a nadie a que satisfaga nuestras necesidades; a sea lo que queremos que sea; a que haga lo que queremos que haga; a que responda como desearíamos que respondiera o a que sienta lo que pensamos que debería sentir. Admitamos que ésta palabra, va mucho más lejos de cualquier definición que pueda darle un ser humano; esto se evidencia en que muchos sabemos que es el amor; sin embargo resulta muy difícil describirlo. Es por esta razón, que alcanzamos a comprender la complejidad de éste sentimiento que puede llevar a un hombre a la desgracia o por el contrario, hacerlo feliz.
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Por ultimo, dedicamos las siguientes páginas para destacar este valioso aporte de otro de nuestros asiduos colaboradores, como lo es el licenciado Señor Carlos Upegui, que tan generosamente hace que esta publicación llegue a nuestros lectores. También él hace su aporte a través de la siguiente narración.
El final del nido
Volaron tan alto como pudieron para contemplar por última vez la ciudad. Las embargaba un doble sentimiento. De un lado, sentían una sensación de libertad al saber que podían volar tan alto, tal vez hasta donde ningún hombre puede llegar sin la ayuda de los ruidosos aviones; de otro, tristeza de ver cómo se estaban acabando los espacios apropiados para vivir.
Desde el sur, como una gran serpiente, herida por las fábricas y por las casas, el río surcaba la ciudad y ya no era más un lugar habitable, ni siquiera para las más diminutas y resistentes especies. Era una locura intentar acercarse a beber un sus aguas como hacían sus antepasados.
Ya no podían esperar más. Debían tomar una decisión o acabarían muertas de asfixia. No podían seguir viviendo en Medellín. Los frondosos árboles que les brindaban la posibilidad de un hogar, estaban siendo talados para darle paso al “desarrollo”. Las tranquilas zonas verdes, poco a poco se convertían en moles de cemento. La ciudad estaba cada vez más caliente y no tenían cómo protegerse de los rayos del rechinante sol. La algarabía de los pájaros era reemplazada por el bullicio de los miles de vehículos que de forma inmisericorde contaminaban con el humo de sus motores.
Su plumaje no era vistoso. No cantaban ni emitían ningún sonido que llamara la atención. De no ser por su apacible presencia en los jardines, pasarían inadvertidas ante los ojos de los habitantes de la ciudad, ávidos de consumo y apurados por sus múltiples ocupaciones. Nunca pretendieron llamar la atención mas allá del movimiento que implica cubrir las necesidades básicas de un ave humilde y pacífica, que solo quiere tener un hogar digno y un futuro seguro para sus hijos.
Sólo tenían la capacidad de entender las conversaciones de las personas, pero de poco servía ya que escuchaban muy pocas cosas interesantes o de la incumbencia sólo de los seres humanos. Mantenían en secreto esa extraordinaria capacidad de entendimiento, ya que si los humanos se percataban de su poder, serían confinadas a vivir como esclavas en los balcones de las casas. Que seres tan extraños -comentaban- que gustos tan raros, que caprichosos, que violentos.
Con dolor habían aprendido que hay dos depredadores implacables rondando en los jardines de las casas. Por cuenta de los seres humanos y los gatos había orfandad y miseria en muchos de sus nidos. Por fortuna no pertenecían a las llamadas especies exóticas como el turpial, el sinsonte o la mirla porque correrían la suerte de quedar confinadas en jaulas hasta la muerte.
Debían actuar rápido. Advirtieron que las demás aves habían dado señales de percibir el peligro que venía. Los pocos canarios que osaban acercarse a las casas trinaban de manera diferente y se notaba una tonalidad más triste que de costumbre en su cantar. Ya se veían menos loros y guacamayas saliendo a su paseo matutino por la ciudad, y se notaba que ya no se sentían orgullosos de haber sido declarados un día como visitantes ilustres. Los pájaros carpinteros habían perdido la costumbre de trepanar los pocos árboles que quedaban. Los azulejos describían extrañas volteretas al volar, tal vez en señal de que algo andaba mal. Hacía varios días no se veía ningún colibrí chupando las flores. ¡Y es que ya ni flores había en los jardines! Por supuesto, la ciudad se estaba quedando sin pájaros. Sólo las humildes tórtolas habían esperado hasta el final para convencerse de que ya era imposible vivir más allí.
Habían oído hablar de los problemas de la ciudad cuando se acercaban con sigilo a las casas y escuchaban a las personas. Hablaban de problemas que no las afectaban directamente a ellas, pero nadie mencionaba nada sobre los extraños comportamientos de las aves.
Fueron llegando más y más tórtolas a cubrir el cielo de la ciudad hasta que fue imposible ignorar su presencia.
-¡Miren! Una bandada de tórtolas. Que raro. Las tórtolas nunca vuelan en bandadas -comentaban los habitantes al verlas- y hacían conjeturas pensando que algo muy extraño estaba pasando.
Todas las tórtolas de la ciudad se fueron uniendo hasta formar una enorme bandada que se dirigía hacia el oriente. Cruzaron la montaña y desde entonces no se ha vuelto a saber de ellas.
Nadie sabe que se hicieron. Unos dicen que se convirtieron en aves migratorias, con vistosos plumajes y hermoso trinar. Otros, que se quedaron a vivir para siempre en una región remota, tal vez más hospitalaria y propicia, donde no tuvieran que escuchar el ruido de los carros, el traqueteo de las metralletas, ni las conversaciones de las personas.
Desde entonces, por culpa de la insensatez de los hombres y la felina perversidad de los gatos, ya en Medellín no hay tórtolas que nos inspiren la paz y la tranquilidad que tanto anhelamos.
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